Pie Derecho

Un gobierno sin esqueleto

“Ya no tenemos gobierno. A su parálisis reformista y su asombrosa incapacidad para atender los problemas de la crisis económica y la inseguridad ciudadana, ahora se suma la abdicación de las funciones mínimas de gobernar”

Traumado, al parecer, por la desmedida reacción represiva de diciembre del 2022 y enero del 2023, que sigue sin convocar actos de justicia y reparación, el gobierno ha decidido ahora convertirse en un organismo sin esqueleto, un amasijo blandengue, flexible hasta la sumisión frente a cualquier acto que implique tomar decisiones fuertes.

En la interna, le queda claro al MEF que lo de Petroperú no tiene arreglo, pero el titular de Energía y Minas presiona, y como parece tener un poder prestado que ejerce dominio sobre la presidenta y el Premier, los lleva a contemporizar y decidir salvar a la empresa a como dé lugar, sin importar que ello le va a costar a todos los peruanos una fortuna. Y, por supuesto, el ministro Álex Contreras la deja pasar como si con él no fuera. Su amor por el fajín puede más que la dignidad de una renuncia.

Las mafias que medran del turismo a Machu Picchu organizaron una turbamulta oponiéndose a un sistema digital de venta de las entradas al santuario, lo que claramente suponía una mejor experiencia para el turista, pero le arruinaba el negocio ilícito a un grupete de delincuentes. De la mano con la izquierda trasnochada que tenemos en el país, que acusaba, idiotamente, la “privatización” de las centenarias ruinas (a ver si la prensa deja de lado la muletilla infundada de llamarlas “milenarias”, que tienen apenas cinco siglos y pico), el gobierno terminó por ceder, anulando el contrato firmado, aplicando un sistema estatal de ventas y dejándoles una cuota o, mejor dicho, un cupo de mil entradas a los mafiosos.

Como está impedida de hacer huelga, la mafia de los controladores aéreos, un sindicato de 16 personas, decidió sabotear los vuelos de todo el país durante un par de días reclamando que les vuelvan a conceder las horas extras que les permitían sueldos exorbitantes y que les fueran cortadas luego de que Sudaca revelara que se dedicaban a dormir en plena torre de control. Lejos de romper la mafia, contratando más controladores y abriendo la competencia laboral, qué hizo el gobierno. Pues cedió, vuelven las horas extras y problema aparentemente resuelto hasta que vuelva a haber otro accidente fatal, fruto de un statu quo perverso y antitécnico.

En resumen, ya no tenemos gobierno. A su parálisis reformista y su asombrosa incapacidad para atender los problemas de la crisis económica y la inseguridad ciudadana, ahora se suma la abdicación de las funciones mínimas de gobernar, como es sentar el principio de autoridad. No se entiende cómo, aparte de los congresistas que necesitan la permanencia de Boluarte para asegurar la suya propia, haya aún destacados miembros de la élite política y empresarial que crean que es mejor que el régimen dure hasta el 2026, sin exigencia alguna de por medio, en aras de una precaria estabilidad.

La del estribo: dos recomendaciones al desgaire. El libro De noche, bajo el puente de piedra, de Leo Perutz, una joya ambientada en la Praga del siglo XVI. Historia y literatura de la mano. Y la película Incendios, dirigida por Denis Villenueve, nominada al Oscar a mejor película extranjera el2010. La encuentran en Mubi y también, como La mujer que cantaba, en Amazon Prime. Si no tienen alguna de las plataformas mencionadas, pues a su proveedor favorito. Un drama terrible y sobrecogedor.

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