Del 25 al 31 de enero el tráfico aéreo se disparó. La mayoría de vuelos salió de Lima, la región con más casos de Covid-19. Los principales destinos fueron regiones que empezaron febrero sin estar en el nivel de alerta extremo, pero cuyas provincias más importantes pasaron a esa categoría el miércoles.
Martes 26 de enero. El presidente Francisco Sagasti anuncia que diez regiones volverán al confinamiento. A diferencia de la cuarentena dictada por Martín Vizcarra, que se implementó de un día para otro, esta vez el Ejecutivo considera un margen de cinco días antes de empezar el encierro.
La tregua parece una ventaja para que la ciudadanía se organice y, entre otros, se traslade entre regiones para enfrentar la cuarentena. ¿Está bien que los peruanos puedan trasladarse a sus localidades ante una medida de este tipo? Sí. ¿Pero sin ningún tipo de control? No, ahí está el problema.
La disposición del gobierno generó un grave riesgo para la propagación del virus: el aumento de viajes sin que se exijan pruebas negativas de Covid-19 ni cuarentena para quienes se trasladaron. En enero los viajeros que se dirigían a destinos nacionales no requerían someterse a una prueba de descarte de Covid-19, como informó Sudaca en un reportaje anterior.
El gobierno entendió que eso era un peligro recién el 27 de enero, cuando firmó la Resolución Ministerial 043-2021, emitida por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC). La norma dispuso que los pasajeros presenten una prueba molecular o antígena con resultado negativo realizada hasta 72 horas antes de moverse por el país.
La Resolución Ministerial N°043-2021-MTC dispone la exigencia de pruebas moleculares o antígenas con resultado negativo para abordar un vuelo nacional. La medida se implementó desde el 31 de enero.
Sin embargo, la implementación de la disposición no fue inmediata. ¿Desde cuándo se aplicó? Sudaca consultó al MTC. “A partir del 31 de enero del presente año”, indicó oficialmente el ministerio.
“Un desastre”, opina al respecto Antonio Quispe, médico epidemiólogo, investigador y docente de la Universidad de Ciencia y Tecnología (UTEC). Para él las medidas dictadas por el gobierno fueron acertadas, pero permitir que la gente salga de zonas de riesgo extremo fue un grave error. Demorar el requerimiento de una prueba negativa para viajar hizo que haya cinco días de vuelos abiertos a la enfermedad.
Para Quispe, si se consideraba difícil exigir pruebas, la alternativa hubiera sido planificar adecuadamente los traslados para que el virus no se disperse. Una medida para ello, por ejemplo, es exigir una cuarentena obligatoria para los viajeros. Sin embargo, ninguna de esas disposiciones fue dictada.
Todos a volar
¿Cuál era el problema de permitir una brecha entre el anuncio de la cuarentena, la publicación de las nuevas disposiciones y su entrada en vigencia? Que después del mensaje a la Nación de Sagasti el tráfico aéreo aumentó sustancialmente. Según datos del MTC, entre el 25 y el 31 de enero hubo 133 684 pasajeros que abordaron vuelos nacionales. En promedio, 13 669 al día.
Aun sin considerar a los viajeros del día 25, antes del anuncio de cuarentena, y del 31, cuando entró en vigencia la exigencia de pruebas, más de 100 mil personas viajaron a destinos nacionales después del anuncio y sin necesidad de presentar pruebas de descarte.
Hasta aquí, todo podría parecer una simple descripción de cifras. El detalle es que, según la información oficial, los días anteriores el tráfico aéreo fue considerablemente menor. Entre el 1 y el 25 de enero el promedio diario de pasajeros fue de 9 770. Es decir, después del anuncio de cuarentena el promedio diario aumentó en casi 4 mil pasajeros, lo que representa un incremento inmediato de 40% por día.
Como era esperable, el anuncio del presidente generó que los peruanos busquen viajar, incluso pese a que no se prohibieron los vuelos durante el confinamiento. Solo en la última semana de enero la cifra de viajeros a destinos nacionales fue más de la mitad que en los otros veinticinco días.
Las rutas del riesgo
El aumento del tráfico aéreo no es el único dato importante. ¿Cuáles fueron las rutas con más vuelos? Lima es la ciudad de la que partieron más aviones en enero. El área de prensa del MTC confirmó a Sudaca que actualmente no hay vuelos operativos entre regiones. Todos parten desde o hacia la capital.
¿Cuál es el problema con eso? Que Lima es una de las regiones que el gobierno ha clasificado como de ‘alerta extrema’. Todos los vuelos salen del lugar más infectado del país, que en lo que va de la pandemia supera el medio millón de casos oficialmente confirmados, según la Sala Situacional Covid-19 Perú.
“Lima es un peligro permanente para el resto del país”, advirtió hace dos semanas la médico epidemióloga Larissa Otero a Sudaca. Entre el 25 y el 31 de enero salieron de la capital 65 730 pasajeros, según datos del MTC. De todos ellos, solo quienes subieron al avión el último día del mes estuvieron obligados a presentar una prueba negativa.
¿A dónde se dirigieron? Los tres destinos con más tráfico aéreo en enero fueron Cusco, Arequipa e Iquitos. El panorama, al revisar la situación sanitaria de cada uno de estos destinos, es grave.
Cuando empezó la cuarentena, ninguno estaba clasificado en nivel de alerta extremo, a diferencia de Lima. Es decir, durante los cinco días de tregua los viajeros se trasladaron, sin haberse sometido a una prueba, de un lugar en alerta extrema a uno en donde el virus no estaba causando tanto daño como en la capital.
