Sea como fuere el tema de estabilidad en el trabajo en la actualidad no tiene la base fuerte que todo Estado debería manejar. El empleador tiene mecanismos diversos que interpretarán y permitirán ceses imprevistos. Una realidad por eso, es que ya sean los trabajadores o los empleadores, los que pondrán en agenda esta situación de miles de personas en la actualidad, y la pregunta de si existe o no existe estabilidad en los trabajos se presenta en una coyuntura tan difícil en nuestro país, que el tema generaría diversas aristas de interpretación. No es mi idea abrir polémica en este tema tan álgido, pero sí pretendo concluir en que esta situación genera estrategias nuevas que deben de considerarse para no generar brechas de desempleo y crisis intrafamiliares.
Por esta razón es que nuestra realidad laboral genera a la larga particularidades que presentan cómo no a nuestro Perú como un país emprendedor y el orgullo de serlo genera debates para aceptarlo o analizarlo. Sin embargo, hay toda una gama de situaciones que explican esto. Tema muy amplio a tratar, los despidos o términos de contrato, generan los autoempleos forzados y a la larga informalidad por doquier.
Entonces, en nuestra sociedad globalizada, joven, inmersa en el mercado de muchas maneras, se obliga a no solo apostar por la estabilidad laboral, sino la realidad te obliga también a caminar siempre con un plan alterno de supervivencia. La mentalidad del peruano deberá ser preventiva y pensar en el día siguiente, cuando no hay trabajo. La inversión fortalecerá los autoempleos por necesidad y generará una mejor apuesta para emprender. Los famosos planes alternos de recuperación, las liquidaciones bien invertidas y pensadas, toda esta gama de oportunidades planificadas es parte de una estrategia que ya debería estar inmersa en nuestro devenir diario, sino la crisis golpeará mucho más fuerte. Ustedes me entienden.