Para Pedro Castillo -el año que acaba de pasar- fueron de muchos problemas, típicos de gobiernos que no cuentan con un real partido que lo sostenga tanto con técnicos como con políticos profesionales (como fueron también los gobiernos de Humala y Toledo). Hemos visto que recurren a activistas y sindicalistas que tienen una forma gremial de ver la acción política y con poca carrera pública. Para el ejercicio público no sólo es válido el conocimiento, sino también la práctica política y conocer país para hacer viables reformas importantes.

Eso lo pudimos apreciar con el mal manejo de los conflictos sociales el torno a la minería, teniendo –como ejemplo de este problema- el caso de las Bambas y el corredor minero del sur del país. Se puede apreciar también que no se encuentra un norte que tendrá el gobierno de Pedro Castillo. En los primeros cien días no se ha visto ningún gesto y dirección o qué tipo de reformas emprenderá. Lo que se ha podido apreciar es el copamiento del Estado peruano por parte de sus aliados, convirtiendo a las entidades públicas en un soviet de soviets. 

En el Perú hace años que se tiene problemas de representación tanto a nivel vertical (de gobernantes hacia los gobernados), así como a nivel horizontal (de organizaciones sociales hacia los ciudadanos). Por el bien del país, si el gobierno de Pedro Castillo hace un balance del tema, puede -a partir de este año en adelante- dar un giro mayor, acercándose a temas como, salud, educación, seguridad y empleo para desde ahí partir en búsqueda de acentuar cierto tipo de consenso político sobre estos temas urgentes. 

Tengamos en cuenta también que el Estado –frente al superciclo del precio de los comodities vinculados al cobre y al litio– debe avanzar hacia plan de reactivación económica por sectores y en tiempos precisos. Declarar en emergencia, por ejemplo, a la pequeña y mediana empresa para su proceso de competitividad. Pero eso no se hace sin dirección política. Pedro Castillo tiene que pensar que conducir un país no es fácil y que no necesariamente todos tienen que estar contentos. 

Hay que tener firmeza para la ejecución de los temas económicos y políticos pendientes aún en el país. La ciudadanía en general y la opinión pública así lo requiere.

 

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Gobierno peruano, Pedro Castillo

Un tribunal de Australia decidió recientemente que el retiro de la visa de Novak Djokovic o No-vac Yo-Covid -como simpáticamente han empezado a llamarlo- se ajusta a ley y por consiguiente fue expulsado del país y con ello se pierde la posibilidad de disputar el Abierto de Tenis de dicho país, donde muy posiblemente hubiese sido el campeón. ¿La razón? La salud pública. La consideración del Poder Ejecutivo, ratificada en los tribunales, de que permitirle la exención generaría una controversia interna y alentaría al movimiento antivacunas fue suficiente para terminar con un par de semanas de recursos legales y de disputa judicial.

El tenista serbio no está vacunado y el gobierno de Australia prohíbe el ingreso de extranjeros sin vacuna. La razón “legal” que esgrimía su defensa era que a mediados de diciembre había contraído el Covid y por lo tanto tenía una inmunización natural y por lo tanto podía proseguir su viaje sin problemas. Ello supone, como ha reconocido el propio Djokovic, que estuvo en reuniones con otras personas mientras estuvo con Covid y que en dichos encuentros no hubo mascarillas ni mecanismos de protección ni advertencias.

En resumen, la defensa para poder quedarse en Australia y jugar el torneo hizo que admitiera una conducta peor y que confesara que lo hizo sin mala intención. Como si bastara. Su padre, el viejo Djokovic, ha convertido el caso en una cruzada. Habla de su hijo como víctima y cree que el paradigma de la libertad en el mundo ha ganado un nuevo líder. Sí, su hijo. Se sienten discriminados. Sienten que les han amputado los brazos, como a Maradona las piernas cuando lo suspendieron por el doping que el sabía prohibido. Entonces, ahora resulta que no solo era que no quería vacunarse, sino que el no hacerlo implicaba un ejercicio de la libertad en su sentido más “revolucionario”. Hoy, gracias a la corte australiana, No-vac está camino a Dubai y su puesto lo ocupará un tenista que nadie conoce pero que tiene tres dosis de vacuna en su organismo.

