Este martes 18 de enero vuelve a cumplirse un doble aniversario que en buena medida resume la historia del Perú.

Por un lado, Lima, nuestra querida y a la vez odiada capital, llega a sus 487 años, como una viejita remozada que en nada se parece a esa Lima de 1535, cuando Francisco Pizarro enarboló sus estandartes en el valle del Rímac para fundar una nueva sede administrativa para su gobernación y a la vez tener una cercanía al mar que le permitiera acceder a un puerto exportador de tesoros y escapar en caso de una rebelión indígena. Fue, sobre todo, una jugada estratégica, de fines militares y comerciales. 

El otro aniversario son los 111 años de José María Arguedas, que representa una cara muy distinta del Perú. Nacido en Andahuaylas, departamento de Apurímac, en 1911, Arguedas vivió su infancia y primera adolescencia en la serranía aprendiendo quechua e interactuando con los comuneros indígenas que le enseñaron la verdadera naturaleza del cariño. De hecho, puede decirse que el quechua fue su lengua materna (todo parece indicar, además, que su madre biológica fue una mujer indígena, según recientes investigaciones de Ghislaine Delaune-Gazeau en la revista Lienzo, n. 42).

Lima y Arguedas en sus inicios encarnaban polos opuestos. El mismo nombre original de la urbe –la Ciudad de los Reyes– exhalaba aristocracia y santidad, acero y naftalina al mismo tiempo. Sus símbolos eran importados, europeos. Su función no solo era la de enclave para facilitar la sujeción del inmenso territorio del Tahuantinsuyo, sino que el valle mismo del Rímac estaba poblado de agricultores. Los especialistas oscilan en definir una población nativa entre 30 mil y 120 mil habitantes dedicados al cultivo de plantas para la alimentación, el comercio y el manejo de canales y edificios de barro que servían de vivienda a los caciques y de templos ceremoniales. Además, el valle era fértil y verde y estaba muy cerca del gran santuario de Pachacamac, centro de peregrinaje. Hoy quedan más de 300 restos arqueológicos en el radio urbano de Lima como testimonio de que el valle nunca estuvo realmente desierto.

Arguedas llegó a la costa (primero a Ica) en su adolescencia, a esos “arenales candentes y extraños, entre gente que no quiero, que no comprendo”, como dice su personaje Ernesto en el enternecedor cuento “Warma Kuyay”, de 1935. Ya en Lima, para asistir a la universidad, entró en la vorágine de las contradicciones que en el siglo XX alimentaba una migración cada vez más creciente de provincianos hacia la capital. Con el tiempo, como sabemos, esa migración ha convertido a Lima no solo en una ciudad principalmente habitada por provincianos o sus descendientes, sino también en la ciudad quechuahablante más grande del mundo. 

A la vez, el interior del país es cada vez más penetrado por la avanzada occidental, mermando las culturas locales, amestizándolas, en el mejor de los casos, cuando no desapareciéndolas, pero nunca dejando de afectarlas. Y con ellas la naturaleza, cada vez más depredada.

Muchos dirán que se trata de la expansión de un mestizaje triunfante, de la forja de una verdadera identidad peruana. Lima se vuelve más quechua; el interior se castellaniza cada vez más. Pero a la larga, los modelos culturales y la función del estado siguen siendo los occidentales, como si los procesos de evangelización de la colonia se hubieran transformado ahora en la creencia igualmente fanática en el «progreso» capitalista y como si las modernidades alternativas no fueran posibles. 

¿Qué Perú nos encontramos este 18 de enero? Difícilmente un Perú homogéneo, pese a los esfuerzos de las élites financieras y criollas que quieren ajustarlo a su lecho de Procusto. Había algo de esperanza de que las cosas cambiaran con la subida de Pedro Castillo al poder el pasado 28 de julio. Pero, atenazado por una ultraderecha golpista y la angurria de una izquierda burguesa, el profesor -silenciado y silencioso-  no ha podido hacer gran cosa. 

Lima y su aniversario y Arguedas con el suyo siguen siendo dos heridas que no logran cerrarse.

 

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Desde hace doce años, Esteban Uceda Guerra-García no paga la pensión alimenticia de su hijo. Oficialmente adeuda S/48.500, según calculó un perito judicial solo hasta el 2019. “Él nunca se ha hecho cargo de su hijo. Ni siquiera le hizo una llamada telefónica”, se queja Diana Arias Stella Diez, que terminó demandando a Uceda. Hace 25 años que tuvo un hijo con este político. Durante gran parte de su vida, el joven no ha recibido el dinero que le corresponde de parte de su padre.

Las deudas de Uceda podrían crecer. En las últimas elecciones generales, tentó suerte al Congreso. Lo hizo de la mano de Hernando de Soto, en las filas de Avanza País. Y aunque afirma a Sudaca que es un “respetuoso de la ley”, no cumplió con presentar los informes de gastos e ingresos de su campaña. Por ello, la ONPE podría sancionarlo con hasta S/138.000.

Esta es la historia del precandidato a la alcaldía de La Molina por “el único partido en defensa de la vida y la familia”.

 

MAL PADRE

Antes de continuar, una precisión: Esteban Uceda no usa su nombre de pila. Prefiere hacerse llamar Diego y promocionarse como tal. “Todo el mundo me conoce como Diego porque en mi certificado de bautismo me pusieron Esteban Diego”, explica.

