¿Qué retos enfrentan las mujeres en el mercado laboral?

En nuestra región, una de cada cuatro mujeres que trabajan lo hace a tiempo parcial. En contraste, esto sucede solo con uno de cada ocho hombres que trabajan.

A la fecha, en el Perú habitan 16 millones 640,000 mujeres y representan el 50,4% de la población total, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). En el marco del Día de la Mujer, recordamos cuáles son los mayores retos que enfrentan en el mercado laboral y cómo empezar a cerrar las brechas pendientes.

 

Según el último informe Panorama Temático Laboral: Mujeres en el mundo del trabajo, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo, las condiciones desfavorables de las mujeres en los mercados de trabajo no se restringen a los salarios. Hablamos de que la participación laboral femenina alcanza poco más de dos tercios de la masculina, la tasa de desempleo femenina excede a la masculina y persisten las barreras culturales en el ingreso de hombres y mujeres a segmentos importantes de los mercados de trabajo predominantemente femeninos, como el de servicio doméstico y predominantemente masculinos como el de la minería.

 

Retos para las mujeres en el mercado laboral

 

Este informe de la Organización Internacional del Trabajo hace un análisis de la situación actual de las mujeres en el mercado laboral y concluye lo siguiente:

 

Trabajo y vida: Una característica observable que explica en gran medida las brechas de ingresos laborales es el tiempo dedicado al trabajo. En nuestra región, una de cada cuatro mujeres que trabajan lo hace a tiempo parcial –menos de 30 horas de trabajo semanal–; en contraste, esto sucede con uno de cada ocho hombres que trabajan. Esta restricción para la oferta laboral en el margen intensivo también se observa en la posibilidad de trabajar con sobretiempos. Mientras uno de cada ocho hombres trabaja 60 horas o más por semana, esto sucede solamente con una de cada quince mujeres que trabajan. Estas diferencias de género en la disponibilidad para trabajar se vinculan con múltiples indicadores de los mercados laborales como salarios, posibilidad de ascenso, estabilidad, formalidad y otros.

 

Evaluación de puestos de trabajo sin sesgos de género: La OIT destaca que esta ofrece una visión consensuada sobre el valor que aportan los diferentes puestos de trabajo, al posibilitar la exposición y el contraste de los distintos puntos de vista de los responsables de la gestión de personas y de los trabajadores, a través de un análisis riguroso que no se ve afectado por sesgos de género. Además asegura la legitimidad y sostenibilidad del proceso y de los resultados ante los trabajadores representados en los diferentes procesos. Adicional a ello, reparte la carga de trabajo derivada de la aplicación de la metodología de evaluación de los puestos de trabajo entre varias personas.

 

Políticas de protección social de las mujeres en el mundo rural: Las desigualdades de género en los mercados de trabajo y la asimétrica distribución de las labores domésticas plantean retos para mejorar la protección social de las mujeres en la economía rural. Esto es especialmente retador en un contexto de dispersión donde impera el carácter casi generalizado de una economía informal. Se requiere, complementariamente, de políticas e instrumentos para hacer frente al problema de brechas de activos, bienes y servicios, y a las distintas desigualdades (económicas, territoriales, étnicas y de género) que enfrenta el mundo rural y sus habitantes.

 

Habilidades de negociación: Participar en procesos de negociación colectiva o tomar conciencia de técnicas de negociación como, por ejemplo, en espacios donde se enfaticen los principios de justicia, podría fomentar un mejor desarrollo en la carrera. En la misma línea, es importante trabajar para cambiar el estereotipo que penaliza socialmente a las mujeres que toman actitudes típicamente masculinas, como negociar para sí misma un salario más alto.

 

Flexibilidad en el lugar de trabajo: La innovación In-the-office days ofrece una solución intermedia que incentiva a los teletrabajadores a asistir ciertos días a la oficina. Esta es una medida que puede implementarse al salir de la pandemia que vivimos actualmente, pues esta forma de trabajo reporta tener trabajadores más felices que aquellos que trabajan remotamente de la manera convencional.

 

 

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