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Dyango: La voz del alma

"La voz de Dyango es una de las más reconocibles del amplio catálogo de baladistas hispanoamericanos que nos legaron las exquisitas décadas de los años sesenta y setenta, un registro amplio capaz de alcanzar notas altísimas..."

Ahora que se acerca el Día de San Valentín, esa celebración de origen religioso que antes emocionaba a los más jóvenes que hacían planes para hacer algo especial con sus primeros amores y hoy es lamentable pretexto -por lo menos en nuestro país- para hacerle publicidad a hostales, vender lencerías y brebajes afrodisíacos, promover “choques-y-fugas” y diseñar memes sobre cómo engañar sin ser descubierto, quiero recordar a una de las voces más importantes de la canción romántica en nuestro idioma, un cantante de polendas que, en el mejor momento de su carrera, estuvo entre los más grandes junto a José José, Nino Bravo, José Luis Rodríguez, Camilo Sesto y Raphael.

La voz de Dyango es una de las más reconocibles del amplio catálogo de baladistas hispanoamericanos que nos legaron las exquisitas décadas de los años sesenta y setenta, un registro amplio capaz de alcanzar notas altísimas sin recurrir -o haciéndolo muy de vez en cuando- al falsete y con una tonalidad rasposa característica, una ronquera que nos hace recordar a cantantes tan disímiles como Rod Stewart o Camarón de la Isla. Nacido en Barcelona en 1940 -va a cumplir 83 años este mes de marzo-, José Gómez Romero adoptó como nombre artístico el de un célebre músico belga y gitano, guitarrista de jazz, cambiándole la “j” por la “y”. Me refiero, por supuesto, a Django Reinhardt (1910-1943).

Conocido por sus canciones ultra románticas, Dyango es lo que podríamos llamar un músico completo. Estudió en el Conservatorio de Música de Barcelona durante su juventud, de donde salió entrenado para componer, orquestar, tocar violín y trompeta, además de desarrollar un profundo gusto y conocimiento del jazz. Sus inicios como cantante no los dedicó a la balada sino al tango, género que cultivó a lo largo de toda su carrera con maestría, al punto que en Argentina lo consideraron el mejor cantante extranjero de su música bandera, con interpretaciones notables de himnos porteños como Uno o El día que me quieras. También tenía mucho apego a los boleros y los valses peruanos. De hecho, Dyango fue uno de los primeros grandes baladistas que tradujo a este género dos clásicos de nuestra música: Alma, corazón y vida (1975) y Ódiame (1977), con una fina orquestación y una interpretación vocal vibrante y emotiva.

Sus primeras grabaciones lo muestran como un intérprete versátil, adaptando al español éxitos de pop-rock, de artistas como la banda californiana The Turtles (Cae la lluvia), los Bee Gees (Recuerdos de amor) o Stevie Wonder (Por una vez en mi vida). En su disco debut, titulado simplemente Dyango (RCA, 1969) figuran dos de sus canciones más conocidas, en clave nuevaolera, Lejos de los ojos -influenciado por el Venecia sin ti de Aznavour- y Ausencia, que reactualizaría años después. En 1970, mientras vivía en Buenos Aires, participó en una película llamada El mundo es de los jóvenes, en la que compartió roles con Susana Giménez y Ginamaría Hidalgo. De aquel álbum destacan los dúos Yo no sé vivir y El mundo es de los jóvenes, junto a la recordada soprano argentina. 

Pero es en 1975 que Dyango conoce el éxito en toda Hispanoamérica, con su quinto álbum oficial, Alma, corazón y vida. En ese disco, además de la mencionada adaptación del vals criollo compuesto por el piurano Adrián Flores Albán, destaca Cuando quieras, donde quieras, versión en español de una balada escrita por los italianos Ciro Dammicco (música) y Alberto Salerno (letra), que es toda una declaración de intenso amor romántico que, en los ochenta, cuando muchos la escuchamos por primera vez, pasaba como una propuesta atrevida y hoy suena sugerente pero bastante pueril y elegante. En realidad, era una época de canciones con temas para adultos que se filtraban a oídos de niños y adolescentes sin degradar su camino hacia el descubrimiento del amor y sus diferentes situaciones o consecuencias -piensen, por ejemplo, en Piel de ángel (Camilo Sesto, 1976) o Perdidos en París (José Luis Rodríguez, 1984)-, como sí lo hacen actualmente las paparruchadas de Bad Bunny o Shakira.

Además, ese LP contiene extraordinarias lecturas del bolero Caminemos y el tango Nostalgia, que se convertiría en uno de los temas más solicitados en sus recitales (ver esta versión en el Festival de Viña del Mar, 1985). Y, como extraña cereza del pastel, incluyó Muchacha (Ojos de papel), la tierna y sensual viñeta acústica que Luis Alberto “El Flaco” Spinetta compusiera y grabara con su primera banda Almendra, allá por 1969. Toda una sorpresa para los amantes de los inicios del rock en español. Spinetta cantado por Dyango, una delicia para el alma y el oído, parafraseando a Sabina. Sus siguientes discos -Si yo fuera él (1976), que contiene los temas El primer beso y Si yo fuera él -ganadora del Festival de Benidorm (España) de ese año-; y Contigo en la distancia (1977), donde rinde tributo a Latinoamérica interpretando boleros, valses, rancheras y tangos lo pusieron, literalmente, en la cima de los crooners en nuestro idioma.

