Delincuentes queman la estatua con el pene gigante de Moche. La cabeza de Repsol finalmente dio la cara en Latina. Y la entrevista de Castillo con Lúcar, antes de ir a CNN.

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Lima – Perú

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cultura Moche, entrevista al presidente Castillo, huaco Moche, Nicolás Lúcar, Presidente Castillo, Repsol

Hace más de tres años, Percy Carrillo Viera denunció públicamente a la empresa Mambrino SAC por retenerle las propinas y, en ocasiones, sacar parte de esa retención de su sueldo como mesero. En ese momento trabajaba en la Trattoria di Mambrino, uno de los exclusivos restaurantes que pertenece a dicha razón social, que también es dueña de Lucio Café, Oliver y la Bodega de la Trattoria. 

Al poco tiempo, Carrillo fue despedido. Y, a pesar de sus 15 años de experiencia en el rubro, le fue imposible encontrar otro restaurante que estuviera dispuesto a contratarlo. “En un local me dijeron: ‘Sabemos el problema que hay y no puedes trabajar así’. En otro, donde estuve a prueba, me señalaron: ‘Ya saben del problema que tienes y, pucha, no vas a poder seguir’”, cuenta a Sudaca. Tuvo que aferrarse a cachuelos en otro tipo de negocios.

Hace siete meses, un juzgado determinó que había sido despedido “en represalia” por sus quejas ante las autoridades laborales. El juez ordenó que sea repuesto, pero Mambrino SAC todavía no ha cumplido ese mandato. Por si fuera poco, la compañía aún vinculada a los esposos Hugo y Sandra Plevisani le ha puesto una demanda por más de S/6 millones alegando un supuesto daño de imagen. 

“Es evidente que esa demanda fue interpuesta como respuesta al reclamo laboral de Percy. Se pide S/6 millones como indemnización por daños y perjuicios basándose solamente en un informe pericial de parte y nada más. Es una demanda que claramente busca disuadir a Percy de continuar luchando por sus derechos laborales”, dice Juan Diego Elías, abogado del mesero.

 

HISTORIA DE UN INDESEADO

Percy Carrillo empezó a trabajar en la Trattoria di Mambrino en febrero del 2018. Firmó un contrato de seis meses con el grupo Mambrino, del que hoy figuran como gerentes los reconocidos chefs Hugo y Sandra Plevisani; y como director ejecutivo, Carlos Mulanovich Pinillos, según registros de la Sunat. En agosto, el mesero volvió a firmar otro contrato hasta febrero del 2019.

Tres meses antes de que acabara ese último acuerdo, Carrillo decidió participar de un informe para el programa Beto a Saber -entonces transmitido por ATV- que indagaba en presuntos maltratos al interior de los restaurantes más exclusivos de Lima. Allí contó que sus empleadores le retenían las propinas. La Trattoria di Mambrino alegó que lo hacía para repartir entre otros trabajadores, como bartenders o cocineros, pero Carrillo sostiene que estos tienen un sueldo mayor.

PLEVISANI-GERENCIA
Sandra y Hugo Plevisani, representantes del boom gastronómico, figuran como gerentes del grupo Mambrino SAC. (La foto de la pareja es de El Comercio).

Además, el mesero había firmado un documento que señala que, “en caso de que el mozo no disponga de efectivo al tiempo de liquidar su servido, podrá solicitar adelanto a cuenta de sus ingresos”. La defensa de Carrillo interpreta eso como una puerta abierta para que la retención de propinas sea pagada, en muchas ocasiones, del propio sueldo del trabajador.

Carrillo explica el mecanismo: “Ellos te cobran el 2,9% de tu venta total, recibas o no propina. Si tú tienes una mesa que te consume S/1.000 y esa mesa no te deja propina, ahí ya estás sumando S/29 que tú tienes que pagarles a ellos. Si dejaban S/20, tú mismo tenías que completarlo [con S/9]», apunta.