El caso es que se trató de una batalla legal en la que diversos argumentos se esgrimieron. Con una primera etapa en la que la justicia estuvo a favor del tenista -y nadie la discutió- y con otra definitiva en contra -que nadie discutió tampoco-. Porque si algo debe tener la justicia, y el ejercicio de esta y quienes la determinan, es esa capacidad de ser respetada. Esa posibilidad de determinar sin dudas sobre el ejercicio hecho, quién es culpable y quién inocente. Apreciar el desarrollo de ese caso durante la semana resultó en satisfacción por el fallo y una profunda depresión por ver lo que ocurre en nuestro país.

El lunes 10 de enero, hace una semana, un juez supernumerario señaló que el periodista Cristopher Acosta era culpable de difamación en perjuicio de César Acuña, millonario político, experto en hacernos creer que es un meme permanente, siendo condenado a dos años de prisión suspendida y al pago de S/ 400 000 de reparación civil al agraviado, una bicoca considerando que había pedido la friolera de 100 millones de soles, lo que alegremente decían que era “lo que ganaba en un mes”. De manera solidaria, Jerónimo Pimentel, editor y representante de la casa editorial que publica el libro, fue sentenciado a lo mismo. Lo bueno es que la reparación es conjunta.

Desde el lunes lo que se ha vivido es un gran compendio de reseñas sobre el tema que se agrupan en dos temas fundamentalmente: en publicitar el libro (hoy por hoy debe ser un best seller sin precedentes) y en desestimar la actuación del juez. La lógica es la siguiente: es un juez que no sabe, un juez que no conoce, un juez que no ha seguido la doctrina básica, un juez que ha intepretado a su gusto, un juez que se dejó llevar por el abogado del demandante (a quien otro periodista señala como alguien que hace que el Poder Judicial se mueva al ritmo del dinero), etc. No se discute el acto legal sino quien lo ejecuta. Se discute al juez. Salen los antecedentes. Sale su CV. Nos preguntamos si estaba capacitado para algo así. Aseguramos que con un mejor juez la sentencia será otra. Damos por hecho, aún siendo muy lejanos al mundo del derecho, qué importa, que el juez está equivocado, comprado, incentivado, lo que sea que queramos que sea. Discutimos al juez. A partir de allí descalificamos la sentencia.

Un juez no es un “nadie”. Es alguien que tiene un mandato muy particular. Puede decidir, con los instrumentos y herramientas adecuados, quién es inocente y quién es culpable. Tomar esa clase de decisiones no es algo sencillo ni mucho menos grato. Más cuando se trata de casos tan públicos. Un juez está sujeto al sesgo, como Sunstein, Siboney y el Nobel Kahneman han señalado en su último libro Ruido, donde analizan centenas de sentencias judiciales y evalúan como los jueces pueden actuar distinto dependiendo del día de la semana, del clima o de la hora en que exponen. Sin embargo, un juez determina así y todo qué es lo que la justicia precisa en cada caso.

El problema es que, en un país de instituciones tan debilitadas como nuestro querido Perú, el ejercicio de la justicia es demasiado arbitrario. Si una sentencia no nos gusta, cuestionamos al juez. Porque los jueces son cuestionables. Porque no generan la confianza de que estarán en la capacidad de afrontar los retos que se demandan. Salimos de una crisis enorme generada por la evidencia comprobada de un Poder Judicial tomado por mafias que ponían y sacaban jueces a criterio propio y para beneficiar decisiones específicas. Los casos judiciales más escabrosos pasaron de ser los de homicidios y pasaron a ser los de los propios magistrados. Los hermanitos, cuellos blancos y demás solo socavaron una institución en la que cada vez confiamos menos.

De acuerdo con datos de la ENAHO 2018, la desconfianza hacia el Poder Judicial supera el 80% de la población peruana. Sin duda que la posibilidad de confiar en una decisión del Poder Judicial es bastante baja. 

¿Qué pasó? ¿Cómo puede ser que ni siquiera la justicia sea justa en el país? ¿Que nos atrevamos a desconfiar de lo único de lo que debiéramos -la capacidad de impartir justicia-? ¿Que un juez sea percibido más como parte de una mafia que alguien que realmente puede solucionar algo? ¿Cómo es posible que semana a semana discutamos esto? Si en un momento se jodió el Perú, Zavalita, creo que fue acá. Cuando asumimos directamente que la forma menos justa de solucionar algo es recurrir a la justicia.

 

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Desconfianza, juez, justicia, Poder Judicial

Contra todo lo que se temía, el gobierno de Castillo produce cifras macroeconómicas estables, incluso con crecimiento y reducción del déficit fiscal. Y hasta una Bolsa de Valores al alza. Achacar esto tan solo a una coyuntura de mejora de los precios de los minerales, que sin dudas influye, es bastante mezquino. Hay, también, un manejo responsable, y conservador, de la economía. 