Los años ochenta fueron de consolidación y sucesivos éxitos comerciales. ¿Quién no recuerda, por ejemplo, aquel trío con los argentinos Pimpinela, Por ese hombre? La canción, incluida en el quinto LP de los hermanos Galán (Lucía y Joaquín, 1985), fue una de las más escuchadas esa década. Antes de eso, Dyango publicó el álbum La radio (1980), que contiene, además del tema-título -un homenaje a las emisoras musicales que acompañaban a la gente en tiempos difíciles- dos canciones emblemáticas de su repertorio, Hoy he empezado a quererte otra vez y Querer y perder.

En 1983 llegaría Bienvenido al club, disco que trajo otras dos buenas canciones, Hay algo en ella y Por volverte a ver, ideal para aquellas amores frustrados por la separación. Todos estos temas fueron escritos por Ray Girado, nombre artístico del reconocido compositor español Rafael Gil Domínguez (1947-2015), también autor de El primer beso o Para que no me olvides, éxito setentero de Lorenzo Santamaría que Dyango también grabara en su disco Corazón de bolero (1990). Al año siguiente, la canción Corazón mágico del LP … Al fin solos! (1984) se convirtió en un nuevo triunfo para el barcelonés, quizás la canción por la que más se le recuerda hasta ahora, una de las que “no puedo dejar de cantar en cada país que visito”. Sus últimos hits radiales en esa década fueron Esa mujer (1985) y El que más te ha querido (1989), bolero compuesto por la cubana Concha Valdés.

Pero, además de la música, Dyango tiene otras dos pasiones: el fútbol y la política. Como buen catalán, el cantante se declara “culé” -apelativo con el que se conoce a los hinchas del Barça- a muerte. De hecho, su relación con el club azulgrana es tan cercana que compuso y grabó una canción para el equipo, titulado Som més que un club (2004), en catalán. Incluso, Dyango contó hace algunos años que, mientras vivía en Argentina en los setenta, vio a un jovencito de 16 años jugar maravillosamente y llamó de inmediato a los directivos del Barcelona, para que lo contrataran y lo adoptaran pensando en el futuro. Era Diego Armando Maradona. Sin embargo, no aceptaron porque no querían “hacerse de un desconocido por poco que costara”. Años después, tras la revelación de “El Pibe” en el Mundial de España ’82, el Barcelona FC tuvo que pagar 1,200 millones de pesetas por el pase del argentino. Dyango y Maradona fueron grandes amigos.

En cuanto a la política, el cantante ha sido uno de los activistas más consecuentes del independentismo catalán, aunque en la actualidad reconoce que eso lo verán posiblemente sus nietos, pero él no. Ha grabado varios discos en ese idioma -En català (1982), Per a la meva gent (1984), Quan l’amor és tan gran (1997), El pare (2004)- y, como lo hacen también otros cantautores nacidos en Cataluña como Lluís Llach o Joan Manuel Serrat, Dyango defiende la autonomía y el orgullo de su origen cada vez que tiene ocasión. En el LP Per a la meva gent incluye una versión de la tierna balada Paraules d’amor (Palabras de amor), de su paisano Serrat. Y, en su perfil de Twitter, el intérprete se describe de la siguiente manera: “Músic, cantant i català” (“Músico, cantante y catalán”) y acompaña su imagen con el característico lazo amarillo que identifica a los separatistas. 

Sin embargo, por delante de todo está la música. A partir de los noventa, la carrera de Dyango se mantuvo vigente por todo lo producido en las décadas anteriores, con recitales por toda Hispanoamérica y los Estados Unidos. Álbumes como Morir de amor (1993), donde entona, el clásico bolero Espérame en el cielo a dúo con otra artista europea enamorada de nuestras músicas, la cantante griega Nana Mouskouri -donde nos hace recordar a Demis Roussos-; o los discos de covers Himnos al amor (2001), A ti (2003) e Íntimamente (2005), lo trajeron de regreso interpretando canciones de sus colegas Charles Aznavour, José José, Julio Iglesias, Roberto Carlos, Edith Piaf, entre muchos otros. En los últimos años ha grabado discos de boleros, tangos, rancheras y hasta un homenaje a Andalucía, Coplas (2008), con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Bratislava. En el 2018, luego de anunciar su retiro de los escenarios por problemas de salud hasta en dos ocasiones -algo que no cumplió, por supuesto- recibió el Premio Grammy Latino a la Excelencia Musical. 

Más de cuarenta discos después, Dyango sigue conquistando escenarios con el poder de su voz. En octubre del 2022 llenó dos fechas en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, Argentina, país que siempre lo ha recibido con brazos abiertos. Y sus aportes a la música se extendieron a través de dos de sus hijos, Marcos Llunas (el apellido es de su madre) y Jordi. se hizo muy conocido en los noventa con canciones como Sentir, Para reconquistarte o Eres mi debilidad y grabó en el 2012 un disco homenaje con once canciones de su famoso padre, titulado A la voz del alma. Y Jordi, el menor, saltó a la fama en 1997 con un buen disco de composiciones propias del cual se popularizó la canción Desesperadamente enamorado. Por otro lado, sus nietos Izán y Axel destacaron como actores en la serie de Netflix sobre Luis Miguel (2018-2021), a quien Dyango le dio clases de canto cuando era niño. “A mí también me gustaría una serie sobre mi vida”, dijo Dyango recientemente. “Me gustaría que alguien piense en mí”. 

PST-DATA: Al cierre de esta columna, se publicó el deceso del compositor, pianista y arreglista Burt Bacharach, a los 94 años, un caballero que dedicó su vida a ensalzar la música pop con canciones que las nuevas generaciones jamás tendrán el placer de reconocer. Más sobre él, la próxima semana…

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