Juan Carlos Tafur

Podemos perder el país

“Se requiere reciedumbre en estos tiempos. Si no, vamos a perder el país. Castillo lo destruirá y lo dejará en bandeja para que el 2026 Antauro Humala ya sea el broche final del descalabro de la democracia peruana”

No se debe soslayar el inmenso perjuicio que le está generando el malhadado gobierno de Pedro Castillo al país. La destrucción de la administración pública y el enquistamiento de fórmulas de corrupción a todo nivel, van a producir una necrosis del Estado que luego, electoralmente hablando, va a servir de combustible para nuevos disruptivos radicales que, inclusive, podrían cosechar mayor éxito que el que tuvo Castillo (ganar la presidencia y encima obtener mayoría congresal).

 

La derecha y el centro se están confiando tontamente en que el desprestigio del régimen hará que en las próximas elecciones, el electorado se vuelque masivamente a favor de alguna candidatura de su perfil. No funcionan así las cosas en la política. El ánimo antiestablishment es la mayor fuerza política del país y paradójicamente, el desastre de Castillo abona en su favor, no en su contra. Es necesario, por ello, actuar con energía y sentido de oportunidad para contrarrestar la narrativa perversa del oficialismo (“los medios, el Congreso y los empresarios son los culpables de la crisis que vivimos”) y el desplome del Estado que está perpetrando.

Son contados los políticos de oposición que ejercen un activismo cotidiano para enfrentar este escenario (recién, felizmente, parecen haber reaccionado luego del brulote presidencial del referéndum constitucional). Es la prensa, fundamentalmente, la que supervigila y controla de alguna manera los desmanes gubernativos (y por ello los ataques y amenazas que provienen permanentemente del Ejecutivo contra el periodismo y su ejercicio de fiscalización). Los empresarios brillan por su silencio “estratégico”, sin percatarse de la ofensiva que se cierne en su contra.

El deterioro va a ser gradual, pero sostenido, sin reversión posible. Cada día que pasa, centenares de funcionarios y profesionales del sector público son echados o se apartan por las corruptelas que se enseñorean en su ámbito de acción. El sector privado ya en muchos sectores carece de interlocutores calificados. Castillo y Cerrón están en su garbanzal. Así ha manejado la izquierda los gobiernos regionales corruptos que se han conocido y están repitiendo la fórmula a nivel nacional.

 

Se requiere reciedumbre en estos tiempos. Si no, vamos a perder el país. Castillo lo destruirá y lo dejará en bandeja para que el 2026 Antauro Humala sea el broche final del descalabro de la democracia peruana y de la parcial economía de mercado que, a pesar de sus deficiencias, ha logrado éxitos notables en las últimas décadas. Si eso ocurre, el país que hemos conocido, por un buen tiempo difícilmente lo volveremos a ver.

 

-La del estribo: con soberbias actuaciones de Alberto Isola, Ricardo Santistevan, Ricardo Velásquez y Américo Zúñiga, con la acertada dirección de Mateo Chiarella, se pone sobre las tablas la magnífica obra del autor catalán Pau Miró, Jugadores. Se da, felizmente, a sala llena en el entrañable Teatro Ricardo Blume. Entradas en Teleticket. Ha vuelto el buen teatro al país.

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Asamblea Constituyente, Gobierno

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