Obviamente, el resultado tiene también que ver con que el anunciado ultraizquierdismo de Castillo no se tradujo en hechos como los que pregonaba. Aunque tampoco es que haya virado a la derecha, ni se ha dado alguna humalización, sustantivo que tendrá larga duración, a pesar de haberse ejecutado una sola vez. 

Ya es sentido común reconocer que todo lo que de izquierda tenía el peruposibilista Castillo provenía del alharaquiento ideario, que no programa, de su vientre de alquiler Perú Libre. Por lo demás, Castillo es hombre sin rumbo y sin ideas claras de gobierno, que está aprendiendo aún muy lentamente que no es igual ser sindicalista demandante que jefe del ejecutivo de todo un país. 

Entonces, para los realistas del dinero, los que la llevan, hubo mucho ruido y pocas nueces. Apostaron muchos a lo del fraude, pero ya se dieron cuenta que se pierde más que se gana con eso. Aún toman ciertas precauciones, y preferirían a uno de los suyos en palacio de gobierno. Pero es lo que hay, pues, y siguen produciendo e invirtiendo, y no hay fugas de capitales. 

El MEF y otros ministerios sin Perú Libre

Por lo demás, en el Ministerio de Economía y Finanzas, que desde hace décadas ha establecido una centralizada y eficaz dictadura de facto sobre todo lo que se mueve en el país, hay un ministro que tiene claro hasta dónde le es posible ir, no solo por el escenario político pleno de adversidades ideológicas, sino por la ya antigua burocracia de su propio ministerio que se mantiene en las ortodoxas rutas del liberalismo extremo, y con el que debe pactar casi a diario. 

Pero, asimismo, en todos los sectores, con la burocracia nombrada desde hace décadas, herencia sobre todo del aprismo y el clientelismo en general, así como de los criterios estrictos y tantas veces poco prácticos de SERVIR. 

El caso del ministro Pedro Francke es, entonces, el más emblemático – por la gran importancia que aún tiene ese ministerio – de lo que los técnicos provenientes del sector de la izquierda socialdemócrata aportan para la estabilidad del gobierno.  

El Ministerio de Salud ha hecho lo suyo bien, y con creces. Con un ministro de anterior militancia en el Frente Amplio, no podemos hablar de extremos sino de razonable sentido común y profesionalidad. El asunto de la pandemia, bien orientado durante la gestión del presidente Sagasti, ha seguido la ruta emprendida y hecho oportunos aportes que permiten que veamos el horizonte con natural cautela, pero con más optimismo también. Cabe destacar, asimismo, algo que no suele ser noticia de primera plana en la gestión del ministro Cevallos, como es el proceso de fortalecimiento del primer nivel de atención de salud, algo vital y trascendente y de lo que se verán los mejores frutos en adelante. 

El Ministerio de la Mujer hace un trabajo poco vistoso, pero con importantes avances, como el programa para los y las huérfanos de la pandemia por COVID, mediante la ley de orfandad, que permitirá la ampliación de la cobertura de la asistencia económica por orfandad bajo diversas causales, para las niñas, niños y adolescentes en tal condición. Hay una tendencia, positiva, en ese sector a fortalecer lo ya andado y mejorarlo, aunque ciertamente le falta mejor difusión.

La PCM

Se puede hacer muchas observaciones y críticas a la presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez, pero sería de la peor cicatería negarle el mérito de logros importantes en la relación con los movimientos sociales en conflicto. Hay ahora, a diferencia de antes, un diálogo sin muchas desconfianzas (salvo las que falta limar de lo heredado), y poco a poco se va logrando avanzar en cuestiones que parecían imposibles de solucionar, y para las que la gritería y demagogia de Guido Bellido no solo no servían para nada, sino que las empeoraban. 

Tiene enormes méritos Mirtha Vásquez. A muchos no les gustará su priorización de los aspectos ambientales, su firmeza en aquello que antes no importaba mucho a nadie, pero ese cambio es positivo, debe dejar huella, y deberán darse cuenta muchos que el cuidado del territorio para hoy y para las futuras generaciones, es tanto o más importante que obtener más plata para el inmediato PIB, o la caja del tesoro. Lograr eso será madurez en algo que falta: sentido de patria. 

