Estamos a punto de iniciar un nuevo ciclo de elecciones desacertadas y arrepentimientos futuros. Estamos a punto de ir a entregar poder, dinero e impunidad a miles de personas que tienen todo listo, planeado y orquestado para hacer mal uso de todo ello. Y sabemos que es así, sabemos que nuestro poder (que emana del pueblo) y nuestro dinero (fruto de nuestros tributos) serán mal utilizados una y otra vez. Pero igual vamos, igual votamos e igual nos equivocamos.
¿Por qué?
Aunque la respuesta fuera simple, no se si todos la quisieran escuchar. Lo cierto es que lo que vivimos hoy a nivel político e institucional es producto de un espiral negativo que nosotros mismos permitimos que suceda año tras año y elección tras elección.
Pero por algo hay que empezar. La base de todo es estar informados y para eso, no tenemos excusa alguna. La web está repleta de portales llenos de información sobre nuestros “ilustres candidatos”. Deudas, denuncias, sentencias, investigaciones y mucho más a disposición de todos para aplicar un simple y sencillo ejercicio de DESCARTE.
Lo primero que tenemos que hacer es descartar a todo aquel que tenga sombra de sospecha o certeza de actos ilegales y/o inmorales sea como funcionarios o como personas. Y no podemos detenernos a mirar para otro lado o excusar en el entendido que ese candidato defiende mi ideología (derecha o izquierda) y es lo único que tenemos. No. Primero, que estén limpios y con ese filtro seguramente nos quedará muy poco que revisar, pero de ahí tiene que salir tu nueva autoridad. De los y las que quedan SIN MANCHA.
Ahora recién, puedo ver con tranquilidad que tienen para ofrecerme y votar con conciencia y convicción. Y ojo que eso de que “no tiene opción” no existiría si todos aplicaran ese filtro. Además, ¿no les parece triste que los “limpios” no tengan opción debido a la popularidad de los “manchados”? Los culpables solo somos nosotros mismos.
¿Y si no queda nadie? ¿Qué hacemos?
Si no queda nadie, entonces es una llamada a la acción. Toca ser ciudadanos activos y tomar el encargo de la historia para liderar a los “limpios” hacia un verdadero cambio en la política, la cultura y la educación de una de las naciones más hermosas del planeta, hoy herida por nuestra propia desidia e incapacidad para tomar buenas decisiones. A menos claro, que no seamos parte de los “limpios”.
Todavía quedamos “limpios”, así que hagamos que nuestra desidia desaparezca y no se convierta en el rompemuelles que nos lleve a seguir cayendo en el espiral negativo que socaba cada día más a la institucionalidad de nuestro amado país.
Hoy cuando pases un rompemuelles, piensa en tu rol en la sociedad para hacerlo desaparecer.
