Pie Derecho

¿Debe renunciar Boluarte?

“Dina Boluarte debe mantenerse en el poder. Es lo que corresponde. Es el mandato constitucional y se ha trazado ya una ruta sensata de salida. Los demás pedidos maximalistas de la oposición radicalizada, son inviables, inaceptables, insostenibles”

Muy graciosa e irresponsablemente, la izquierda peruana, en todas sus variantes, la radical y la light, han decidido hacer de la renuncia de Dina Boluarte una condición obligada para superar la crisis de conflictividad social que nos azota.

Es, para variar con las propuestas de nuestra izquierda vernácula, una tontería mayúscula. ¿Qué creen los que ello proponen? ¿Que su reemplazo por alguien del desprestigiadísimo Congreso va a calmar las aguas o, por el contrario, las va a agitar más? Si no fuera por su inevitable carencia del principio de realidad, uno podría llegar a pensar que lo que se busca es precisamente eso, exacerbar el conflicto al máximo hasta que, por fin, su malhadada propuesta de una Asamblea Constituyente se convierta en la piedra de toque de solución a la crisis.

Dina Boluarte debe mantenerse en el poder. Es lo que corresponde. Es el mandato constitucional y se ha trazado ya una ruta sensata de salida. Los demás pedidos maximalistas de la oposición radicalizada, que algunos movimientos sociales han hecho suyos (aunque ya empiezan a distanciarse de ellos), son inviables, inaceptables, insostenibles (la liberación de Castillo, para empezar, el cierre del Congreso, la renuncia de Boluarte y la bendita cantaleta de la Constituyente).

Lo que hoy toca al gobierno es resolver con inteligencia el conflicto social, en el que se mezclan legítimas protestas incubadas en las regiones, sobre todo del sur andino, por siglos, con discursos radicales extremistas y con el financiamiento evidente de grupos mafiosos ilegales, como el narcotráfico y la minería ilegal.

Y debe hacerlo con una guía clara: se dispara solo cuando la vida de la policía o de los soldados esté en riesgo. No se dispara para dispersar un bloqueo de carreteras o una marcha. Y debe darse todas las facilidades al Ministerio Público para que investigue y sancione a los responsables de crímenes sin justificación y, a la vez, se espera que la policía detenga a los violentistas o a los autores intelectuales y los lleve a un juicio severo, como corresponde.

En simultáneo, aunque no aparezcan voceros de un diálogo necesario, debe persistirse en el esfuerzo de convocar a los movimientos sociales que participan de la protesta y empezar con ellos el camino de una salida pacífica a la crisis.

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Dina Boluarte, política peruana

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