Juan Carlos Tafur

Un desastre por donde se le mire

“La calidad de vida de los peruanos, al cabo del mandato de Castillo, habrá descendido significativamente. Un desastre por donde se le mire”

Un dato interesante acaba de ser publicado por el economista Juan José Marthans: la inflación promedio anualizada va en alrededor del 6%, pero la inflación de los pobres (por el mayor peso en su canasta básica, de los alimentos), bordea el 10%.

Es un durísimo golpe a las economías populares que va a ser difícil, si no imposible, de remediar, con un gobierno cuya mediocridad desalienta la inversión privada (se calcula que este año su crecimiento será de 0%) y de esa manera impide que el crecimiento del PBI y del empleo, y la consecuente reducción de la pobreza, compense de alguna manera la espiral inflacionaria (que, por cierto, es global).

Es una desgracia para el país que haya ganado la elección Pedro Castillo y la izquierda corrupta que rodea a Vladimir Cerrón. No les interesa nada que no sea copar el Estado de puestos para los partidarios, sin importar la meritocracia, con el propósito de manejar con desprolijidad lindante con la corrupción, contratos, licitaciones y demás actividades comerciales del aparato público.

A eso han llegado al poder. No hay ningún afán revolucionario o siquiera reformista. Ya la Asamblea Constituyente les importa un pepino, o las estatizaciones o expropiaciones. Mucho rollo, para qué complicarse la vida, cuando lo que importa simplemente son las granujerías que el Estado, en un país corrupto como el Perú, les permite a manos llenas.

La perspectiva económica, en un contexto internacional absolutamente favorable por los precios de los minerales, no son halagüeñas. Por el contrario, el Perú, a pesar de ese contexto propicio, crecerá menos de lo que su potencial permitiría, dadas las circunstancias de tener un gobierno, cuya facción cerronista ataca directamente proyectos de inversión importantes (Cuajone, Petrotal), y la facción castillista se regodea en la destrucción de la meritocracia de los organismos públicos competentes.

Que Castillo haya arriado las banderas radicales no lo hace menos pernicioso. Es una calamidad la que se cierne sobre el país por culpa de su pésima gestión administrativa. Todos los peruanos vamos a pagar, de nuestros bolsillos, el descalabro del Estado que el régimen está perpetrando.

No va a mejorar la salud pública, la educación, la seguridad, la administración de justicia, la construcción de infraestructura, el poder adquisitivo de los más pobres. La calidad de vida de los peruanos, al cabo del mandato de Castillo, habrá descendido significativamente. Un desastre por donde se le mire.

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Gobierno, Pedro Castillo

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