Desde que el hijo que tuvo con Diana Arias Stella nació, en 1997, “Diego” se desentendió. El político no había pagado ni un solo centavo entre mayo de ese año y abril de 2010, lapso en el que le tocaba abonar S/450 mensuales. Así lo señala una resolución judicial de setiembre de aquel 2010. En total, debía S/53.587 por los cerca de 13 años que no pagó.

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Resolución del juzgado de paz que en 2010 declara deudor alimentario moroso a Diego Uceda.

En ese momento, el juzgado de paz que lleva el proceso ordenó que Uceda sea declarado deudor alimentario moroso. El 2011 un medio publicó la historia de la deuda del entonces vocero de Solidaridad Nacional. “Él pagó en el 2011 y de ahí no volvió a pagar nunca más”, dice Arias Stella.

En efecto, desde mayo del 2010 hasta el mismo mes del 2019, el juzgado calculó que Uceda había dejado de pagar S/48.500. Esto a pesar de que sus ingresos de hace tres años fueron de S/186.000, según su hoja de vida. Incluso, ese mismo año, el 2019, hizo “un fiestón de rompe y raja” por su onomástico número 60, donde asistieron alrededor de 500 invitados, como el expremier Ántero Flores Aráoz, la excongresista Martha Chávez y hasta la conductora de televisión Magaly Medina. Prioridades, le dicen.

A inicios de diciembre del 2021, hace poco más de un mes, el mismo juzgado de paz ordenó que Uceda pague su deuda; de lo contrario, sería declarado deudor alimentario moroso. Lo curioso es que, hasta la fecha, el flamante precandidato a la alcaldía de La Molina no figura como tal en la web del Poder Judicial. “Yo volví a solicitar desde diciembre del año pasado que lo pongan en el registro de deudores alimentarios [porque no ha pagado], pero todavía no lo han puesto. Justo estoy reclamando porque se están demorando mucho”, dice Arias Stella.

Uceda no parece muy interesado en el asunto. En varias partes de la entrevista con Sudaca deja ver que no sabe cuál es la edad de su hijo. Y responde –al mismo estilo que López Aliaga cuando se le pregunta por sus deudas con la Sunat– que no pagó porque no fue “notificado en ningún momento”.

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A la izquierda, la resolución de diciembre de 2021 que ordena a Uceda pagar su deuda por alimentos. A la derecha, la solicitud de Arias Stella donde detalla el periodo y monto de la deuda.

Uceda también recalca que “desde hace 21 años tengo un hogar bien constituido con mis hijos universitarios, con los que tengo una buena relación”. Por supuesto, entre esos hijos no cuenta al que tuvo con Arias Stella. Asegura que, si tiene que pagar la deuda, lo hará porque “es un hombre de bien”.

Contradictoriamente, luego dice que apelará la resolución y hasta que se hará una prueba de paternidad. Pero durante todo el proceso judicial que le dio la razón a Arias eso nunca fue puesto en duda. “Una persona no necesita que un juez le diga que pague por su hijo. Congresistas o alcaldes así no necesitamos […] espero que pague o lo pongan de una vez en la lista de deudores”, dice Diana Arias Stella.

 

DESVENTURAS POLÍTICAS

Diego Uceda no solo ha dado qué hablar por su vida familiar, sino también por su perfil camaleónico en la política. Al mismo estilo de César Combina, el hombre de las mil camisetas, Uceda ha pasado de un bando a otro “de acuerdo a sus intereses personales”, como menciona una excongresista fujimorista que lo conoció.

Uceda inició su vida política en Acción Popular, donde permaneció 18 años. Sin embargo, en 1992 se fue del partido porque “pertenecía a una corriente que quería reconocer los logros del gobierno de Alberto Fujimori”, como él mismo contó hace años en una entrevista para La República. Incluso, apoyó el autogolpe de Fujimori. 

Su carrera política no terminó ahí. Como era de esperar, no tardó en unirse a las filas del fujimorismo. Fue uno de los fundadores del movimiento “Vamos Vecino”, posteriormente llamado “Sí Cumple”, donde fue vocero y subsecretario general. Este movimiento conformó la alianza que lanzó a Alberto Fujimori a la re-reelección. En el 2006, Uceda renunció, según él, “de manera voluntaria por discrepancias con dirigentes como Jaime Yoshiyama”. Sin embargo, en ese entonces Carlos Raffo declaró que Uceda había sido “expectorado del partido por dudoso proceder”.

Luego de salir del fujimorismo, se unió a Solidaridad Nacional. Esto a pesar de que el 2002 fue candidato para la alcaldía de Lima y le tocó competir contra Luis Castañeda Lossio.

Años después, en el 2015, Uceda renunció al partido. Su más reciente aventura política fue junto al economista Hernando de Soto. Mientras este aspiraba a ser el nuevo presidente del Perú, Uceda candidateó con el número 12 para ser congresista. No logró alcanzar un escaño, pero sí llamó la atención de la ONPE.

El 5 de enero de este año, el organismo electoral le abrió un proceso sancionador por no cumplir con presentar los informes de los gastos e ingresos de su campaña. Según la ley de financiamiento de partidos políticos, los candidatos deben entregar dos informes. El primero se presenta hasta 30 días antes de las elecciones; el segundo, hasta 15 días luego del proceso electoral. Uceda no presentó ninguno. 

