Las universidades bamba, una mafia con todas sus letras, han logrado que el Congreso destruya la institucionalidad de la Sunedu. Ya veremos cómo, pronto, se permitirá el licenciamiento de aquellos centros de estudio de pobrísima calidad, que seguirán así estafando a miles de alumnos con títulos que luego no les sirven absolutamente para conseguir ningún trabajo.
En líneas generales, el Perú vive en estos momentos el asalto de las mafias informales ilícitas. Una de ellas la conforman las universidades truchas, que mueven millones de dólares; otras son la minería ilegal, el transporte informal y el narcotráfico.
El proceso de ascenso de estas mafias ha sido paulatino e indetenible. Empezaron comprando equipos de fútbol de la Copa Perú, luego siguieron con candidatos a regidores en sus localidades, pasaron a alcaldes distritales y luego provinciales. No contentos, siguieron ascendiendo y crecieron a financiar gobernadores regionales que luego les fueran operativos.
Se dieron cuenta que el poder político era tan importante como infiltrar a la policía y a los jueces y fiscales. Pronto se percataron que su siguiente paso era armar bancadas congresales a su disposición, cosa que han logrado con creces, y finalmente tomaron por asalto Palacio con un candidato de financiación extraña como Pedro Castillo, de Perú Libre, en cuya campaña los dineros corruptos de Los Dinámicos del Centro, no alcanzan para explicar los volúmenes financieros que se movieron.
Este Parlamento, quizás el peor de la historia, no se ha detenido en firmar un pacto tácito entre la derecha radical y la izquierda cerronista para tumbarse a la Sunedu y retroceder décadas en la que era una de las reformas más importantes obtenidas en los últimos lustros. La reforma universitaria era una de las pocas que se podían exhibir como logros en los últimos 22 años, después de Fujimori, y ello ha sido tirado por la borda por una manga de irresponsables y comechados de nuestro Legislativo.
Las buenas instituciones del Estado en general, están siendo devastadas por la incompetencia del gobierno central y la particular mediocridad del presidente, que no sabe ni dónde está parado. Ahora se suma a esa labor de destrucción institucional nuestro Congreso, plagado lamentablemente de personajes que no responden a los intereses nacionales sino a las mafias informales que, al parecer, ayudaron a colocarlos donde están arrellanados.
–La del estribo: veremos Cavando en la arena, obra de Alonso Alegría, que, sesenta años después de haber sido escrita en su versión original, llega reescrita al local del Centro Cultural Ricardo Palma, con la actuación de Leonardo Torres, Ricardo Velásquez, Stephanie Orué y Carlos Mesta, en una producción de Carolina Silva Santisteban. ¡Promete!