Mirtha Vásquez ha demostrado, además, una enorme capacidad y coraje para apostar por ir construyendo mejores momentos, a costa de tragarse varios sapos indigestos con los que, apenas ha podido, ha saldado cuentas, no personales, sino a nombre del país que, con su cargo, representa: varios ministros y funcionarios absolutamente impresentables, designados por Castillo o sugeridos por Perú Libre, y que generaban conflictos y escándalos innecesarios, pudieron salir gracias a decisiones terminantes de Vásquez que supo aprovechar los momentos adecuados para arreglar la casa. 

Los horribles sapos

El caso del ex ministro del interior Barranzuela, es quizá el más emblemático de esos sapos, pero cuenta también lo del ex ministro de defensa Ayala, y casos de viceministros y directores nombrados al azar de misteriosas inspiraciones. 

Queda mucho por mejorar. No es posible que el ministro de energía y minas, Eduardo González Toro, además de su inoperancia, haya tenido comportamiento tan brutal con sus viceministros, al punto de la malacrianza y el maltrato. Tengo relación cercana con las federaciones indígenas amazónicas del circuito petrolero, agrupadas en la Plataforma de Pueblos Afectados por la Actividad Extractiva (PAAE), a las que asesoro, y su impresión sobre el ex viceministro de hidrocarburos, Antar Enrique Bisetti, es la mejor en tanto que interlocutor. No cito a una empresa petrolera, sino a federaciones indígenas con justos reclamos, que tenían frente a ellas a un hombre que conoce de lo que habla, y al que echan de menos. Ese mismo viceministro – así como al ex viceministro de Electricidad, Jaime Luyo Kuong – es al que el señor González Toro, se dio el lujo de ofender públicamente. Funcionario que tenía el respeto que el ministro González Toro ya quisiera tener. 

La presencia de un ministro del ambiente totalmente ajeno al asunto más importante de nuestros tiempos, pesa muchísimo en las decisiones del gobierno, que no logra más que acciones defensivas a cargo de la PCM. La ausencia de un técnico de primer nivel a la cabeza se nota. Y la reversión de contratos de personal sin calificación y ni siquiera preocupación por el ambiente, es de mucha necesidad en esta cartera. Por una vez, voy a desear que prospere la censura al susodicho ministro de cuyo nombre, permítanme, no me acuerdo. (Busco en Google, que me hace acordar que se llama Rubén Ramírez Mateo, el abogado de los invasores de terrenos en Cerro de Corvina). 

El entrampamiento del área de transportes y comunicaciones, que más parece una prolongación de los intereses particulares de los transportistas – al mejor estilo fujimorista – o del Ministerio de Educación, más preocupado durante gestión del señor Gallardo y también con el nuevo ministro Rosendo Serna, por las demandas sindicales que por la razón de ser de ese ministerio, es decir los estudiantes, son preocupaciones de todos, pero también parte de esos sapos que la cabeza del gabinete debe aún masticar amargamente. 

Sin “caviares”, no hay timón

En breve, con algunos ejemplos y sin remontarnos al increíble periodo de Guido Bellido como premier, podemos decir sin dudas que si el gobierno se mantiene a flote es por el aporte de los técnicos socialdemócratas que, en buena hora, fueron convocados. 

Ellos, y es justo decirlo, otros funcionarios provenientes de actividades independientes, que, felizmente, estuvieron dispuestos a ofrecer sus servicios. Léase, el ministro Carrasco, también Aníbal Torres a pesar de su excesivo papismo, y podemos agregar a funcionarias desechadas por Perú Libre, como la vicepresidenta Boluarte en el MIDIS, o la ministra de trabajo Betssy Chávez, cuyo delito parece ser el mostrarse realistas, prácticas, y razonables. 

A todos ellos la dirigencia y fanáticos seguidores de Perú Libre los llaman “caviares”. Y se muestran dispuestos a reemplazarlos por técnicos propios que no tiene, cualquier “patita” improvisado, en suma, o provenientes de cualquier lado con tal de que no haya “caviares” en el ejecutivo. 

Ojalá que el presidente Castillo, que debe estar madurando poco a poco, esperemos, tenga el tino de corregir lo que hay que corregir, pero no se le ocurra reemplazar a esos “caviares” que son los que le salvan la vida, por las propuestas de Cerrón. Son los que le dan gobernabilidad. Eso está claro como el agua, no hay que coincidir políticamente con ellos, cuando hablamos de estabilidad en la línea de flotación del bote en que todos viajamos. 

