En estas últimas décadas el sistema económico global se ha ido transformando o mejor dicho configurando de una manera muy notoria, sin embargo, esta configuración que se basa en la competencia y las nuevas tecnologías, creo yo, lejos de resolver aspectos propios de una economía mundial, ha hecho que entre en crisis y permita que se agudice los niveles de pobreza, desigualdad, exclusiones sociales y también los problemas medioambientales.
Si bien es clave entender que la competitividad y los avances tecnológicos son necesarios para el desarrollo y crecimiento sostenido de las poblaciones y de los espacios donde se configuran los mercados, también es clave el darnos cuenta que de alguna forma puede llegar a agudizarse y generar crisis.
Se han desarrollado diversas teorías desde la economía que buscan entender y quizás desde el debate buscar las soluciones a los problemas económicos que sufren las sociedades por un modelo económico dominante y casi único. Y se ha excedido la academia en tratar de solucionar controversias entre las desigualdades o las libertades y también la relación entre el estado y el mercado, y los análisis se han centrado en muchos debates que tratan de apaciguar y cerrar brechas, pero en un tiempo quizás ya cambiante. Creo que ya estamos en otra etapa que necesita sumar otros análisis y encontrar desde éstos las posibles, digo posibles, soluciones.
Coincido con algunos temas planteados para desarrollar lo dicho, y es que en muchos artículos leídos encuentro una identificación y una fuerte separación por ejemplo de la ética con la ciencia económica en sí, el ser humano ha dejado de ser altruista y ha llevado al punto máximo su egoísmo mal interpretado, quizás de Smith (perdón a los economistas), que describe un sistema económico global. Pero también, los otros temas interesantes y que la economía sabe muy bien, como ciencia social tratar, es el de ver con cierta esperanza, como se abre el debate de la necesidad de beneficios financieros para la atención exclusiva a intereses sociales, que presenta a los emprendimientos con una importancia singular y sobre todo a los emprendimientos sociales, que como lo pusimos en artículos anteriores permitirían recuperar esa relación altruista del ser humano en un sistema económico global agresivo, permitiendo se de una transformación en un sistema más justo, eficiente y eficaz. Es un gran tema el de la globalización y los emprendimientos. Se debería abrir un gran debate sobre eso, hay muchos artículos que tocan el tema. Defender el paradigma de los emprendimientos como una economía que emprende, valga la redundancia, es considerar, y lo dicen muchos investigadores, que la competencia y la cooperación no se sustituyen sino se complementan, y de ahí saldrán los “homo reciprocan” y los “homo economicus”, el individualismo frente la interacción y cooperación integradora.
Sea como fuere, es un tema fresco de debate, entre el altruismo que son los emprendedores sociales, a manera de resumen y los emprendimientos dimensionados hacia un crecimiento puramente económico. Lo cierto es que en la actualidad la creación de empleo en areas deprimidas, el involucramiento e integración de las mujeres en los temas laborales o emprendedores, la atención a los problemas de financiamiento a los más pobres, son diversas áreas de actividad de los emprendimientos sociales, donde además no solían actuar los emprendimientos de mercado. Sin embargo, la configuración actual, hace posible que los nuevos emprendimientos sean inclusivos, sociales, integradores, ya sea por necesidad, por tradición, por cultura o por estrategia. Se es altruista sin serlo, se es individualista sin proponérselo, en fin, la atención a estas apuestas de mercado siempre va a tener aristas para la investigación y también para la interpretación. He ahí la tarea de muchos que piensan el país.