El 22 de noviembre de aquel 2018, Percy Carrillo presentó una queja ante la Sunafil. La inspección de la superintendencia se llevó a cabo una semana después. Carrillo estaba a la espera de las conclusiones de la autoridad laboral cuando, el 14 de diciembre, le aplicaron la suspensión perfecta por 15 días. El 4 de enero del 2019, luego de un proceso interno por supuestas faltas al código de conducta, fue despedido. Le tocaría pelear sus derechos en la vía judicial.

El 22 de enero del 2019, la Sunafil finalmente levantó un acta de infracción contra Mambrino. Los inspectores señalaron que no podían manifestarse sobre el tema de las propinas, porque no había marco legal que lo regulara, pero sí hallaron otras irregularidades. Por ejemplo, que la empresa había realizado descuentos a 45 trabajadores en setiembre, octubre y noviembre del 2018 por perder insumos de cocina o romper la cristalería y el menaje. No habían suscrito con los empleados un documento válido para hacerlo.

“Los trabajadores no pueden ni deben asumir los riesgos ni las pérdidas que sufra su empleador o la empresa para la que trabajan. En efecto, cuando se inicia una empresa son muchos los riesgos que se corren, y en caso de que la empresa sufra una pérdida, no puede hacer partícipe a sus trabajadores de ella”, se lee en el acta.

Los inspectores también encontraron que 60 trabajadores no estaban en planilla porque, según los contratos, trabajaban a medio tiempo. Pero los registros de la empresa desmentían eso: los empleados cumplían jornadas de ocho horas diarias.

La Sunafil, entonces, concluyó que dichos contratos estaban “desnaturalizados”. En otras palabras, que les correspondía firmar un documento a plazo indeterminado -y no uno de seis meses- por la naturaleza del negocio. Fue el caso de Percy Carrillo.

“Cuando uno tiene un contrato indeterminado, las causales para finalizar este vínculo están establecidas en la norma. No es que de la noche a la mañana se pueda dejar sin efecto, sino que esto tiene que estar debidamente sustentado. Pero en un contrato con plazo establecido, en cambio, se puede dar por finalizado el vínculo laboral solo teniendo en cuenta el plazo”, explica Juan Diego Elías, abogado de Carrillo Viera.

El acta de la Sunafil terminó en un proceso que sancionó a Mambrino con una multa de S/102.060 en julio del 2020. En paralelo, Percy Carrillo batallaba en los tribunales por su despido injustificado.

 

JUICIO GANADO Y CONTRAATAQUE ABUSIVO

El 9 de julio del 2021, un juzgado emitió una primera resolución que concluía lo mismo que había señalado Sunafil sobre los abusos de Mambrino. Pero, además, el fallo señalaba que el despido de Carrillo fue “en esencia, una represalia frente a la denuncia efectuada por el demandante” ante la autoridad laboral.

Posición del juzgado laboral sobre las causas que motivaron el despido de Carrillo: «se evidencia que el despido constituye en esencia una represalia».

El juez estableció que Mambrino debía pagarle todos los beneficios sociales al mesero desde que empezó a trabajar con ellos y una indemnización de más de S/15.000. Además, ordenó que debían reponerlo en su puesto. La resolución fue notificada en julio del año pasado, pero hasta hoy no se ha hecho efectiva.

La excusa es el examen médico. “Ellos indican que están conversando con el laboratorio médico que tiene que evaluarme. Pero dicen que no están sacando citas ahorita. Eso es lo que me comentaron hasta la semana pasada, cuando me llamaron”, dice Carrillo.

“Yo ya debería estar reincorporado desde el 23 de diciembre del año pasado. Desde ese día hasta el 31 me han debido de hacer el pago. Lo mismo por estos días de enero. En una carta notarial me dicen que a más tardar me estarían pagando a fin de mes. Solo eso me pusieron”, explica.

Pero aquí viene lo más grave. Mientras espera que se cumpla lo que ordenó el juzgado, Carrillo tiene que enfrentar una nueva arremetida de sus empleadores. Y es que a fines del 2019, Mambrino decidió clavarle una demanda por daños y perjuicios en la que pide una cifra irreal: S/6.696.332. Más de cuatro millones corresponden a las supuestas pérdidas que les generó la denuncia pública; y dos millones, al “daño moral”. 