Diego Uceda volvió a cambiar de camiseta política y ahora acompaña, paradójicamente, al partido profamilia de Rafael López Aliaga. La foto corresponde a una entrevista que brindó durante el lanzamiento de su candidatura con Renovación Nacional.

Según Heber Campos Bernal, abogado experto en derecho electoral, presentar estos informes es importante por “un tema de transparencia”. “Los candidatos deben tener la capacidad de decirle a sus electores y al país quiénes han sido sus aportantes […] La idea es que, a través de estas supervisiones, se garantice que los candidatos financien su campaña de forma leal, de acuerdo a lo que el marco jurídico establece”, explica.

Uceda dice que no presentó los informes porque no hizo campaña política. “Yo no hice campaña y me negué a ser congresista. A mí el señor Hernando de Soto me ofreció ser candidato al Parlamento Andino con el N° 1, pero luego los personajes nefastos, por los cuales Hernando se fue de Avanza País, no me inscribieron al partido y desconocieron que debía ser candidato al Parlamento Andino. Por eso yo dije que no iba a hacer campaña. Y no lo hice. Usted no va a ver ningún cartel mío”, sostiene Uceda, que finalmente fue colocado en la lista del partido al Congreso.

Sin embargo,  durante el periodo electoral, Diego Uceda asistió a varias entrevistas y debates donde exponía sus propuestas. Lucía el número 12 y el tren de Avanza País en el pecho. Por no presentar los informes, a Uceda le corresponde una multa que va entre los S/46.000 y S/138.000, según la ley de financiamiento.

“Parece poco creíble que no se haga campaña porque, cuando uno postula a un cargo, para ganar necesita difundir sus propuestas, necesita hacer campaña para convencer a sus posibles electores. Pero en el supuesto de que no se haya gastado nada, igual tiene que haber una declaración donde se señale eso”, dice Heber Campos.

A puertas de las elecciones municipales, Uceda ha regresado a Solidaridad Nacional, ahora convertido en Renovación Popular y dirigido por Rafael López Aliaga. ¿Qué dirá el excandidato presidencial que suele hablar de la importancia de la familia?

 

*Fotoportada: Darlen Leonardo

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Rafael Lopez Aliaga

El economista y docente de la Universidad Pacífico, Jorge González Izquierdo explicó a Sudaca los tres sectores que provocaron el aumento en la inflación al cierre del 2021, y advierte que un eventual aumento en el sueldo mínimo podría ser peligroso para la vida de las micro empresas, que por ley, deben pagar este monto a sus trabajadores.

Ya se hizo oficial la llegada de la tercera ola de la pandemia y si bien no habrá confinamiento en esta oportunidad, ¿qué podríamos esperar o prever en materia económica esta vez?

Los efectos de esta tercera ola van a depender fundamentalmente de tres factores. Primero, la duración de las medidas que ha impuesto el Gobierno. Cuanto más dure en el tiempo, mayor va a ser el costo económico. En segundo lugar, va a depender también de cuánto se cumplan estas medidas. Si se cumplen al 100%, el costo va a ser mayor. En tercer lugar, va a depender de cómo va a reaccionar el ciudadano de a pie, por ejemplo, que tenga miedo de ir a un restaurante porque se puede infectar; si restringe su gasto, va a impactar en  la economía.

¿Cuánto proyecta de crecimiento económico para este año? ¿Podríamos recuperarnos de los años anteriores?

Bueno, el año 2020, la economía peruana cayó 11%. Aún no se tiene la cifra oficial pero se espera que en 2021 haya crecido alrededor de 13%, considerando que este crecimiento es un rebote estadístico. De esta cifra, solo un punto porcentual sería de  ganancia neta de bienestar respecto al 2020. Sin considerar la tercera ola, yo estimaba  el crecimiento del año 2022 en alrededor de 3%, pero si le quitamos 1% de crecimiento de la población, tenemos alrededor de 2% de crecimiento en el Ingreso per cápita y eso no alcanza para solucionar los problemas fundamentales de la sociedad peruana, como el aumento en la pobreza en 10% a consecuencia del Covid. Para ello, debemos crecer por lo menos 5%.

¿Cuáles son los sectores que requieren de mayor atención para generar esa recuperación esperada?

Los sectores que han sido golpeados desde el año 2020, no tuvieron una recuperación importante y están volviendo a ser golpeados el año 2022 con las medidas que se toman por la tercera ola. Es el sector servicios, que según el Banco Central, representa el 50% de la economía, del PBI nacional. Dentro de este, están sectores como turismo, restaurantes, gimnasios, teatro, cine, espectáculo y más. Son los que siguen estando fuertemente golpeados y no creo que este año reflejen una ganancia de bienestar.

¿Esta no-posibilidad de recuperación se debe únicamente a la tercera ola o hay alguna otras variables que entre a tallar?

Es básicamente por las medidas que está tomando el Gobierno. ¿Por qué? Porque no les permite trabajar al 100%. Ahora, si tú pones un aforo de 40%, quiere decir que el 60% de su capacidad instalada no la hace producir. Son sectores que, como si dijéramos, le amarramos el brazo derecho y la pierna derecha, no pueden correr bien.

