Pie Derecho

¿Alberto Fujimori candidato el 2026?

“De hecho, Alberto Fujimori es mejor candidato que su hija Keiko y el antikeikismo es hoy superior al antialbertismo”

Un día como hoy, hace 32 años, Alberto Fujimori dio un golpe de Estado, destruyó la democracia y estrenó uno de los periodos más oscuros de nuestra historia republicana en materia de institucionalidad democrática.

Cuando, a la luz del presente, se lee la historia del momento, sin las angustias de entonces (por la crisis económica y el avance senderista) se entiende que fue una medida innecesaria, premeditada con alevosía, y que solo dañó profundamente el desarrollo democrático del país. Fujimori pudo haber labrado sin problemas una mayoría congresal que le hubiera permitido hacer las reformas económicas que impulsó y queda más que claro que la derrota de Sendero Luminoso no se explica en absoluto por el 5 de abril del 92.

La fecha recobra especial actualidad porque, al parecer, no hablamos solo del pasado del hoy indultado exmandatario. Sectores crecientes dentro del fujimorismo, nos informan fuentes directas, están pergeñando la posibilidad de lanzar a Alberto Fujimori a la presidencia el 2026, a pesar de que entonces el exgobernante tenga la friolera de 87 años.

Hay antecedentes diversos de mandatarios longevos. Hoy mismo vemos una contienda presidencial en los Estados Unidos entre dos octogenarios. Y, al parecer, la salud de Fujimori no está tan quebrantada como se vendió para lograr su indulto. La pregunta que cabe hacerse, sin embargo, es si tiene posibilidades semejante consideración.

De hecho, Alberto Fujimori es mejor candidato que su hija Keiko y el antikeikismo es hoy superior al antialbertismo (a pesar de todo lo sucedido en los 90, que para la mayoría del electorado no figura en el recuerdo activo). Tiene obstáculos legales que resolver primero (como el juicio por el caso Pativilca), pero de lograr salvarlos, hay que señalar que sería un candidato de fuste, capaz, además, de aglutinar fuerzas dispares en el sector de la centroderecha, hoy fragmentada en más de veinte pedazos.

Es un albur y quizás sea la desesperación del fujimorismo frente a una eventual cuarta derrota de Keiko -lo más probable- la que los esté llevando a lo que parece ser una solución desesperada que puede terminar siendo contraproducente.

Quizás el mejor aporte que el expresidente puede hacerle al país y reivindicar políticamente su nombre es contribuir a que se organicen dos o tres coaliciones de centroderecha que sean capaces de pasar a la segunda vuelta y evitar el amenazante escenario de tener a Antauro Humala disputando la jornada definitoria o, lo que sería aún más trágico, de persistir la fragmentación centroderechista, de llegar a una segunda vuelta con dos candidatos izquierdistas radicales.

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