Juan Carlos Tafur -Columna

Mañana veremos las caras en el Congreso

“Se espera que mañana, dadas las numerosas denuncias periodísticas contra el ministro de Trabajo, Iber Maraví, el Congreso sepa proceder, luego de la interpelación, a un pedido de censura”

Mañana se verá si estamos ante un Congreso con las agallas suficientes para contener los desmanes políticos que este gobierno ha perpetrado con fruición en estos sus primeros sesenta días de mandato.

Todo comenzó con la designación del gabinete Bellido, un conjunto de impresentables, ligados algunos de ellos al Movadef, radicales cerronistas, acusados de violencia de género o abiertamente incompetentes para el cargo. Salvo contadas excepciones, un desastre por donde se le mire.

Y allí, cuando ese gabinete fue a pedir la confianza del Legislativo, éste claudicó y se la otorgó. El peor gabinete ministerial de nuestra historia republicana salió triunfante gracias a la debilidad moral de los dos principales partidos de centro a la fecha: Acción Popular y Alianza para el Progreso.

Se espera que mañana, dadas las numerosas denuncias periodísticas que vinculan al ministro de Trabajo, Iber Maraví, no solo con Sendero Luminoso sino, inclusive, con atentados terroristas, el Congreso sepa proceder, luego de la interpelación, a un pedido de censura, y al cabo del plazo previsto, lograr los 66 votos que se requieren para censurarlo y sacarlo de un gabinete en el que nunca debió estar.

Si el presidente Castillo no tiene la capacidad de liderazgo suficiente para enmendar el menjunje indigesto que ha armado de gabinete (según encuesta de Ipsos de hoy, el 61% de la ciudadanía cree con razón que Castillo carece de condiciones de líder), pues que el Congreso empiece a desplegar una de sus responsabilidades, como es fiscalizar al Ejecutivo.

Grandísima responsabilidad a cuestas será la que tendrá el Congreso en los próximos meses y lo que dure este gobierno. Ya se avecina la tercera ola y pronto también los coletazos recesivos del desplome de la inversión privada, producto de la incertidumbre que el propio gobierno se encarga de sembrar. Vendrán o se acrecentarán los conflictos sociales y tendremos nuevamente una tormenta perfecta de crisis: sanitaria, política y económica.

Con un gobierno timorato y un Presidente ausente, es de temer lo que en tales circunstancias pueda pasar si el Congreso no toma las riendas del poder que le corresponden. Nuestros legisladores deben prepararse para afrontar responsabilidades políticas mayores. El pueblo no merece pagar las consecuencias de un régimen deleznable y mediocre.

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censura, Congreso de la República, Iber Maraví

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