El 2021 cerró con 6.43% de inflación. ¿A qué se debe este aumento?

La inflación del año 2021 fue alta para los estándares peruanos, pero a diferencia de Chile, Estados Unidos y otros países, la inflación en el Perú no ha sido causada por exceso de gasto ni de demanda de la gente o del Gobierno. La inflación se ha producido en Perú básicamente por tres rubros. En primer lugar, combustibles y electricidad, que subió 13,25%. En segundo lugar, alimentos que subió casi 8% y en tercer lugar transporte y comunicaciones, que subió 7.7%. Si tú te zambulles en estos tres rubros, te vas a dar cuenta de que son tres factores los que explican esta inflación peruana.

En primer lugar, la inflación del mundo, porque en el mundo los alimentos han estado subiendo de precio, especialmente el trigo, del que depende el pollo, el pan y otros alimentos, y el aceite de soya, del que depende toda la industria de las aceites de cocina, que son productos que el Perú importa. A eso se le suma el precio del petróleo y los combustibles en el mundo. En segundo lugar, el dólar subió un poco más del 10% y al subir el precio del dólar, suben los precios de los productos que tienen que ver con importaciones. En tercer lugar está el factor de expectativas que tiene la gente sobre los productos que van a seguir subiendo.

Respecto al dólar, hemos visto una mejor cotización en estas primeras semanas del año. ¿A qué se debe? ¿Podemos esperar una tendencia de mejora?

Es una bajada apreciable también en el mundo. El precio de algunos alimentos también empezaron a bajar, pero para que eso se traduzca a la mesa de los peruanos de a pie, tiene que darse una caída que dure en el tiempo. Lo que está pasando en el mundo es que está cayendo el precio de los combustibles, el precio de los alimentos, pero baja dos o tres días y lo que está pasando con el dólar también es así dos, tres días. El dólar cae hoy día, pero pueden pasar semanas para que recién comiencen a bajar los precios, pero que tienen que ser caídas sostenidas.

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La Ministra de Trabajo anunció en diciembre que las primeras semanas de este año iba a recurrir a una sesión del Consejo Nacional de Trabajo Previo para evaluar la eventual alza de la Remuneración Mínima Vital. ¿Cuán viable es esta medida?

El último aumento en el sueldo mínimo se dio en 2018. Ya son casi 4 años sin subir el sueldo mínimo, y como en este último año ha habido una inflación alta, ya sería un tiempo prudencial para analizar un probable aumento de sueldo. Pero la teoría económica te dice algo muy cierto: si tú quieres aumentar el sueldo mínimo y minimizar sus efectos nocivos sobre el resto de la economía, lo tienes que hacer en función de dos criterios. ¿Cuáles son? Primero, reajustar por toda la inflación del periodo, y a eso le sumas el aumento en productividad. Sumas los dos y te va a dar 10%, 8%, 15%, lo que salga debería de ser el aumento que minimice sus efectos nocivos. Entonces, si lo van a evaluar, lo tienen que hacer en función de estos dos criterios.

¿Es el momento correcto para hacerlo?

No, y por varias razones. En primer lugar, porque la economía peruana está como un avión que va despegando y se le quiere poner un sobrepeso. Todavía las empresas y sobre todo la micro y pequeña empresa, todavía no se han recuperado totalmente. Si en ese contexto tú les obligas a pagar un sueldo mínimo mayor, no lo van a poder hacer porque su productividad no les da. Acá yo quiero llamar la atención: es un grave error que la ley actual obligue a la microempresa a pagar sueldos mínimos. Esta debe ser sacada de la obligación de pagar un sueldo mínimo, porque la micro empresa tiene una productividad muy baja.

¿Qué efectos podría provocar un eventual aumento del sueldo mínimo?

En primer lugar, la quiebra de micro y pequeñas empresas y quizás algunas medianas formales. En segundo lugar, se puede provocar despidos, desempleo de trabajadores formales que están ganando el sueldo mínimo, y que como ya no se les puede pagar, se les saca. El tercer efecto que puede producir es más informalidad. Yo creo que es un error y todavía con algo adicional: supongamos que lo suban a S/1,030. Una micro o pequeña empresa va a pasar de pagar S/930 a S/1,030, y uno podría decir que es poco, pero también se tienen que pagar gratificaciones y una serie de cosas colaterales. Ese nuevo sueldo mínimo de S/1,030 se puede convertir en S/1,300. Este no es el momento de hacer el aumento.

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Jorge González Izquierdo, RMV, sueldo mínimo

En inglés, el término que se refiere a un número par, “even”, apunta a significados de nivelación, justicia, constancia. El que connota un número impar, odd, a anormalidad, aberración, atipicidad. No deja de ser interesante que en el mundo de lo supuestamente exacto, la mitad de sus habitantes más comunes sean raros, extraños. 

En un grupo cuyos integrantes suman un número justo, par, estos pueden estar completamente seguros de que nunca van a sobrar, siempre van a tener pareja. En el caso de los extraños, impar, lo anterior no es así. Que alguien quede al margen es inevitable. ¿Quién? Es un enigma, es incierto. 

Quizá por eso, la palabra odd también significa probabilidad, ese concepto tan difícil para la mente, que nos permite estimar qué de todo lo posible termina ocurriendo en un mundo esencialmente desordenado, aunque en general no lo parezca. No lo parece por que nuestro cerebro se ilusiona, hace malabares para percibirlo estable. Tiene éxito relativo, salvo en épocas como las que estamos viviendo. 