El retorno de la gritería y la demagogia sin resultados, como sería de esperar si volvieran Perú Libre y similares, solo fortalecerían a la alicaída ultraderecha, que – en esto como en tantas otras cosas – debe tener total coincidencia con Cerrón y compañía. 

 

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Jorge González Izquierdo, RMV, sueldo mínimo

A Carolina

Cayó en mis manos “Freud en su tiempo y en el nuestro”, de Élisabeth Roudinesco, oportuna reivindicación del padre del psicoanálisis, luego de dos décadas de cancelaciones y escraches. Llegó a mí gracias a otra mujer, mi esposa, también psicoanalista, a la vez feminista y admiradora del intelectual vienés porque, racionalmente, se puede ser ambas cosas al mismo tiempo. 

Llevo pocos días con el texto, y como suele sucederme con lecturas no previstas, he comenzado a leerlo en desorden, de acuerdo a mis propios intereses y prioridades. Así que recién he concluido con el capítulo 2 de la Cuarta Parte que se titula “Frente a Hitler”. 

En él, Roudinesco opone a Sigmundo Freud con Adolf Hitler como a dos esencias contrarias y trae a colación las teorías freudianas que vinculan al hombre con sus instintos más autodestructivos. A estos instintos, Freud les opone la cultura y la civilización. Al respecto, señala Roudinesco que “había un camino muy distinto que era igualmente posible, explicaba Freud: el acceso a la civilización (la cultura), la única capaz de permitir, mediante la sublimación, la dominación de las pulsiones de destrucción, es decir, del estado de naturaleza, ese estado salvaje y bárbaro que es un componente de la psique humana desde la antigua horda primitiva”. 

Está claro que con Hitler se perdió todo eso, la civilización, la cultura y nos desbarrancamos hacia las pulsiones más autodestructivas del hombre. Si un equívoco ha despejado la posmodernidad es creer que progresamos y que, eventualmente, en simultaneo al avance material y técnico, superamos también nuestro estado salvaje. Este, más bien, depende de los siglos o las décadas, va y viene, puede emerger en cualquier momento. La mayoría de visiones cinematográficas sobre nuestro futuro son distópicas, proclaman el triunfo del animal salvaje que lo destruyó todo a su paso. Anticipan un advenimiento fatal, una profecía autocumplida. 

¿Y el Perú? ¿Y los peruanos? Hay un consuelo de tontos. No estamos mucho peor que el mundo. La vieja diatriba, “qué mal estamos en el Perú, quiero irme al extranjero” no funciona más. En Alemania hay neonazis en el parlamento, en España Vox crece como la marea al ponerse el sol y en USA al bueno de Joe Biden se le opone el malo de Donald Trump. 

Lo que tienen en común los neonazis alemanes, Vox española y Donald Trump es una forma de hacer política que rechaza la mirada freudiana de civilización, entendida como cultura, porque impugna el diálogo y se constituye y realiza desde la destrucción del adversario, lo que supone la vuelta de nuestras pulsiones más autodestructivas, posicionándolas, cada vez más, en el mundo contemporáneo. Y lo mismo hacen los y las radicales ultraliberales, con sus cancelaciones en redes sociales, las que hace tiempo dejaron de ser su patrimonio exclusivo. Así, la democracia, quintaescencia ideal donde debería establecerse el consenso en busca del bien común cede presto su lugar a los extremismos. 

Sin embargo, la situación en el Perú sí es peor por una razón. En los tres espacios nacionales que he referido preexistían clases políticas profesionales de muy alto nivel, y partidocracias sólidas que ahora enfrentan a capa y espada esta nueva corriente política que, finalmente, también es cultural. En el Perú, en cambio, la versión chicha y posmoderna de Adolf Hitler ha llegado, o llegará en cualquier momento, sin siquiera un partido político, o cincuenta cuadros políticos en el candelero, con la suficiente capacidad de convocatoria y movilización para hacerle frente. 

Por eso en las encuestas gana el centro y en las elecciones ganan los extremos; hasta que un día ya no haya elecciones, o lo que es peor, ya no haya república, total ¿acaso algún día la tuvimos?  

 

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Freud, Hitler

Hace algunos años se hizo una encuesta en EE.UU. que preguntaba a los ciudadanos si preferirían ser presidentes o pasar cuatro años en la cárcel. La mayoría eligió la cárcel. Los estadounidenses parecen reconocer que ser presidente es un trabajo difícil. 

