‘La Tacu’, la fotógrafa que hizo de la comida casera un negocio sostenible

Lorena Benza cocinaba para su familia, fotografiaba sus platos, lo subía a sus redes y eso llamó la atención de amigos y conocidos quienes comenzaron a hacerle pedidos. ¿Cómo una afición se convirtió en negocio redondo?

La historia comienza durante la primera cuarentena. Lorena Benza Guerra, 44 años, fotógrafa y productora se veía -de pronto- confinada en su hogar, junto a su esposo y dos hijos. La noticia de la llegada del Covid-19 al Perú se confirmaba un seis de marzo y 10 días después entrábamos a una cuarentana estricta. Se suspendían todas las actividades y los trabajos quedaban paralizados.

Al estar impedida de salir de casa, el no poder trabajar en su empresa Elefante Producciones y las ganas de pasarla con su familia, Lorena ideó una forma de sobrellevar el encierro provocado por el coronavirus: comenzó a cocinar y a fotografiar, con su celular, el paso a paso de lo que hacía. Luego, retrataba el resultado final: un delicioso ají de gallina o un rico arroz con pollo. Las imágenes las subía a sus redes y, entonces, llegaban los ‘Likes’, los comentarios positivos y -pasados los meses más duros de la primera cuarentena- comenzaron a caer las propuestas: “¿Podrías cocinar para otras personas con la misma calidad que lo hacía para su familia?”, le preguntaban. “¡Pero por su puesto! Y así lo hizo.

“Empecé como jugando. Solo quería que mi familia la pase bien y coman rico. Pero las fotos que le hacía a los platos que cocinaba, con los encuadres y la luz natural, resultaban provocativas”. Así nació 'La Tacu', un emprendimiento gastronómico, creado en la etapa mas dura de la pandemia y que se convirtió en un negocio, sin proponérselo.

“Cocinar nunca lo planteé como un negocio. Eso lo hicieron los clientes. Me comenzaron a comprar algo que no estaba a la venta. Ellos me propusieron vender y yo acepté”, cuenta Benza Guerra, quien asegura que su cariño por la cocina nace por el amor de su abuela a cocinar para quienes más quiere.

 

Vidrio y sostenibilidad

A Lorena le dicen ‘La Tacu’, por ‘tacuchi’, una forma que tenemos los peruanos de llamar con cariño a quienes tienen buen diente y comen bien. De ahí viene el nombre de su, hoy, negocio.

¿Qué es lo que más llamó la atención de tu emprendimiento?, le preguntamos. Y ella, sin dudar, responde que primero, el valor agregado es que lleva el sabor de la comida casera al hogar de quienes le compran y, que los alimentos, no son repartidos -vía delivery- en envases de plástico, sino en tapers de vidrio, para evitar el consumo de plástico, mantener la comida más fresca y caliente y enviar un mensaje de sostenibilidad.

“Enviar la comida en envases retornables es un plus grande. Yo luego recojo el táper. Es como si la comida te la mandara tu mamá o tu abuelita. Es comida hecha con amor”.

Parte del éxito de 'La Tacu' es que potenció las habilidades que tenía en su trabajo como fotógrafa y productora con el talento de hacer comida sabrosa. Para cocinar se requiere disciplina y orden, requerimientos innegociables para cualquier productor o productora en las ciencias de la comunicación. Además, con sus fotografías, tiene el dominio de captar imágenes que transmiten emociones y estimular los sentidos. Estos elementos, sumados a una comida atractiva a los ojos, le atrajo clientes.

Entonces, tenemos que Lorena publica todos los domingos y en las redes sociales de 'La Tacu', los platillos que cocinará los martes, jueves y sábados. También envía su carta a grupos de WhatsApp. Su público le hace los pedidos (con días de anticipación) y ella -preguntando las preferencias de cada cliente (“¿Prefieres pierna o pecho”)? – envía los platillos personalizados, el día previsto. Todo bien cronometrado y agendado. ¿Pedidos el mismo día? Imposible. Se agotan.

“¿Qué quiénes son los más felices con ‘La Tacu’? Pues Mis hijos, porque lo mismo que cocino para enviar, es lo mismo que come mi familia. Por eso tiene sazón casera. Es comida hecha con amor. Mi esposo e hijos comen buenazo. Con ellos elaboramos la carta de la semana”, cuenta Lorena.

 

¿Qué recomendarles a los emprendedores?

Que no hay que perder la calma. Es fácil decirlo, pero es difícil hacerlo. Hay que tratar de encontrar algo que te apasione para sacarle la vuelta a esta crisis. Y una vez hallada esa pasión, a darle con todo.

Los platos más pedidos por el público son ají de gallina, lasagna, sancochado, asado con puré, pero también quinoto con pollito a la miel, olluquitos, arroz con pollo o carapulcra. Un plato está entre 25 a 30 soles. Son porciones generosas que permiten repetir. Al precio se le suma el delivery, que incluye el envío (a todo Lima) y el recojo de los tapers de vidrio.

“Quiero que las personas que coman mis comidas sean felices. El comer rico y bien, el sentarse en la mesa con la familia te da un sentimiento de felicidad. Quiero que la gente esté contenta”, dice.

Y agrega: “La llave de todo emprendimiento es hacer las cosas con amor. De hecho, hay momentos de crisis, pero todo lo que uno hace tienes que hacerlo con pasión, sino las cosas no salen bien. Hay que tener mucha fortaleza, no decaer, meterle mucho punche. Acostarse tarde y despertarse temprano. Hay que tener la fuerza para hacerlo”, dice, quien – de momento- no piensa en hacer de 'La Tacu' un restaurante, sino el mantener el estándar de la comida hecha en la cocina de una casa, como para la familia o los amigos que llegan de visita. Muchas veces, ese toque de cariño no solo conquista paladares, sino también hace crecer emprendimientos, como el de Lorena, 'La Tacu'.

 

Redes sociales:

Facebook: @latacucocina

Instagram:  www.instagram.com/la_tacu/

Contacto: 994 051 625

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