Las casas de apuesta —en línea o retail— son un negocio vibrante. Desde nuestro esperado regreso a los mundiales en 2018 y los juegos panamericanos de los que fuimos exitosos anfitriones, hacen muchísimo dinero, quizá porque combinan excitación intensa —sin necesidad de desplazamiento— con el sentimiento de vencer la impotencia pandémica. 

¿Quién va a ganar un partido, digamos, entre Sporting Cristal y Manchester United? ¿Novak Djokovic va a participar en el Grand Slam de Australia? ¿Habrá disolución del congreso o vacancia? El juego no es entre uno y una máquina, o uno y otro jugador, sino entre todos y el devenir de la vida. 

En ese escenario hay un personaje muy interesante, el Oddmaker.

Determina, en función de las probabilidades que cada evento tiene, la ganancia de quienes aciertan el curso de la realidad. Trabajo apasionante. En el caso del imaginario encuentro futbolístico mencionado no hay mucha chamba, pero en el muy real trance del astro tenístico invacunado, mucho más. Hay que tomar en cuenta cuestiones legales, factores geopolíticos, grupos de presión, entre otras muchas cosas. 

De vuelta a la pandemia.

A estas alturas del partido, si no surge algo nuevo —que, lo sabemos, siempre puede ocurrir— ya no se trata de evitar la muerte, o si queremos bajar la intensidad, el cuarto de hospital o la llegada a una UCI. Pero parece que el contagio es inevitable.  Ahora, el objetivo es sortear la multitud de peajes que surgen en el camino, administrar los encierros, filtrar los contactos, meternos hisopos en las narices o dejar que otros lo hagan, mostrar de maneras creativas los resultados de las diferentes pruebas, todo ello en medio de normas oficiales que definen actividades, horarios y aforos.

Concretar algunos de nuestros planes y minimizar nuestras desilusiones es lo que ahora importa. Aunque nuestras decisiones no parecen en la actualidad de vida o muerte, están generando dilemas potentes. Si estuve en contacto con tal que dio positivo hace tantos días a una prueba de antígenos, me encierro una semana al cabo de la cual, previo hisopado casero, puedo participar de una cierta actividad que me importa especialmente. En ese lapso he dejado de asistir a una serie de encuentros que producían expectativas en otras personas, quienes ven mi estrategia como una forma de rechazo o, en el mejor de los casos, una preferencia que los deja de lado. 

En otras palabras, todos nos convertimos en Oddmakers y, al mismo tiempo, apostadores. ¿Alguien puede ganar?

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Decisiones, Oddmakers

Ahora que se avecinan las elecciones municipales, soltamos algunas propuestas al desgaire para la maltrecha capital de la República a ver si el nuevo ocupante del sillón de Nicolás de Ribera el Viejo, se inspira en algunas: Peatonalizar todo el damero de Pizarro, entendiendo por ello lo comprendido entre el río Rímac, Tacna, Nicolás de Piérola (La Colmena) y Abancay. Para empezar, después se debe ampliar más al sur; lograr que la Beneficencia y la Iglesia católica vendan los cientos de propiedades que tienen en el centro histórico, en estado ruinoso o subarrendadas y tugurizadas. Emprender un plan de reubicación de las familias afectadas; dar facilidades a bancos o grandes empresas para que restauren viejas casonas del centro histórico; tumbar los muros de los parques zonales, hacerlos abiertos al público, gratuitos, como grandes espacios públicos democratizadores e inclusivos; construir playas en todo el litoral de la Costa Verde, hacer espigones para arenar, ascensores o buses gratuitos para hacer de esos 22 kilómetros el gran parque natural de Lima y Callao; retomar el proyecto Río Verde, que creaba 25 hectáreas de áreas verdes y recuperaba la ribera del Rímac; reemplazar las escaleras de Castañeda Lossio por escaleras mecánicas, como existen en muchas ciudades del mundo; eliminar los 43 distritos en Lima y los siete del Callao y que Lima-Callao sea regido por una sola autoridad.

No hay ninguna otra ciudad en el mundo que se maneje con el caótico menjunje distrital que acá existe; construir una vía subterránea del Metropolitano en la avenida Bolognesi en Barranco para recuperar esa vía de tránsito entre Lima y Chorrillos descongestionando el tráfico del sufrido distrito barranquino; gestionar que la base aérea de Las Palmas se mude fuera de Lima y allí se construya un gran parque público y espacios recreativos; que las instalaciones militares de Chorrillos permitan un pase vehicular, de modo de romper el dique urbano que supone esa infraestructura, que, en verdad, ya debería salir fuera de la ciudad; prohibir la urbanización del valle de Lurín: que se construya en las pampas aledañas, no en el valle mismo, y que no se repita el asesinato ecológico del valle del Rímac y el Chillón; completar la reforma del transporte iniciada en la gestión de Susana Villarán; extender las líneas del sistema del Metropolitano; acelerar la ejecución de “Pasamayito”, que une Comas con San Juan de Lurigancho; integrar la red de ciclovías que sin orden ni concierto han desplegado los municipios distritales; construir una vía paralela a la carretera Panamericana Norte para que el peaje no sea de uso obligatorio para cientos de miles de vecinos y mientras no se logre, entregar tarjetas de pago subsidiadas para que los lugareños transiten por la vía y no les cueste el referido peaje; reducir aún más los límites de velocidad recientemente rebajados: que no se pueda circular a más de 40 kph en la ciudad; arrancharle al Ejecutivo más rentas e invertir en seguridad ciudadana vía serenos dotados de armas defensivas (continuará…).