El cálculo fue realizado por Guillermo Vega Ingenieros, una firma que se especializa en hacer peritajes de oficio no en temas laborales, sino “de ingeniería y construcción de obras públicas y privadas”. No obstante, el grupo Mambrino ha seguido creciendo. Entre el 2019 y el 2020 -los años posteriores a la denuncia de Carrillo- la compañía aumentó su capital social en S/2.685.240. En los últimos cinco años, esa cifra sube a casi S/7,5 millones.

“Me sacó un poco de cuadro ver esa demanda por esa cifra. No me lo imaginaba y no tengo esa cantidad”, dice un preocupado Percy Carrillo, que está a la espera de la decisión del juez sobre este caso.

¿Por qué entonces volver a Mambrino, una compañía que lo sigue hostilizando?, le preguntamos. “En realidad, es más que nada por demostrarle a las demás personas que sí se puede hacer justicia, que se le puede ganar a empresas grandes y que no deben quedarse callados”, responde el mesero.

Buscamos la versión de Mambrino por distintos canales de comunicación, pero al cierre de esta edición no fue posible.

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Durante los últimos dos años de pandemia se ha hablado de lo mucho que el teletrabajo ayudó a impulsar la productividad en las empresas. Si bien según la segunda encuesta “Retos y desafíos en la gestión de la compensación y el impacto del COVID-19” elaborada por EY Perú, se reveló que el 90% de las empresas que implementó el home office vio un aumento de productividad, son muchos los factores involucrados.

El psicólogo Nahum Montagud explica que para entender lo eficiente y productiva que es una empresa, es necesario revisar cómo está organizada, las relaciones entre los trabajadores, las facilidades que haya a la hora de realizar su función en la empresa, entre otros aspectos. Estos son algunos de ellos:

Factor social

Un aspecto que las empresas suelen pasar por alto son las relaciones entre los trabajadores. “El ser humano es un animal social, por lo tanto, necesita interactuar con otras personas. El lugar de trabajo no es la excepción. Una correcta dinámica relacional puede implicar que los trabajadores vayan motivados al trabajo, dado que ir a la oficina o a la fábrica no será únicamente ir para trabajar, sino que también será ver a sus compañeros con los que podrá compartir momentos placenteros”, explica el psicólogo.

Un lugar de trabajo con relaciones estrictamente laborales, puede ser perjudicial para la organización, pues los trabajadores no ofrecerán lo máximo de ellos mismos e incluso se sentirán fatigados al iniciar su día laboral.

Factores psicológicos

El estado anímico de los trabajadores es un elemento muy importante de cuidar, pues quienes están pasando por un mal momento no irá a gusto a trabajar. “Esto influirá no solamente en el grado de productividad individual, sino que también podrá afectar al resto de personas, contagiando un desánimo generalizado y pesimismo”, explica Montagud.

Al enterarse de alguna situación complicada de un trabajador, lo ideal es que la empresa le ofrezca apoyo psicológico o unos días de descanso en caso de que el problema sea muy grave. De esa manera, el trabajador, podrá volver con energías y con una actitud más motivadora.

Clima laboral

Este punto resulta crucial en el bienestar de los empleados. El clima laboral está compuesto por todas las condiciones tanto físicas como emocionales que repercuten en los trabajadores y en sus labores. Es importante realizar un análisis del clima laboral a tiempo pues el problema de darse cuenta tarde de un mal clima laboral, es que hacer cambios suele tomar mucho tiempo e implica una costosa inversión para la organización.

Organización y liderazgo

“Existen trabajadores que actúan como líderes, otros como dinamizadores en la empresa, otros facilitan la comunicación, y muchos más tipos. Una buena distribución de este tipo de trabajadores, teniendo en cuenta sus grados de formación y en qué se han especializado, permitirán obtener el máximo grado de productividad en la organización”, explica Montagud.

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Alberto Vergara

La empresa petrolera transnacional Repsol ha cometido una cadena de errores y negligencia mayúscula en este desastre ambiental ocasionado por el derrame de crudo en el litoral costero limeño, que ya se extiende, inclusive, hasta la región Áncash.