Estoy de acuerdo en que el trabajo de presidente implica una gran cantidad de estrés, poca apreciación por parte de la ciudadanía, alta probabilidad de juicios y una exigencia continua durante el mandato. Aun así me sorprendió el resultado de la encuesta.

Sin duda es un trabajo difícil y demanda gran responsabilidad, finalmente se trata de manejar los asuntos públicos de una nación, lo cuál incluye manejar un presupuesto muy grande, así como tomar todo tipo de decisiones complicadas en temas diplomáticos, militares, sociales, económicos, culturales, ambientales, empresariales, etc.

La compensación económica que recibe un profesional en una organización ya sea empresarial, académica, científica o de otro tipo, suele ser directamente proporcional a la responsabilidad del cargo que asume, el cuál puede ser medido por el tamaño del presupuesto que maneja, el tamaño de equipo que supervisa y las implicancias de las decisiones que toma. 

Otros factores que afectan la compensación son la oferta y demanda de profesionales con similar experiencia y capacidad así como la compensación que reciben posiciones similares en la misma industria. 

El presidente de Singapur tiene el sueldo más alto del mundo con aproximadamente un millón doscientos mil dólares anuales. El siguiente es el presidente de EE.UU. con cuatrocientos mil dólares anuales seguido del primer ministro de Canadá con doscientos sesenta mil dólares y el canciller de Alemania con doscientos treinta mil dólares anuales aproximadamente.

Creo que dice mucho que Singapur, quizás el país mejor administrado del mundo (que pasó de un PBI per cápita de cuatrocientos dólares en 1965 a sesenta mil dólares en el 2020), sea el que más pague a su presidente. 

Mientras tanto, el presidente del Perú actualmente gana quince mil quinientos soles mensuales, lo que equivale a ciento ochenta y seis mil soles anuales o aproximadamente cuarenta y seis mil dólares anuales.

Algunos entendidos aseguran que el gerente general del BCP tiene una compensación anual de varios millones de dólares. Los ingresos del BCP son de alrededor de quince mil millones de soles anuales mientras que el presupuesto general de la república del Perú en el 2021 fue de ciento ochenta y tres mil millones de soles, o sea más de diez veces mayor. 

Esta comparación nos permite observar que el sueldo del presidente del Perú es bastante bajo para el nivel de responsabilidad y presupuesto que maneja. 

Si como presidente vas a estar mal pagado para la responsabilidad que asumes, vas a tener un tremendo estrés por cinco años, vas a correr el riesgo de irte a la cárcel y que te persigan cincuenta juicios después de tu mandato pero, por otro lado, vas a manejar un presupuesto gigantesco y va a estar a tu disposición emplear a la gente que tu elijas. ¿Qué tipo de personas atrae una propuesta profesional de este tipo? 

El resultado es que los candidatos que se presentan al puesto son personas que tienen poco que perder, bajas calificaciones y que pueden estar más interesadas en beneficiarse del manejo de un presupuesto tan elevado y de decisiones cruciales para diversos sectores empresariales.

Una compensación más elevada permitiría atraer a personas con mucho mayor experiencia y capacidad a las cuales ni se les ocurre postular a la presidencia por ser una fórmula tan poco atractiva para una persona honesta.

Normalmente en altos cargos empresariales la compensación suele estar compuesta por una parte fija y otra variable relacionada a la performance del profesional y/o de la empresa u organización. Esta estructura permite que el profesional tenga un incentivo para esforzarse y asegurarse que su performance le permita obtener la bonificación ofrecida y/o que la empresa logre los objetivos de rentabilidad planificados.

Todos sabemos que si un profesional sabe que va a recibir el mismo sueldo sea que se esfuerce o no, en la mayoría de los casos el resultado es que el profesional no se esforzara más de lo estrictamente necesario.

La compensación del presidente podría tener bonificaciones anuales relacionadas con la mejora de la calidad de los servicios públicos, de la ejecución presupuestal y de otros indicadores de manera que pueda recibir un bono anual en función de la buena performance de su gobierno.

Los ofrecimientos populistas de reducir el sueldo al presidente y a los puestos de responsabilidad en el gobierno, incluidos congresistas, lo único que logran es reducir el nivel profesional y moral de las personas más relevantes para el buen gobierno del país.

Propongo incrementar sustancialmente la compensación del presidente de la república de manera que su sueldo se acerque al de posiciones de responsabilidad con similar complejidad en el sector privado así como estructurar bonificaciones por cumplimiento de objetivos de gobierno que sean cuantificables y relevantes.

