Se sabe que Machu Picchu es nuestra joya de la corona del turismo. La mayor parte de visitantes extranjeros viene al país a visitar las centenarias ruinas incas y cualquier percance que suceda respecto de ese itinerario -como el que acaba de acontecer con las mafias locales– afecta seriamente el potencial atractivo turístico del Perú.
Lo que trae a reflexión este problema, sin embargo, es la carencia de una política global de turismo hacia el país que no dependa solo de las ruinas cusqueñas. Hay decenas de destinos igual o más atractivos, que visitar la “maravilla del mundo”.
1.- Caral, la ciudadela más antigua de América, y cuna de civilización, a pocas horas de Lima. Bien vendida debería convocar un flujo significativo de turistas. Hoy ni se le promociona y encima la zona está asolada por las mafias de traficantes de terrenos.
2.- Kuélap y las lagunas de San Martín. El eje turístico Amazonas-San Martín -con las cataratas del Gocta incluídas)– ha recibido inversiones importantes (empezando por el teleférico), pero clama al cielo que no se construya un aeropuerto con capacidad de recibir vuelos comerciales.
3.- La ruta Moche. Chiclayo y Trujillo alberganruinas, siglos más antiguas que las de Machu Picchu, y tiene, además, museos de primer orden. ¿Por qué no es promovida en su justa medida?
4.- Las playas del norte. Con sol todo el año, deberían ser el destino recreativo de toda América Latina, que, fuera del Caribe, no goza de esa particularidad, con la ventaja de que acá no hay huracanes. Y ya hay suficiente inversión hotelera de primera calidad.
5.- Los pájaros. Así como lo escucha. El Perú acaba de ser considerado el país con mayor cantidad de especies de aves. Hay un flujo turístico mundial importante de avistadores de estos animalitos. Ni se le promociona ni se construye la infraestructura adecuada para sostenerlo.
6.- Callejón de Huaylas y Chavín. Los paisajes naturales de la cordillera ancashina y los restos arqueológicos de Chavín de Huántar -mucho más relevantes que los de Machu Picchu- no son mencionados ni por milagro en los road shows de Promperú en el mundo.
7.- Ruta gastronómica. Hay en el mundo una troupé de turistas que buscan el buen comer. Lima y el Perú, en ese sentido, es considerado un destino inigualable en el planeta.
8.- Lima la horrible. Que, claramente, no lo es. Entre sus decenas de huacas, algunas ya puestas en valor, sus casonas republicanas (deberían abrir al público muchas de las que son regentadas por el sector privado), y sus iglesias (Catedral, San Francisco, Santo Domingo, San Pedro, solo por mencionar a las cuatro más relevantes), merece una estancia de varios días.
9.- Arequipa. Gran destino turístico y capital de la mejor comida del país. Tiene, además, por si no basta con la hermosa ciudad, sus iglesias y casonas de sillar, con el cañón del Colca a la mano.
10.- Puno. Es una maravilla desaprovechada. Entre el lago Titicaca, Taquile, Lampa, Sillustani, Juli, la maravilla de la iglesia de Pomata, el pase a Bolivia para la Portada del Sol, basta y sobra.
11.- Iquitos y el Amazonas. Resorts incluidos. Y si se tiene dinero, los cruceros -que merecerían mayor protección policial-, y la propia ciudad bien amerita una visita.
Y nos quedamos cortos. Ayacucho, Ica, el eje Tacna-Moquegua, Cajamarca, el valle del Mantaro. Hay que romper la dependencia de Machu Picchu. No es posible que Perú apenas reciba poco más de cuatro millones de visitantes del extranjero al año (cifra récord del 2019). Deberían ser por lo menos diez veces más. Es irracional que Chile reciba más turistas que el Perú.