Desde la incapacidad de percatarse rápidamente de lo que sucedía, sin esperar a que el flujo que se escapaba de control fuera tan grande, hasta la falta de respuesta inmediata para contenerlo; desde la negligencia para remediar rápidamente los daños, hasta la torpe estrategia comunicacional para aclarar el tema; desde la ausencia de una cabal respuesta tecnológica hasta la pueril insistencia en que todo se debió a un oleaje anómalo que muchos entendidos señalan que no es causa suficiente de lo ocurrido. Todo lo que se pudo hacer mal se hizo pésimo.

El daño reputacional de la empresa es gigantesco y el perjuicio legal y penal que va a acarrear este desastre, como corresponde, va a ser inmensamente oneroso, pero lo que hoy corresponde también subrayar es la falta de respuesta del entorno público y privado a lo sucedido, sin desmedro ni soslayo de las responsabilidades propias de la empresa.

Primero, el Estado peruano, que ha demostrado una pasmosa orfandad de respuestas institucionales inmediatas, y aún hoy mismo, a días del desastre, no es capaz de organizar siquiera un operativo de supervisión adecuado del problema.

Segundo, los gremios privados. Han brillado por su silencio. Comunicados tibios y tardíos no remedian la carencia de una enérgica condena a lo sucedido y una exigencia de investigación y sanciones a una de sus asociadas (porque Repsol es parte de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos, de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, lo es, por tanto de la Confiep, y seguramente de muchos otros gremios). El mutis o el dicho esquivo han sido la norma.

Tercero, la clase política, que no ha sido capaz de actuar con diligencia y seriedad frente a un problema que ha afectado y va a afectar por buen tiempo a miles de ciudadanos peruanos a los que ellos representan y que verán afectados sus negocios o su vida común por culpa de este desastre sin atenuantes. Peor que eso, algunos demagogos oportunistas han tratado de llevar agua a sus molinos ideológicos con un absurdo discurso antiempresarial.

Todo lo que se pudo hacer mal, se hizo pésimo, repetimos. No queremos ni pensar en la eventualidad de un desastre mayor al sucedido, o alguno de otra índole (como un terremoto), que seguramente hallará al Estado peruano y a su sector dirigente presos de la parálisis o atrapados en el despropósito. Una tragedia institucional ha sido puesta de relieve.

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La rápida transformación digital vivida en los últimos años impulsó el avance del sector educación, poniéndose al ritmo de las necesidades del mercado. Por ejemplo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 80% de la oferta laboral en el Perú está dirigida a especialistas técnicos. Por ello, las instituciones educativas deben ir alineándose a lo que el mundo requiere.

“En la educación superior, la oferta educativa no solo ha tenido que adecuarse a la tecnología, sino también a la demanda laboral, pues la coyuntura sanitaria ha transformado el mundo de los negocios y las empresas necesitan profesionales con nuevas competencias”, explica Guillermo Sánchez, director general del instituto Certus.

Sánchez explica que actualmente las organizaciones buscan contratar a profesionales técnicos por su alto grado de especialización. “Este contexto, por ejemplo, ha intensificado el interés por las carreras tecnológicas debido a la masificación del uso de las herramientas digitales en todas los sectores económicos”, señala Sánchez.

Por ello, en el Día Internacional de la Educación, hoy 24 de enero, Certus revela las profesiones técnicas que demandan las empresas hoy en día, con base en la última Planilla Electrónica publicada por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE).

Marketing: Estos especialistas son capaces de diseñar y vender productos o servicios según las necesidades de los consumidores. Además, a través de las nuevas herramientas digitales, pueden desarrollar su actividad en mercados nacionales e internacionales. La remuneración de esta profesión técnica puede alcanzar los S/2,800.

Diseño Gráfico Digital: Mediante la creatividad, estos profesionales logran persuadir a los consumidores con diseños impactantes, campañas publicitarias, avisos de prensa, publicidad directa, entre otros. La remuneración puede alcanzar los S/2,600.

