El economista y columnista de Sudaca, Juan José Marthans, asegura que decisiones como la inmovilización social decretada anoche por el presidente Castillo afecta a los sectores populares y que decisiones como estas no serán perdonadas por el pueblo.
¿Cuál es el impacto en la economía de esta inmovilización?
Los peruanos -en parte- tenían ciertas dudas con respecto a lo que podía acontecer con un gobierno de la calidad del señor Castillo y del señor Cerrón. Eso podría haberse dado hasta el día de ayer. Hoy siento que la mayoría de peruanos estamos convencidos de eso: que el señor Castillo y Cerrón deben alejarse, de inmediato, del poder político de inmediato.
Los más afectados son los sectores más vulnerables…
El daño que se está realizando es inmenso. Con la noticia, sorpresiva, que se dio entre gallos y medianoche, gran parte del pueblo viene observando que ahora sus posibilidades de llevar pan a sus casas y de trabajar, se está poniendo en tela de juicio. Y esto no lo va a pasar el pueblo. No lo va a permitir. Siento que, con esta suerte de medida, a nivel masivo, todos los segmentos económicos del país coinciden en que es necesario un cambio urgente.
El gran problema es cómo suscitar ese cambio. Este cambio tiene que suscitarse con el menor resquebrajamiento del frente político y legal. Para eso el Congreso tiene que redefinirse en el corto plazo, elegir una nueva mesa directiva. Llamar a un gobierno de emergencia e inmediatamente replantear el marco legal que establece las reglas para el desarrollo de un nuevo proceso electoral y la existencia de nuevos partidos políticos. Esto en un lapso de doce meses, debe tener grandes frutos.
Se calcula que la paralización, solo en Lima, impactará en el PBI casi S/1,000 millones…
El Perú demanda nuevas caras, nuevas propuestas, nuevas alternativas, ya no quiere el segmento mercantilista del cual sufrió 200 años. Ya no quiere el segmento extremista que viene sufriendo el país los últimos 8 meses. El pueblo quiere un nuevo gobierno, un nuevo congreso y gente proba, honesta y trabajadora que tome las riendas de la actividad pública y que todos nos pongamos a trabajar. No quiere ideología ni mediocridades. No quiere lo que propone el señor Cerrón, ni los grupos de extrema derecha, lo que quiere es trabajo y el trabajo no es de izquierda ni de derecha. Hoy se afectó a la actividad informal, la que sustenta gran parte de nuestra población. Esto no lo va a perdonar el sector popular. Este gobierno ya no tiene liderazgo para tomar las decisiones del país. El país se está derrumbando con esta gente.
¿Decisiones como estas afectarán al crecimiento económico?
Una economía que debe crecer 6%, crecerá 3% o menos. Una economía que debió reponer el desempleo provocado por el Covid-19, ya de una manera clara, aún no lo logra hacer. Una economía que debió alentar la inversión o un mejor mecanismo para paliar el día a día y esta escalada inflacionaria que a nivel internacional es inevitable, pues no: Se satanizó la inversión y se paralizó inversión pública y privada. Ya estamos sufriendo las consecuencias de los que vivimos en los últimos ocho meses. La ingobernabilidad tiene su origen con el señor Castillo y Cerrón. El desgobierno se empieza a suscitar desde el llamado de gabinetes y de funcionarios públicos sin las competencias adecuadas para conducir los destinos del país. Hoy en día somos las víctimas de esa carencia de administración. El señor Castillo tuvo la gran oportunidad de llamar a un gabinete de ancha base dotada con gente correcta, honesta, técnica y prefirió los consejos del señor Cerrón, rodearse de gente incompetente y no capacitada para tomar la función pública del país.
