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La Inflación y la Amenaza Populista

La inflación de los últimos 12 meses es de 7.96%, la más alta registrada desde mayo de 1998; es decir, la más elevada en 24 años.

Por: Milton von Hesse, Director de Videnza Consultores

Según el INEI, durante el último mes de abril los precios en Lima Metropolitana se incrementaron  en 0.96%. Con este aumento, en el periodo enero-abril del 2022 la inflación acumulada fue de 2.82% muy cercana a la meta inflacionaria objetivo que el Banco Central de Reserva suele establecer para cada año. Si se mide en términos anualizados, la inflación de los últimos 12 meses es de 7.96%, la más alta registrada desde mayo de 1998; es decir, la más elevada en 24 años. Este crecimiento de los precios en Lima, similar al que se registra en promedio al nivel nacional, ha sido impulsado en gran medida por el incremento de precios en la categoría Alimentos y Bebidas no Alcohólicas que en 12 meses se elevó en 9.3%.

INDICE DE PRECIOS AL CONSUMIDOR DE LIMA METROPOLITANA – VARIACIÓN 12 MESES (%)
(Base Dic 2021 = 100)

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Fuente: INEI

Este incremento de precios -como bien los ha explicado el Presidente del BCR- tiene un importante componente externo vinculado al aumento de las cotizaciones internacionales de bienes finales e insumos alimenticios entre los que destacan el trigo y las harinas, el maíz amarillo, los aceites vegetales, los fletes marítimos y los fertilizantes, entre otros. Estos aumentos se han originado por diversas razones que van desde las malas cosechas por razones de clima, las medidas cuarentenarias asociadas con el Covid 19, por la denominada crisis de los contenedores; por la guerra entre Rusia y Ucrania y sus impactos en el comercio internacional de granos y fertilizantes, para citar algunos factores.

Ante este escenario inflacionario, el gobierno del Presidente Castillo ha recurrido a algunas medidas cuyos efectos sobre las finanzas públicas aún no han sido dimensionados pero que -seguramente- tendrán impactos limitados en disminuir los precios en los mercados. En particular, se ha reducido el ISC a los combustibles más utilizados para el transporte de carga y, más recientemente, se exoneró del pago del IGV por 3 meses a productos como el pollo, los huevos, el azúcar, el pan y los fideos. Estas medidas para combatir la subida de los precios a través de exoneraciones tributarias han demostrado, en el pasado, que no son efectivas para tal fin. En primer lugar, porque los beneficios se orientan a beneficiar no solo a las personas de bajos ingresos sino también a las de medianos y  altos ingresos. En segundo lugar, porque los beneficios de la exoneración muchas veces se quedan en uno de los eslabones de la cadena y no se traslada hasta el consumidor; en tercer lugar, porque la exoneración se ha concentrado en el producto final y sólo parcialmente en los insumos, lo que genera un incremento de costos para el productor al no poder deducir su crédito fiscal. Finalmente, la norma exoneratoria tiene algunos defectos evidentes como, por ejemplo, haber dejado fuera la comercialización del pollo en pie que es el que más se comercializa en los mercado populares.

El vocero de la bancada de Perú Libre, Waldemar Cerrón, ha manifestado que “el Estado debe controlar los precios en favor de las mayorías”, en su razonamiento, dicha medida -para la que sería necesario modificar la Constitución- permitiría que las amas de casas compren los productos de primera necesidad a precios más accesibles. Esta afirmación, sin embargo, ignora la abundante evidencia histórica, nacional e internacional, que señala que ahí en donde se implantaron los controles de precios se generaron: escasez de productos, aparición de mercados negros con el consiguiente aumento de precios de los productos que ahí se transan, disminución de inversiones en los mercados intervenidos y corrupción como nos lo demostró la experiencia peruana de fines de los 80s.

No existe mejor manera de combatir procesos inflacionarios que promoviendo una economía sana y competitiva. Ese es el mejor entorno que permite promover la inversión privada que es la única que garantiza la diversidad de la oferta de calidad para los consumidores, de modo que ante la subida de precios se pueda disponer de mayor cantidad de alternativas posibles. En una economía en crecimiento, la cantidad de empleo también aumenta así como las remuneraciones generándose el mejor antídoto contra la inflación que son los mayores ingresos de las familias.

Es muy probable que las razones que explican el incremento de los precios de las cotizaciones internacionales de algunos productos de la canasta básica no desaparezcan en el corto plazo. Más bien, el incremento y la escasez de fertilizantes químicos en el mercado nacional, no solo afectarán la productividad, sino que hacen presagiar que los alimentos de origen nacional también seguirán enfrentando presiones por el lado de los costos de producción que se reflejarán en sus precios en los mercados.

Ante este panorama, algunas medidas que debe impulsar el gobierno para mitigar los efectos negativos de la inflación son las siguientes: privilegiar medidas de apoyo temporal a los ingresos de los hogares más pobres en lugar de recurrir a subsidios indirectos no focalizados; debe promover las alianzas, y no la confrontación, entre la agricultura empresarial y la familiar para poder acceder a una mayor oferta diversificada de  fertilizante (tanto orgánicos como no orgánicos); debe intensificar la diplomacia comercial de la mano con el sector privado para poder acceder a ventas desde países amigos que mantienen stocks de reserva de productos esenciales; y, finalmente, realizar campañas de comunicación e información orientadas a las amas de casa para poder identificar productos que podrían sustituir a aquellos que más impactan en el presupuesto familiar.

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Amenaza populista, Inflación, Milton Von Hesse

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