Administración: Se trata de profesionales que desarrollan, administran y guían hacia el cumplimiento de objetivos a una empresa, negocio o proyecto. Utilizan, de manera responsable, herramientas digitales y metodologías ágiles con creatividad para la innovación. La remuneración puede alcanzar los S/2,600.

Ciencias de la computación: Esta carrera técnica prepara a profesionales que planifican, analizan, diseñan, programan e implementan sistemas de información con el fin de incrementar la productividad en la gestión de una organización. La remuneración puede alcanzar los S/3,400.

Telecomunicaciones y Desarrollo de Software: Los profesionales de esta área diseñan, desarrollan, prueban, implementan y mejoran software para la transformación digital de una empresa, basándose en un sólido conocimiento de la programación y redes informáticas. La remuneración puede alcanzar los S/2,500.

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Para empezar, como la enorme mayoría de los peruanos, no tengo conocimientos en petróleo ni en temas de preservación ambiental, más allá de lo que la divulgación periodística ha hecho y de lo que cualquiera pueda haber averiguado de manera general. No digo esto con orgullo, a mi generación eso del medio ambiente no nos vino con la etiqueta de “urgente” y nos ha costado integrarnos en la comprensión de la importancia que esto tiene.

Sin embargo y desde la ignorancia técnica sobre la relevancia de lo que ocurrió la última semana con el derrame de petróleo en Ventanilla, no debemos dejar de lado algunas aristas y algunos temas que sobresalen de esta crisis, que la trascienden y que -otra vez- sirve para comprendernos mejor como país.

1.

Lo primero que hay que decir es que la sensibilidad máxima sobre una tragedia en el país nunca descansa en las autoridades o implicados. Siempre en la gente. La que ve las crisis y desesperada por la inacción trata de hacer algo. Lo vimos en Mesa Redonda, en Pisco, en cuanta necesidad hay, allí se generan cantidad de grupos de interés que genuinamente quieren hacer algo y remediar, desinteresadamente, lo que otros provocaron. Sin política o políticos por medio. 

Pero esto entusiasma tanto como desanima. El voluntariado siempre será aplaudido por lo que representa, el compromiso total, sin esperar recompensas, con el alivio de una situación crítica. Pero desanima por el otro lado, por la pregunta que obligadamente nos hacemos y es ¿por qué sólo podemos esperar algo de la sociedad civil desarticulada? ¿Por qué esos mismos voluntarios no son representantes o participantes en la política real? ¿Por qué es tan relevante que cualquier movimiento cívico para ser relevante tenga que ser apolítico? Esa es una pregunta que ronda y ronda y lo más probable es que la respuesta esté en la política, esa actividad que significa solo malas palabras en el país.

También desanima porque es la constatación de que frente a una ya muy mala oferta general, encima solemos elegir a los peores representantes posibles para cualquier cargo público, desde alcaldes hasta gobernadores, de congresistas a presidentes, lo que genera una distancia enorme entre lo que como ciudadanía podemos “hacer” y lo que nuestros representantes “hacen”. Un divorcio del que estamos advertidos pero que ya consideramos la regla general.

2.

La acción de Repsol como principal responsable nos hace quedar pésimos como país. Sus acciones indolentes, grotescas y falta de toda consideración y respeto con un territorio que les permite generar ganancias es no solo preocupante sino humillante. Ver operaciones de limpieza costera usando recogedores domésticos y baldes afecta la autoestima de cualquier país. Esto es algo que no ha dimensionado bien. Es una mirada alpinchista del problema, el burdo salir del paso, el decir: “pero yo sí hice”, cuando en el fondo no hicieron realmente nada. 

Ver a sus directivos hablando y sus comunicados estos días ha sido igual de ofensivo. Más allá de una revisión de sus políticas de comunicación corporativa, que es problema de ellos, generar la sensación tan general de que mienten descaradamente y que lo van a seguir haciendo sin pudor sigue retumbando nuestro ya magro sentido de país. Anoche, en Punto Final de Latina tuvimos una imagen potente sobre esto: el presidente de Repsol Perú titubeante e inseguro contando una versión que era evidente él mismo no creía e inmediatamente la PCM que consideraba insuficiente la respuesta que daba la empresa. ¡Pero desde la mirada del gobierno que es quien tiene que decir qué se hace, como se hace y quien lo hace!

