Emprender no es y no puede ser tan solo una forma de ganar dinero. Emprender, para que sea un viaje exitoso y satisfactorio, tiene que ser una forma de vida. El verdadero emprendedor, no cuestiona si debe o no hacer algo, tan solo piensa cómo hacerlo y sueña con el éxito en etapas. Primero, que “se pague solo” y luego que “deje algo”. Es que la verdadera satisfacción, la de fondo, la real, está en saber que pudimos hacerlo. Que lo logramos. Una satisfacción así solo se logra si emprender es, por definición, tu forma de vida. Emprender es hacer.
Y esa lógica aplica ante cualquier circunstancia. Si el mundo está perfecto y mi negocio también, o si todo huele a tragedia y mi negocio a fracaso. En cualquier caso, nos sostenemos para seguir. Buscamos crecer. Cuando para atrás no es una opción, solo queda un camino, para adelante.
Hoy, ante circunstancias tan inciertas y adversas, solo queda reinventarse, sostenerse y creer mas que nunca en la decisión tomada. Poner el 200% de entusiasmo, corazón e inteligencia para lograr que cada día sea mejor que el anterior. Para que todo esto tenga sentido, para que finalmente como todo, esto también pase y sigamos de pie.
¿Fácil? Nada para el emprendedor es nunca fácil. Las ideas nos despiertan en medio de la noche, las cuentas nos alcanzan inmediatamente después que gastamos el último sol, el resultado que buscamos se asoma, pero parece que nunca llegara. No, no es fácil, pero en el fondo de eso se trata. Si fuera fácil, ¿qué mérito tendría?
El emprendedor ve el rompemuelles y dice vamos, ve la zanja y salta con todas sus fuerzas, ve la oscuridad e inmediatamente estira los brazos y agudiza la mirada. El emprendedor siempre ha sabido cómo y esta no será la excepción. No nos paran, no nos ganan, no nos tumban.
Emprender no es una forma de ganar dinero, es una forma de vida.
Hoy cuando pases un rompemuelles, piensa en tu rol en la sociedad para hacerlo desaparecer.