Liz Melendez

Por una elecciones sin violencia y el fortalecimiento de los derechos políticos de las mujeres

"Reconocer y visibilizar como opera la desigualdad es una obligación del Estado."

El pasado 7 de septiembre se cumplieron 67 años de la aprobación del voto femenino en nuestro país.  Cabe destacar que este derecho no fue reconocido para todas las mujeres, se excluyó a quienes no sabían leer ni escribir. Quienes no contaban con estas capacidades desarrolladas eran las mujeres más empobrecidas, así como andinas e indígenas amazónicas; quienes además de ser impactadas por las relaciones desiguales de género, sufrían (y sufren) las agresiones propias de un país profundamente racista y clasista.

El sufragio universal se logra en 1979.

Las luchas feministas siempre han estado vinculadas a los derechos políticos. Actualmente con la aprobación de la Ley sobre Paridad y Alternancia y la norma que previene y sanciona el acoso contra las mujeres en la vida política, se han abierto nuevos desafíos en un mundo en donde el discurso de la “meritocracia” está cada vez más presente, afectando las reflexiones sobre el impacto de las desigualdades estructurales.

Reconocer y visibilizar como opera la desigualdad es una obligación del Estado. La discriminación de género si bien afecta a todas las mujeres, tiene un impacto diferenciado en las mujeres andinas, amazónicas, afrodescendientes, en condiciones de pobreza, con discapacidad o con cualquier otra condición que la coloque en una posición de mayor vulnerabilidad.

La experiencia y los estudios realizados han evidenciado que 3 de cada 10 candidatas en las elecciones han sufrido actos de acoso como burlas, insultos, difamación y amenazas. Estas agresiones son más frecuentes en quienes postulan a cargos de mayor jerarquía como Alcaldesas y Gobernadoras, en quienes se reportó una incidencia de casos de acoso en 7 de cada 10 (JNE, 2022)

A pocas semanas de las elecciones, es importante visibilizar que existen más de 35 mil candidatas que se postulan a puestos de elección popular en los gobiernos regionales o municipales; estas tienen derecho a impulsar sus campañas en condiciones de igualdad y libres de violencia.

Desde las luchas por el derecho al voto, hasta la fecha, las mujeres seguimos trabajando por el reconocimiento de nuestra condición de ciudadanas,  por una democracia real, paritaria y una vida libre de violencia en todas las esferas de nuestras vidas. Exijamos participación sin discriminación y elecciones sin acoso.

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Desigualdad, mujeres

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