La entrevistadora los puso al mismo nivel de responsabilidad y la ministra se sintió equidistante. Así no hay forma de generar una real mirada de responsabilidad corporativa. Repsol mintió desde el primer día y nada hace pensar que no seguirá haciéndolo. Eso es dolo y es tratar de guardar el polvo debajo de la alfombra. 

¿Por qué es relevante esto? Porque nos va a poner en evidencia si es que en el fondo vivimos en una democracia corporativista. Repsol -empresa- no puede tener un discurso tan descarado y el gobierno no puede ser tan complaciente con ello. Se comprende que no es el momento de la sanción sino de la acción, pero incluso allí se le debe poner límites a lo que la empresa menciona y lograr generar un permanente fact checking y contraste público de hechos. Y un plan de sanciones no solo por lo ambiental, también por el dolo al mentir.

3.

Le ex ministra del Ambiente, Fabiola Morales, ayer señaló algo que es clave: ¿quién lidera todo esto? Estamos en la peor tragedia ambiental de la historia de la costa peruana y con sinceridad, ¿usted puede señalar quién es la persona, la autoridad, el cargo, que está encargado de coordinar todo lo referente a la crisis? ¿Quiénes son los voceros autorizados? ¿Quiénes encabezan las coordinaciones? Conjunto vacío. Cero. Nadie.

SI tuviéramos un ministro del sector que supiera algo del tema, muy probablemente sería quien tome el liderazgo. Pero sabemos que no es el caso. La PCM es una figura clave pro su conocimiento del tema ambiental pero debe ver ese y muchos otros temas más. ¿Petroperú? Es un chiste.

Si algo pudiese definir a un gobierno de izquierda en este país debería ser la capacidad de enfrentar esta crisis con soberanía e integridad, con firmeza. Con audacia. Representando al “pueblo”. Pero acá parece no existir ni el pueblo ni el gobierno de izquierda.

El presidente del Perú eligió la semana pasada para mostrar su nueva estrategia de comunicación: dos entrevistas nacionales y hoy tendrá la primera internacional por la cadena CNN (con un entrevistador mucho más agudo que los que solemos tener por acá). Interesante que quiera hacerlo, pero ¿tenía que ser la semana pasada? Anoche, mientras escuchábamos al presidente de Repsol en Perú, el presidente del Perú le hacía un tour guiado de Palacio de Gobierno a Nicolás Lúcar. Una de las cosas que la opinión pública no le va a perdonar a su presidente es que cuando las papas queman se distrae con casi todo y no enfrenta lo urgente. El análisis de la entrevista que le dio a Hildebrandt en sus 13 era el tema inicial de este artículo, pero creemos modestamente que no lo es tanto como discutir esta tragedia. El presidente Castillo claramente no lo considera así.

Pero no solo es el gobierno. Para el Congreso el tema no ha existido. La falta de un discurso unificado, sólido, institucional es clamorosa. Ni siquiera los “líderes de opinión” que hablan de todo siempre se manifiestan con claridad sobre este tema. Ni qué decir de los líderes de opinión. Lo único que hacen, de manera descarada, es ver responsabilidad del gobierno. Nada de cuestionamientos, nada de nada. El silencio de personajes como Fujimori o López Aliaga es cuando menos cuestionable. ¿Qué hace que no puedan tomar posición sobre esto?

No hay ningún liderazgo real para enfrentar este tema.

4.

Cualquier conflicto que provoque una empresa va a dejar viudas. Voceros no oficiales que van a tratar de convencernos del rol que la empresa juega, siempre a favor de ésta desde luego. Desde el día 1 de la crisis se ha visto cómo replican argumentos falaces y después tratan de acomodarlos con una retórica bien intrincada y que siempre termina en lo mismo: todas las críticas son de troles de la izquierda.

Sin importarles su imagen pública y sin ningún criterio de realidad estas “viudas” van a tratar de convencernos de que la empresa actúa siempre de buena fe y de que no hay que desconfiar de que remediará el daño con celeridad y honestidad.

