Hans Behr

Perú, país joven: Potencia integradora (I)

“El Perú como muchos lo sabrán, siempre ha sido un país periférico y ha estado definido por la dependencia de los grandes cambios mundiales tanto en el aspecto político como económico”

El fenómeno de las migraciones internas en el Perú se ha constituido en las últimas décadas en un factor de análisis determinante en la configuración general del país, presentando características que en la actualidad permiten para la investigación académica definir a la sociedad en el propio aspecto social, económico y quizás en la reconfiguración de una nueva cultura popular urbana.

Las migraciones internas en la sociedad peruana siempre van a estar asociadas con los cambios operados en su estructura productiva, particularmente, en sus sectores claves, relacionados con los modelos de desarrollo primario-exportador, de industrialización y neoliberal. Ya en las primeras décadas del siglo XX las migraciones a las grandes ciudades y especialmente a Lima se dan dentro un proceso modernizador donde se busca diversificar la economía en la urbe. 

Tratando de definir etapas de migración y perfilando en parte al migrante podemos advertir que los primeros grupos de migrantes pertenecían a los sectores medios y altos provincianos quienes venían a estudiar, trabajar o residir definitivamente en la capital por negocios ya establecidos. Luego la composición social de los migrantes cambia, existe un origen popular y campesino, articulándose de diferentes formas a la economía urbana y el perfil del peruano que migra va cambiando. Algo muy recurrente en la actualidad es notar un descenso de la población propiamente rural, el ida y retorno social, es muy común. Característica a tomar en cuenta social, económica y quizás hasta políticamente.

El Perú como muchos lo sabrán, siempre ha sido un país periférico y ha estado definido como tal, por lo general, por la dependencia de los grandes cambios mundiales tanto en el aspecto político como económico. Dichos cambios en gran parte han motivado las grandes movilizaciones humanas internas en el país, ya sea por las apuestas de industrialización en América latina que tocó al Perú, como por los efectos de las franquicias y privatizaciones que trajo la mundialización luego de las determinaciones económicas de una apuesta y ensayo por el libre mercado.

El Perú un país históricamente separado por una muralla natural de grandes montañas y nevados llamada la cordillera de los andes, comenzó a comunicarse y a reconocerse, quizás motivados por los grandes cambios que se daban en el mundo y con las migraciones del campo a las ciudades, se comienzan a generar los encuentros culturales y a construir una nueva cultura popular peruana. Atrás comienza a quedar esa separación y se presentan y se reconocen los dos perúes, parafraseando a Jose Matos Mar, antropólogo visionario de estos cambios. A raíz de todo este hecho comienza una nueva “tempestad en los andes” que llega a dominar y a reconfigurar el país por completo, Valcárcel tenía razón. La república peruana comienza desde la segunda mitad del siglo pasado a reconocerse y a integrarse, muchas veces, quizás todas las veces con discriminaciones y frustraciones propias de los encuentros culturales y la tara de la dominación social y económica que a veces se entiende erróneamente como racismo. Lima y las grandes ciudades, repito, se reconfiguran. Pero esto es historia inmediata, en pocos años históricos sucede lo que se comenta.

El resultado lo vemos ahora, a 22 años de este nuevo siglo y considerando lo resumido, el Perú es un país todavía en construcción, un país joven, un Perú que solo tiene casi 80 años de encuentros y construcciones sociales y económicas y este fenómeno es positivo. Permite pensar un nuevo Perú, permite establecer los cambios en todos los rubros de atención y necesidad, tanto en el tema social, en el cultural como también en el económico, en lo político la lectura pasa por una revisión de lo que se quiere como país y no como isla. Pasará mucho tiempo para lograr la madurez que nos permita salir de la periferia.

Y en el terreno del emprendedor esta historia resumida es la base para entender su resiliencia, sus éxitos y las estrategias que llevan al nuevo poblador del Perú a caracterizarse como un empresario en potencia, ya lo hemos comentado en anteriores artículos, si se han leído lo recordaran.

Por tanto, el emprendedor peruano es joven, y aún es parte de una historia por construir, espero no sea lejano el día en se llegará a hablar de los mercados internos diferenciados a nivel de regiones, las exportaciones peruanas productos de las innovaciones que las regiones permitirán, los grandes socios pendulares de la comunidad, flujos financieros internos regionales, apuestas desconcentradas, es decir, el emprendedor peruano tiene mucho por hacer. Y así tener la fuerza para convivir y competir con las otras culturas que la globalización en el siglo de las migraciones, genera. Convivencia pura.

Al reducirse la migración interna, se acrecienta la venida de extranjeros y con ello el reconocimiento de otras culturas. Pues bienvenidas.

Tags:

Economía, Emprendimiento, Innovación, Migración

Mas artículos del autor:

"Un fenómeno social generador de oportunidades"
"Rutas Productivas: Misterio de Capital (II)"
"Rutas Productivas: Una necesidad (I)"
x