GIANCARLA DI LAURA

Lima jubilosa desde la colonia

"Si bien el Perú colonial alberga aspectos inaceptables (esclavitud, servidumbre, racismo, explotación económica, falta de soberanía, etc.) de los que provienen muchas de nuestras taras actuales, también guarda algunas joyas literarias y artísticas que es saludable revisar y estudiar. Este libro es prueba de ello."

De manera discreta pero cada vez más firme se viene asentando la validez de una reciente edición de los Júbilos de Lima y Fiestas reales, crónica publicada originalmente por el polígrafo Pedro de Peralta Barnuevo en 1723 en su natal Ciudad de los Reyes.

Han pasado, pues, 300 años desde esas festividades inteligentemente descritas por Peralta, nuestro Doctor Océano como lo llamara Luis Alberto Sánchez, y pocos años más tarde autor del renombrado poema épico Lima fundada. Peralta compone una crónica social que a la vez resulta todo un manifiesto identitario de la élite criolla limeña.

Los responsables de esta nueva edición son los investigadores Enrique Cortez y José Eduardo Cornelio, ambos catedráticos en Portland State University (Oregon) y Ursinus College (Pennsylvania), respectivamente. Se trata de dos destacados intelectuales peruanos radicados en los Estados Unidos que forman parte de ese amplio archipiélago migratorio que caracteriza a la población peruana y peruano-americana en el coloso del norte. Como se recordará, la migración peruana se aceleró con la crisis política y económica de la década del 80 y pese a la pacificación del país revela aún volúmenes importantes de desplazados, entre los cuales sin duda se encuentran algunos de los mejores cerebros del país.

Cortez y Cornelio hacen un minucioso trabajo de cotejo de la edición original, aparecida en Lima a los pocos meses de las actividades que tuvieron lugar en la capital del virreinato. El texto es la crónica de las celebraciones hechas en la Ciudad de los Reyes a principios de 1722 por las bodas de Luis Fernando, príncipe de Asturias, con la princesa de Orléans, y de la infanta María Ana Victoria con el rey Luis XV de Francia.

El virrey del momento, fray Diego Morcillo Rubio y Auñón, arzobispo de La Plata o Chuquisaca, se encontraba en su segundo mandato, de 1720 a 1724. Ordenó que los alcaldes ordinarios encargaran a los gremios limeños las distintas fechas de las celebraciones. No se precisa el día de llegada de la Cédula Real del 18 de diciembre de 1721 con la noticia de «la unión de tan gloriosos y augustos himeneos». Pero Peralta dice que al llegar la noticia de las reales bodas «Lima se transformó en Madrid, con tal perfección, que hasta la distancia, que le disminuía la igualdad en la dicha, le aumentaba el exceso en la fineza». O sea, los criollos eran mejores que los españoles, aunque no del todo felices. Este discurso de la soberbia y a la vez de la franelería es un rasgo que hasta ahora puede verse en nuestra política vernácula.

Las celebraciones tomaron lugar en 1722 y Peralta no desaprovecha la oportunidad de exaltar su patria limeña: «En sus hermosos Templos manifiesta vna sumptuosidad, que la hace una Peruana Roma: teniendo la magnificencia tan puesta en su lugar, que aun que en lo demás le asiste bien la Arquitectura, parece que solo en las aras ostenta sus realces». También «es la Salamanca de las Indias» y «la Atenas de America». Y «su Nobleza es vn extracto de toda la de España, y es el merito de todo el Perù; puesto que aquella le ha embiado su lustre, y este le debe su Conquista».

Y de paso hace el elogio del territorio, su abundancia, y especialmente sus enormes recursos mineralógicos: «El Reino del Perú es Paraíso y Mineral del Mundo: en cuyos montes, cadena de una vasta Cordillera, los pedernales son todos riqueza, porque se han convertido en Oro, y Plata: donde parece que el Sol con semillas de luz hace una continuada cosecha de metales; y donde (tan bien como se dijo de España antiguamente,) pudiera decirse, que habitaba Plutón, subterránea Deidad de la opulencia».

Por eso Lima no puede sino ser la joya más preciada de las Américas, superando incluso a Madrid: «Lima se conserva tan intacta a los rayos del Sol, como a los de la Esfera; pues como si en su fecundo Valle fuese cada mes un Abril, y tuviese cada árbol un Laurel, ni la abrasan ardores, ni la fatigan tempestades. Las flores, y los frutos, no se ausentan, sino se alternan en sus campos. Ella ve andar toda la América en sus calles: pues cuanto desde la Paz hasta el Darién se lava en oro, cuanto desde Potosí hasta el Marañón se funde en Plata, y cuanto desde Margarita a Panamá se cuaja en perlas, todo le sirve de tributo y de lustre: y haciendo su Oriente a Europa, y su Occidente al Asia, le amanece la una con lo más perfecto, y la saluda la otra con lo más precioso».

Todo este discurso de autoexaltación que el historiador francés Bernard Lavallé llamó «criollismo militante» se ve complementado por un desfile de «los originarios naturales», es decir, los indios de la zona de Lima, agrupados en tres comunidades. Ellos se salen de sus gremios y oficios para formar una sola representación que consiste en el desfile de los reyes incas. Los indígenas de Lima se vistieron de incas e hicieron una performance de la genealogía cuzqueña, con ricas joyas y vestidos. De este modo proclamaban su lealtad al rey por aceptar desde el principio su mandato.

Muchos detalles de esta publicación nos sirven para conocer mejor nuestro pasado y algunos rasgos culturales actuales de los limeños. El libro contiene sesudos estudios de Enrique Cortez, José Eduardo Cornelio y Rafael Cerpa Estremadoyro. Los editores revisan el texto cotejándolo con el de 1723 y lo fijan de manera definitiva, corrigiendo algunos errores de una edición española anterior de 2022.

Júbilos de Lima fue publicado por Pakarina Editores y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se presentó el año pasado en el Centro Cultural Inca Garcilaso, de la Cancillería, en el centro de Lima. La primera presentación internacional se realizará el próximo jueves 11 de abril en la Universidad de Tufts, en Boston, gracias a los auspicios de la Cátedra Rey Felipe VI de España que dirige el reconocido poeta y profesor José Antonio Mazzotti.

Si bien el Perú colonial alberga aspectos inaceptables (esclavitud, servidumbre, racismo, explotación económica, falta de soberanía, etc.) de los que provienen muchas de nuestras taras actuales, también guarda algunas joyas literarias y artísticas que es saludable revisar y estudiar. Este libro es prueba de ello.

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