 

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presidencia del Perú, Presidente del Perú, sueldo presidencial

Hoy en día, todos somos testigos de cómo nuestro Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) dedica tiempo, recursos y esfuerzos en tratar de difundir la idea de que cualquier señal  positiva que se observe en el ambiente productivo, financiero, fiscal y laboral, está ligada, en mayor o menor medida, a las decisiones que se puedan haber tomado estos primeros cinco meses de la actual administración gubernamental.

En ese contexto y en el marco de la caída que viene experimentando nuestro tipo de cambio, el MEF publicó, en redes sociales, un pronunciamiento que resulta interesante comentarlo a efectos de no perder objetividad y poder tener una idea más clara de cual podría ser el real derrotero de nuestro tipo de cambio este 2022.

Nuestro MEF ha señalado, por ejemplo, que “La cotización del dólar cerró hoy (12.01.2022) en S/3,897, el nivel más bajo registrado desde julio 2021, siendo la moneda peruana la que más se ha apreciado en comparación con nuestros pares de la región, fortalecida por la confianza en los sólidos fundamentos macroeconómicos del país. 1/4 pic.twitter.com/JTQ0EvDllP”

Varios temas a rescatar de esta primera parte del pronunciamiento del MEF. Primero, los sólidos fundamentos de nuestra economía han sido heredados por este gobierno, quieran o no, no son producto de su accionar. Segundo, con las señales que se vienen dando, más allá del ruido político, hasta hoy es poco probable que los fundamentos se sostengan. Por ejemplo, en materia fiscal aún no tenemos regla fiscal alguna al 2026 que nos permita avizorar la convergencia de sus principales indicadores. Tercero, la apreciación en la región latinoamericana tiene un origen básicamente exógeno: la aceleración de la inflación norteamericana y mundial. Cuarto, decir que nuestra moneda se ha apreciado más que otras es una observación parcial ya que debemos evaluar tendencias más que sobresaldos diarios.

Luego nuestro MEF continúa, “Esta solidez se refleja en el alto crecimiento económico y la mayor reducción del déficit fiscal en la región, así como en la recuperación de ahorros fiscales, factores que aportan a la recuperación de la fortaleza de nuestra moneda, que retorna a sus niveles de equilibrio.2/4”

El alto crecimiento económico del 2021 era esperado no solo por efecto estadístico, sino también como resultado de haber comprometido, durante gobiernos anteriores, no menos del equivalente al 20% del PBI en medidas contraciclicas de carácter fiscal y crediticio. Esa cifra solo es comparable con la magnitud de medidas aplicadas por el promedio de las economías avanzadas del mundo. ¿Qué posibilitó esto? El respeto a las reglas fiscales y el ahorro preventivo logrado en su momento. De otro lado, el crecimiento logrado de más del 20% durante el primer semestre del 2021, ya garantizaba gran parte de la cifra anual de crecimiento de la cual se ufana el actual gobierno.

De otro lado, es cierto que el déficit fiscal se ha reducido significativamente el 2021, de 8.9 a 3.0%, casi seis puntos de reducción. Solo a nivel referencia, nuestro déficit también se contrajo en más de diez puntos porcentuales del PBI entre 1990-91. Cuestión anecdótica. Volviendo al tema, si corregimos la reducción del déficit por efecto del impacto del incremento de los precios de los commodities mineros, donde la recaudación se incrementó en no menos de 2 puntos porcentuales del PBI, la reducción deja de ser tan espectacular como la quieren hacer notar y sólo será de tres a cuatro puntos porcentuales del PBI. Conclusión, debemos ser más realistas y sinceros con las cifras que damos a la opinión pública. Es bueno una cuota de optimismo, es malo que se tome por ingenuos a los agentes económicos.

“Y en línea con la rápida recuperación de la economía peruana, su solidez y el entorno internacional favorable, el índice de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) se está recuperando significativamente en las últimas semanas, alcanzando su nivel más alto desde febrero de 2021.3/4 pic.twitter.com/P2rpPkQeqt”,  dice nuestro MEF. La verdad, los éxitos en economía no se miden en el corto plazo. Cuando la FED en Estados Unidos inicie en el transcurso del presente año, el alza de su tasa de referencia, como ya lo ha anunciado, es claro que ello podría comprometer una nueva salida de capitales en economías como la peruana. En ese contexto lo que experimentaremos son sobresaltos cambiarios no previstos y una probable ola bajista de nuestra Bolsa. Lo importante acá es ser conscientes que si no fortalecemos el apoyo a la inversión privada, si no dejamos de llamar al cambio constitucional de manera integral, si no damos una señal mínimo a la recuperación de la gestión en nuestro sector público, no solo el tipo de cambio, sino también la Bolsa, mostrarán nuevos desbalances.