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Alcaldía de Lima, elecciones municipales 2022, Lima

Una mañana de verano del 2020, Greta Flores, Andrea Chichizola y Alessandra Meinardo pasaban una mañana en la playa de Villa. Rodeadas del mar Pacífico pensaban cómo hacer para ganar un dinero extra. El camino del emprendimiento sonaba constantemente en sus cabezas, como las olas del océano.

Las tres eran amigas desde el colegio y se conocían de tal forma que comprendían los defectos y virtudes de cada una. Recordaron que les encantaban los concursos de arte y que, de las manualidades, la papelería era lo que más les gustaba, en aquellos años de secundaria. Sin querer, encontraron en esta actividad, un punto en común que las llevaría a emprender un futuro negocio.

“Podríamos crear papelería con diseños propios y personalizados”, coincidieron las amigas. Y Greta Flores lo recuerda ahora, dos años después del inicio de su negocio que pronto se llamaría Peruánika papelería y que inició en pleno estado de emergencia sanitaria.

“Analizamos el mercado y nos dimos cuenta que la mayor parte de la papelería venía de China y Europa. Entonces dijimos: ‘hagamos papelería con motivos peruanos’. Así comenzó todo”.

Al poco tiempo de embarcarse en el emprendimiento, definieron el concepto de su negocio: venderían agendas, cuadernos y planificadores, con papel ecológico, encuadernado hecho a mano y con diseños propios creados por ellas mismas. Además, cada producto tendría un stock limitado. Eso haría que sus diseños no sean masivos ni parecieran industrializados, lo que le daba un plus y un toque de exclusividad, algo que a toda persona le gusta.

Peruánika_emprende_cuadernos

Ofertas y redes

Crear una empresa en medio de una pandemia les generó diversas dificultades. Las coordinaciones tenían que ser vía Zoom. Las ventas tenían que ser por redes sociales. Fue así que abrieron una cuenta de Facebook, TikTok y de Instagram, ahí ofertan sus productos. Las encuentran como Peruanika.papelería. Ahí mismo colocan su número de WhatsApp y su catálogo, donde pueden ver sus ofertas. Por ejemplo: cuadernos tamaño A5, de tapa blanda, cosidos a mano, con 80 hojas bond, a cuarenta soles (precio no incluye envío).

Planificadores semanales, con espacio suficiente para colocar notas, fechas y actividades a realizar. También están los packs donde ofertan dos cuadernos, por 70 soles; tres cuadernos por 105 soles. O packs de cuadernos y planificadores, desde 61 soles.

Peruánika_emprende_planificadores

Un buen equipo

Greta cuenta que trabajar en equipo, para ellas no resultó nada difícil. Por el contrario, han sabido complementarse. Greta, que es bachiller en derecho, se encarga de las ventas y el marketing; Andrea, que es ingeniera industrial, se ocupa de la logística; y Alessandra, que es diseñadora de interiores, ve todo lo referente al diseño, siempre con motivos peruanos: tienen una línea donde se destaca la flora y las frutas de nuestro país.

“Las tres siempre hemos sido super estudiosas y organizadas. Cada una ya conoce su potencialidades y carencias. Nos complementamos bien y ahí estuvo la magia”, explica Greta sobre esa complicada labor de trabajar en equipo y con amigas de toda la vida.

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Sin embargo, recuerda que el secreto de emprender en equipo se basa en 1) Planificar harto y ser empático con tus compañeros para que el equipo funcione. 2) Entregar un valor como producto: Los papeles que usan cuentan con la certificación FSC, que garantizan que sus productos sean sostenibles y no depredan el medioambiente ni coluden con la tala ilegal de árboles 3) Identificar tu público objetivo y analizar el mercado.

“No porque sabes hacer velas y te provoca hacerlas tu negocio será un éxito. Busca tu público, arma una estrategia de venta. Considera la inestabilidad política del país, que afecta la economía y el lado emocional de tu consumidor. Planifica y compra los insumos con anticipación, así tu parte económica puede que no se vea afectada. Si sube el papel, tenemos stock. Entonces nuestros precios no aumentarán, se mantendrán y eso le gustará a tus clientes. Prevé”, aconseja Greta, quienes se encuentran analizando qué otros productos pueden ofrecer, quizás post it, cartas, tarjetas de agradecimiento, cuadernos de bolsillo. En fin, productos utilitarios con una personalidad propia.

Dato:

Pueden contactar a Peruánika a través de sus cuentas de Instagram, Facebook, Tiktok, o contactarlas vía WhastApp.

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Greta Flores, papelería, Peruánika papelería

Si lo pensamos detenidamente, ninguna de las bandas de pop-rock y su infinito abanico de variantes cuyos nombres son acrónimos ha tenido nunca la intención de enviar mensajes cifrados o subliminales. 

