Juan Carlos Tafur

Democracia sin Estado eficiente, no sirve

¿Cómo no va a haber malestar ciudadano o sensación de anomia y marginalidad, si aquello que se entiende son servicios básicos de calidad de vida mínimos en una sociedad que se precie de tal, simplemente funcionan mal o no existen?

Tenemos suficientes recursos fiscales para brindar mejores servicios públicos, ha dicho con razón en la última CADE el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde. Y por no haberlos es que la gente está descontenta, ha insistido.

El problema es que ello ocurre desde hace treinta años. Desde que el gobierno de Fujimori reformó la Sunat (en 1990, el índice de evasión en el IGV y en el impuesto a la renta superaba el 90%) y la recaudación fiscal creció como la espuma, el Perú es un país capaz de tener una mejor salud y educación públicas, y, además, gozar de relativa seguridad ciudadana, al nivel de los países del mismo nivel de desarrollo, al menos.

Pero eso no ocurre. Nuestra salud es una calamidad, la educación pública sigue siendo un desastre, a pesar de la relativa mejoría por las reformas emprendidas los últimos lustros, y la seguridad ciudadana es de niveles subsaharianos.

¿Cómo no va a haber malestar ciudadano o sensación de anomia y marginalidad, si aquello que se entiende son servicios básicos de calidad de vida mínimos en una sociedad que se precie de tal, simplemente funcionan mal o no existen? Es imposible sostener un cierto nivel de normalidad democrática mientras el Estado falle en sus servicios esenciales.

Por eso es que no debería sorprender a nadie que recurrentemente aparezcan en el firmamento electoral, antisistemas radicales, cuyo único mérito es estar contra el establishment y prometer patear el tablero y poner todo de cabeza. ¿Qué tienen que perder las grandes mayorías del país, que ven a sus familiares morirse porque no los atienden en los hospitales, a sus hijos frustrados por haber recibido una educación de cuarto nivel, o a sus viviendas asediadas por delincuentes que los asaltan todos los días?

Y lo más preocupante es que el gobierno de Castillo y el colapso del Estado que está produciendo, por su absoluta mediocridad, van a generar el 2026 –o cuando se produzcan las venideras elecciones presidenciales- que el fenómeno se repita. El pueblo está cada vez más subvertido por la inexistencia de servicios públicos, siquiera con cobertura mínima, para hacer de las suyas, unas vidas ciudadanas integradas al sistema, al llamado modelo.

La del estribo: con la dirección y dramaturgia de Mariana de Althaus –lo que asegura su calidad de antemano- está en escena Quemar el bosque contigo dentro, con un elenco de primera, encabezado por la mejor actriz peruana del momento, Alejandra Guerra, acompañada de Grapa Paola, Macla Yamada y el gran Lucho Cáceres (también, a mi juicio, entre los mejores actores peruanos). Va de jueves a sábado hasta el 10 de diciembre, en la Alianza Francesa.

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