Finalmente, nuestro MEF señala: “Ratificamos nuestro compromiso de continuar trabajando y tomando acciones para mantener una economía sólida que permita seguir avanzando en la recuperación del empleo y la generación de mayores oportunidades para todos.4/4. Seamos honestos, lo que debería hacer el MEF es fortalecer su nivel de credibilidad y para ello debe concentrarse más en evitar dar señales con poca claridad en materia fiscal, en evitar que sus pronunciamientos sean contradichos o minimizados por el mismo ámbito político del gobierno, en ordenar la capacidad de gestión de nuestro sector público. Sin ello, cualquier pronunciamiento de parte del mismo MEF podría “caer en saco roto”.

El mercado cambiario hacia el cierre del año, que es lo que importa, está en las actuales circunstancias rodeado de innumerables factores que hacen difícil su proyección. Cualquier desajuste mayor en el frente internacional, sea de origen geopolítico o financiero, podría llevarnos a un importante hipo cambiario. Lo mismo que cualquier desatino político en nuestro frente interno que acentúe la desconfianza del inversor regeneraría salidas adicionales de capitales que llevarían nuevamente nuestro tipo de cambio bastante por encima de los 4 soles. No podemos adelantar victoria alguna en nuestro frente cambiario. La historia no ha terminado.

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Dólar, Economista, Juan José Marthans, MEF, Tipo de cambio

Ni firmas falsificadas ni suplantaciones de identidad hubo en el proceso electoral. En otras palabras, no hubo fraude, según concluye la investigación de seis fiscalías provinciales abocadas a ello luego de que el Jurado Nacional de Elecciones les remitiera las denuncias de Fuerza Popular en ese sentido.

Se confirma así el papelón político monumental que supuso para un sector de la derecha la cantaleta del fraude para intentar explicar la derrota legítima, en las urnas, de Keiko Fujimori, una muy mala candidata; peor, que eso, una pésima perdedora.

Sin aprender un ápice del desastre político que generó por su resistencia a aceptar el triunfo de Pedro Pablo Kuczynski el 2016, esta vez, cinco años después, volvió a repetir el plato con mayor intensidad, tratando de que las autoridades electorales desconozcan el triunfo de Pedro Castillo y se vuelvan a convocar elecciones o se le proclamase a ella como la ganadora.

Será cuestión de recordar todos los nombres de quienes alentaron ese despropósito, porque revela su mala entraña política, capaz de ir más allá de los hechos con tal de plasmar sus objetivos. Y en ese afán, lamentablemente llegaron a involucrar a nuestro Nobel, Mario Vargas Llosa, seguramente mal informado, estuvo dispuesto a usar su influencia para lograr el mismo afán.

Dicho sea de paso, la derecha, lo que tiene que aprender es a lanzar buenos candidatos. No lo eran ni Keiko Fujimori, ni Rafael López Aliaga, ni Hernando de Soto. Hay que reconocer que la candidata de Fuerza Popular hizo una excelente campaña en primera vuelta y en buena parte del tramo de la segunda, pero cometió errores groseros en el desenlace casi final, que le costaron la estrecha derrota frente al muy básico y endeble candidato de Perú Libre.

Esta investigación de la Fiscalía debería bastar para que un grupo de enfebrecidos baje sus revoluciones y entienda también que a Castillo se le debe combatir usando las armas de la propia democracia constitucional y no con atajos golpistas. Porque entre quienes exigen vacancia exprés y quienes gritaron fraude hay una línea de continuidad que ojalá se empiece a resquebrajar.

La del estribo: monumental el esfuerzo de la Derrama Magisterial, en conmemoración del Bicentenario, de haber lanzado al mercado editorial la colección, en seis tomos, de la Nueva Historia del Perú Republicano. Bajo la conducción editorial de académicos como Manuel Burga, Carlos Contreras, María Emma Mannarelli y Claudia Rosas, se perfilan nuevas miradas, inquietantes preguntas, tratamientos novedosos de hechos ocurridos desde 1780 hasta la fecha. Edición de lujo, pero a precios asequibles que ya encuentra en kioskos y librerías.

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derrama magisterial, Fraude, Jurado Nacional de Elecciones, Keiko Fujimori, papelón
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