Recuerdo que, hace ya varias décadas, hubo un intento de hacer creer a la opinión pública que Kiss («beso» en español), nombre del cuarteto enmascarado más famoso del mundo, era una sigla que escondía propósitos demoníacos («Knights In Satan’s Services» o «Caballeros al Servicio de Satán», nada menos) y, también hace años, a algún creativo pionero de las fake news se le ocurrió decir que Ac/Dc significaba «Antes de Cristo/Después de Cristo», un disparate ya que los hermanos Angus y Malcolm Young no hablaban ni una palabra de español cuando armaron este grupo, en la lejanísima Australia (por cierto, Ac/Dc es la abreviatura en inglés para la indicación del tipo de corriente eléctrica, alterna o directa, que seguro estos músicos vieron desde niños en la cortadora de césped de sus padres). 

En esos tiempos también se decía que Hotel California (Eagles, 1976) era una canción satánica y que si ponías a girar al revés el single Another one bites the dust de Queen, del álbum The game (1981), se escuchaban claramente frases de adoración al diablo y al consumo de marihuana. Épocas en que no existían Google ni Wikipedia para desbaratar esta clase de errores esparcidos por DJs sin ningún rigor informativo. 

Hablando de acrónimos, podemos mencionar casos como el de R.E.M. (Rapid Eye Movement) que hace alusión a un hecho fisiológico relacionado al sueño; O.M.D. (Orchestral Manouvres in the Dark), línea de una de las primeras composiciones del dúo electropop que popularizó temas como Enola Gay o Electricity; E.L.O. (Electric Light Orchestra), otro nombre producto del azar; R.E.O. Speedwagon, que homenajea al pionero de la industria automotriz Ransom E. Olds; W.A.S.P., grupo de heavy metal ochentero que nunca llegó a esclarecer qué significaba su nombre, si una pandilla de degenerados («We Are Sexual Perverties») o de protestantes racistas («White Anglo-Saxon Protestants»); o S.O.D. (Stormtroopers Of Death), el proyecto alterno de Scott Ian y Charlie Benante de Anthrax, cuyo nombre podría ser el de personajes de algún cómic o película de ciencia ficción. Y ni hablar de conjuntos como Abba, Nsync, B.T.O. o CSN&Y, que son las letras de los nombres de sus integrantes.

Pero hay una banda que sí decidió lanzar, desde una sigla, una clara y abierta diatriba contra la sociedad y la política de su tiempo. Formado en Texas y forjado en Los Angeles, a donde se mudaron tras el lanzamiento de sus primeros demos, durante los años duros del gobierno republicano de Ronald Reagan, un cuarteto integrado por el cantante/gritante Kurt Brecht, su hermano Eric en la batería, Dennis Johnson en el bajo y el guitarrista Spike Cassidy, disparó una llamarada de hardcore punk bajo el nombre D.R.I. que, al desplegarse, hizo levantar la ceja a más de uno: Dirty Rotten Imbeciles («sucios podridos imbéciles»).

Aunque la sigla surgió de algo que decían los demás sobre ellos, por el insoportable ruido que producían sus primeros ensayos, allá por 1981, en el garage de la familia Brecht, el contexto de sus letras respalda la teoría de que, además de ese cinismo autodestructivo, el nombre también funcionaba como un abierto insulto a los destinatarios de sus amargas canciones: los eternos políticos, militares, empresarios, periodistas, personajes de farándula, abogados y sacerdotes que, detrás de sus respetables apariencias, cocinan actos de corrupción, componendas, campañas de desinformación, hipocresías y demás iniquidades, en cualquier país e idioma del mundo. Al margen de todo, D.R.I. se convirtió en una reconocida banda subterránea y, a su manera, dejó un fuerte impacto tanto en la escena del punk extremo como en las huestes del thrash metal que llegaba de la Costa Oeste, con las que estableció fuertes nexos a mediados de la década de los ochenta.

Como todas las bandas seminales del hardcore punk -Black Flag, Minor Threat, Bad Religion y, especialmente, los Dead Kennedys-, D.R.I. arremetió contra el establishment con furibundas letras cargadas de inconformismo nihilista y ese sonido violento que buscaba destruir no solo el concepto original del punk británico de los setenta, más asociado al rock y, en sus últimos tramos, al reggae y el ska; sino también las ondas más estilizadas y potencialmente comerciales de sus dos derivados, el post-punk y la new wave, como nuevos abanderados de la subcultura del «Do It Yourself» («hazlo tú mismo» o simplemente DIY), ubicada en las antípodas de la sofisticación, tanto sonora como de imagen, que caracterizó a los grupos surgidos tras la caída de los Sex Pistols y The Clash.

De hecho, uno de los primeros logros en la carrera de los D.R.I. fue salir como teloneros de, precisamente, Dead Kennedys, la controversial banda liderada por Jello Biafra que, entre 1978 y 1986 sacudió a su público -y, en menor medida, al público en general, debido a la obvia inexistencia de su grupo en canales de difusión convencionales o no subterráneos-, con sus agresivos, cuestionadores y  malcriados temas que iban del hardcore al punk rock de sonido tradicional, como Holiday in Cambodia (1980) o Too drunk to fuck (1981), ambos de casi nula rotación en radios y televisoras como MTV o BBC. Pero poco después, D.R.I. decidió expandir su estilo y moverse hacia el thrash metal, sin dejar del todo la actitud y la cacofonía de sus inicios.