En resumen, en esta tragedia ambiental, todos perdemos y nadie gana. Pero el que más pierde, como siempre, es el nadie, el pescador que ahora tiene que conformarse con canastas y vales alimenticios y tendrá que pensar mañana cómo pagar agua y luz,  y cómo pagar matrículas, y cómo pagar el entretenimiento porque vino una empresa que lo despojó de su medio de subsistencia elemental y ahora quiere remediarlo solo con vales de comida y canastas. El que más pierde es ese cormorán que no puede volar porque el petróleo en sus alas no lo deja y tuvo que ver morir a su lado a tantos otros como él. Los que más pierden son esas 10 nutrias muertas, seres únicos que dejan en cero la capacidad de sobrevivir como especie.

Pero todo lo medioambiental es remediable, como dice el presidente de Repsol en Perú. Mientras el presidente del Perú muestra su casa.

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La creación de empleos es la principal necesidad ahora. Para lograrlo se necesita reactivar la economía. ¿Cómo hacerlo? Reactivar significa producir más. Las empresas, de todo tipo y tamaño, producen más cuando les compran más. Y cuando lo hacen, también crece el empleo. De ahí que reactivar implica que antes aumente la demanda. En primer lugar, la demanda tiene dos grandes componentes: la demanda externa (exportaciones) y la demanda interna, que tiene cuatro componentes: el consumo privado, el consumo público, la inversión privada y la inversión pública. Los aumentos en cualquiera de ellos elevan el PBI y por ende reactivan la economía. Por lo tanto, hablar de reactivar abre el abanico de cinco opciones que no son excluyentes entre sí; algo así como los motores de la economía.

Sin embargo, es crucial tener en cuenta los límites de utilizar cualquier combinación de cada una de ellas. Un aumento del consumo público o de la inversión pública está limitado por lo que el gobierno tiene y puede gastar. El gobierno tiene un exceso de gastos sobre ingresos. Esto impide que la reactivación se haga “desde el gasto público”, pues habría que financiar la diferencia con mayor endeudamiento. Y aunque nos podemos endeudar un poco más, no alcanza para el nivel de gasto que tendría que hacerse para mover la aguja de la economía. Además, la inversión pública representa solo 20% del total de la inversión.

La alternativa es reactivar por inversión privada. La experiencia internacional demuestra que es la única manera de lograr un crecimiento sano y sostenible; pero, ¿cómo hacer para aumentar la inversión privada? A veces es fácil decirlo, pero no se le puede obligar a nadie a invertir. Imagine que es su dinero; la pregunta es, ¿qué necesitaría para invertirlo? Un ambiente adecuado para que los proyectos puedan implementarse; marco tributario estable, reglas de juego claras, burocracia mínima, etc. El riesgo lo corre el inversionista y lo mismo vale para un pequeño emprendedor como para un gran proyecto. Nadie invierte si no confía. Insisto: colóquese en el caso que sea su dinero.

El camino es así: aumentar la inversión para que así se eleve el empleo, los ingresos y el consumo. La evidencia empírica avala la afirmación anterior. Lo que pasa es que las buenas intenciones no bastan. Si fuera una cuestión de buenos deseos, hace rato que seríamos una sociedad avanzada.

¿Y si además agregamos el motor exportador? Del total de las exportaciones peruanas, cerca del 80% son tradicionales, dentro de las cuales está minería. Los precios están determinados en los mercados internacionales, por lo que Perú puede hacer poco para alterarlos. Ahí hay que aprovechar los ciclos de auge de los precios de las materias primas.  Quedan las no tradicionales como, por ejemplo, agroindustria, textiles, joyería y calzado. Ellas requieren de una economía mundial en movimiento para que el resto del mundo demanda lo producido dentro del país. Y eso no depende del Perú.

El empleo no se crea por decreto. Nunca fue así. No es un tema de más leyes. Veamos la evidencia empírica mundial. La economía es una ciencia y no una creencia.

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Carlos Parodi, empleo, Entendiendo de Economía, Trabajo
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