Sus dos primeros lanzamientos, Dirty Rotten LP (1983) y Dealing with it! (1985, además del EP Violent pacification, en medio de ambos) son unas tormentas de distorsión guitarrera, baterías desordenadas y frenéticas, voces agresivas y casi inaudibles, de urgencia desmedida (Dirty Rotten LP dura menos de 20 minutos y tiene 22 canciones, algunas no llegan ni a los 30 segundos). A partir del tercer álbum, titulado Crossover (1987), es que D.R.I. -con su alineación definitiva: Kurt Brecht, Spike Cassidy, Josh Pappe y Felix Griffin en bajo y batería- comenzó a modificar y pulir su sonido, con canciones más estructuradas y de duración más o menos normal, como los clásicos del thrash Anthrax o Kreator, con quienes solían alternar. En este disco están incluidas dos de sus canciones más representativas, Hooked y The five year plan

El término «crossover», usado para definir el puente que tendían entre el hardcore punk y el metal -más por cuestiones de intuición visceral que por sesudas pretensiones de cambios estilísticos- se usó a partir de aquel disco para etiquetar un subgénero híbrido, «crossover thrash» o simplemente «crossover» que después usaron, de manera aleatoria, otros grupos como Corrosion Of Conformity, Suicidal Tendencies o Nuclear Assault. Sin embargo, el rótulo no es exclusividad de la música extrema, pues también suele usarse para denominar el cruce de artistas pop que cantan en dos idiomas -José Feliciano, Gloria Estefan, Abba, la generación de baladistas italianos y franceses de los años setenta- y aquellos que combinan lo clásico con el pop, como Plácido Domingo, Josh Groban, Sarah Brightman o Il Divo y sus afines (Il Volo, The Ten Tenors, etc.).

Luego de Crossover, siguieron los álbumes 4 of a kind (1988) que contiene Suit and tie guy y All for nothing, conocidas para cualquier metalero que se respete; Thrash zone (1989), Definition (1992) y Full speed ahead (1995), su última producción oficial. Después, la banda entró en receso debido a que Spike, el guitarrista, fue diagnosticado con cáncer, enfermedad que afortunadamente superó. Después del lanzamiento de un extraño EP de cuatro canciones, But wait… there’s more! (2016), los D.R.I. no han vuelto a ingresar a los estudios, pero sí se han mantenido activos en giras mundiales, como las que los trajeron hasta Lima, en tres ocasiones (2002, 2008 y 2016). 

Las bandas de hardcore punk tienen un propósito muy concreto: gritar verdades a la cara sin el más mínimo filtro ni corrección social o política. Los antivalores que promueven -anarquismo, incredulidad, rabia incontenible, cinismo, apatía hacia el futuro y una abierta postura antisocial- hace que sean difíciles de digerir por el público convencional, que suele reaccionar con comprensible rechazo frente a estos escupitajos de sinceridad gruesa e indignada, cargados de insultos y frases demoledoras e intransigentes. Dicho sea de paso, esta movida informó ampliamente tanto a nuestra primera generación “subte” (Narcosis, Eutanasia, Leusemia, Zcuela Crrada, etc.), como al punk vasco (La Polla Records, Kortatu) y de otros países como Inglaterra (The Exploited, Discharge), Brasil (Ratos de Porão) y un largo etcétera. 

Y, aunque no siempre sea posible suscribir todas y cada una de sus ideas o conductas -muchas de las cuales nacen de una agresiva rebeldía cultivada desde infancias y adolescencias disfuncionales o difíciles- las letras de estas canciones y la subcultura del hardcore, en general, reflejan lo que muchas personas de bien pensamos de personajes como los que llenan nuestras secciones de política local, que encarnan a la corrupción institucionalizada y que parecen siempre capaces de salirse con la suya, solo por el poder de la plata (como cancha). O de publicaciones supuestamente finas que colocan en sus portadas a hombres y mujeres que han amasado fama y fortuna haciendo daño a la sociedad durante años, ya sea desde la televisión o sus oscuros nexos con la política y venden sus imágenes como si se tratara de gente admirable cuando, para describirlos, basta pensar en estas tres letras: D.R.I.

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Adriana Tudela, congresista de Avanza País, dijo que “está clarísimo que la asamblea constituyente es el objetivo de este Gobierno. No considero que hayan habido señales de una marcha atrás por parte de Pedro Castillo, simplemente ha mantenido silencio respecto a este tema durante un tiempo”. Agregó que “confiamos en que el TC nos dará la razón. Hacer lo contrario sería ir en contra del núcleo duro de la democracia. Una asamblea constituyente significa un quiebre con el estado de derecho”.

Carlos Anderson, congresista de Podemos Perú , dijo que “la confianza de la gente en el gobierno se ha evaporado”. Por su parte, Patricia Juárez, congresista de Fuerza Popular, dijo que “es extraño que se observe esta norma porque el presidente señaló que iba a realizarse el procedimiento siguiendo el artículo de la constitución haciendo que la decisión sobre el referéndum pase por el congreso”. Y agregó que “se pretende crear una tercera vía para obtener un referéndum. Esa vía no existe en la constitución. Se está haciendo una interpretación sesgada para ello”. Finalmente dijo que en la ley 26300 “no existe ningún recorte a los derechos de participación ciudadana”.

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