Cusco y Arequipa estaban comprendidos en el nivel anterior: alerta muy alta. Su situación era complicada, pero no tanto como la de Lima. En los días posteriores las cifras en esas regiones empeoraron. “Cuando conectas dos regiones estás homogeneizando el riesgo”, explica Quispe. Para él, el extremo riesgo epidemiológico de Lima fue trasladado a las regiones.
En Cusco el 27 de enero había 24 camas UCI instaladas para atender pacientes Covid-19, según el portal opencovid-peru.com. El 8 de febrero, esa cifra había aumentado a 43, pero según la Sala Situacional de Covid de Cusco, al 10 de febrero apenas una cama UCI estaba vacía y disponible en la región. El número promedio de positivos diarios por cada 100 mil habitantes pasó de 94, el 24 de enero, a 158, el 31 del mismo mes, según Open Covid.
El aeropuerto Alejandro Velasco Astete, en Cusco, fue el principal destino nacional de vuelos provenientes de Lima. Foto: Andina.
Arequipa, al 8 de febrero, es la segunda región con más casos de Covid-19 después de Lima, con más de 55 mil, según la Sala Situacional. Según Open Covid, la tasa de incidencia semanal aumentó en la región de 128 a 136 casos por cada 100 mil habitantes entre el 24 y el 31 de enero.
En Arequipa y Cusco, el aumento de contagios es evidente. El gobierno lo ha reconocido y en la conferencia de prensa del 10 de febrero anunció cambios en la clasificación del nivel de alerta en ambas regiones. En Arequipa las provincias de Arequipa, Camaná, Islay y Caylloma −las más importantes de la región− pasaron al nivel de alerta extremo. Lo mismo sucedió con las provincias cusqueñas de Canchis y La Convención.
Según la clasificación del gobierno, hoy la situación sanitaria en esas provincias ya es tan grave como la de Lima. Quispe indica que a partir de la manifestación del primer síntoma, el contagio se extiende hasta diez días después. De acuerdo con ello, el aumento de casos coincide con las fechas en las que los infectados que viajaron durante la tregua pudieron estar contagiando.
En Loreto, cuya capital es Iquitos, la reacción del Ejecutivo fue más rápida. Cuando se dictó el retorno a la cuarentena, la región estaba clasificada en riesgo alto. Sin embargo, el 6 de febrero, una semana después de que el coronavirus dejó de moverse por el país libremente, su clasificación pasó a un nivel de alerta muy alto.
Por coincidencia, cinco días es el tiempo promedio que demora un cuerpo infectado en manifestar síntomas, según Theresa Ochoa, médica infectóloga y profesora asociada de Epidemiología en la Universidad de Texas en Houston. El cambio de clasificación de nivel de alerta coincide en el tiempo con la manifestación de los síntomas de quienes se contagiaron cuando los vuelos no requerían la presentación de una prueba de descarte.
“Considerando el contexto actual, resulta necesario incorporar el departamento de Loreto al Nivel de Alerta Muy Alto”, señaló el Decreto Supremo 017-2021 de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). La disposición entró en vigencia el 8 de febrero.
“Loreto es un desmadre”, comenta Quispe. El 25 de enero había 26 camas UCI ocupadas en la región, según Open Covid. El 10 de febrero la cifra subió a 36. Según la Sala Situacional, al 8 de febrero, Loreto es la región con mayor índice de positividad: 33.2%. Open Covid indica que la incidencia semanal en la región pasó de 39 a 61 casos positivos por cada 100 mil habitantes entre el 24 y el 31 de enero.
El antecedente de diciembre
En diciembre pasó algo similar a lo que ocurrió en enero. No se exigían pruebas para viajar a destinos nacionales y a fin de mes aumentaron los vuelos a consecuencia de las fiestas. Pocos días después se incrementaron los casos y sobrevino la segunda ola.
Según cifras del MTC, el tráfico aéreo aumentó en vísperas de Navidad. El promedio diario de pasajeros que abordaron rutas nacionales entre el 1 y 19 de diciembre fue de 19 mil. Entre el 20 y 24 aumentó a 22 mil.
Ese mes los principales destinos también fueron Cusco, Arequipa e Iquitos, en ese orden. Sudaca estuvo en Cusco y reportó el aumento de casos en esa región en los días posteriores. El promedio de muertes semanales por Covid-19 en Cusco creció de 19,4, el 1 de enero, a 23,4 el 14 del mismo mes, según Open Covid.
Para Quispe, la decisión del gobierno de establecer una tregua con posibilidad de viajar sin prueba negativa después de anunciar el reinicio de la cuarentena va a replicar lo que sucedió al final del año pasado. Sin embargo, el médico agrega otro problema: ahora se están propagando las nuevas variantes, lo cual lo hace más peligroso.
Los datos facilitados por el MTC corresponden solo a los viajes aéreos. Quispe resalta que lo que ocurrió con los aviones es solo la punta del iceberg. Los viajes terrestres son más riesgosos por las condiciones de los buses, explica el epidemiólogo, como tener aire acondicionado recirculando. “Los buses interprovinciales se convirtieron en cajas de muerte”, afirma. Además, la tregua para los viajes terrestres se extendió hasta el 2 de febrero. Con ello el gobierno pretendió bajar el tráfico, pero los terrapuertos estuvieron abarrotados.
Las medidas que buscaban contener el virus pueden terminar beneficiando su propagación. La modificación de los niveles de alerta dictados esta semana por el gobierno son un indicador claro. Quispe indica que la propagación del virus en esos cinco días se cuantifica en contagios dos semanas después −en la semana actual− y en fallecidos tres semanas después.
Entre los fallecidos a partir de este fin de semana se podrán contar a quienes se infectaron durante los cinco días de tregua.
ALERTA: El médico Antonio Quispe recomienda encarecidamente que los pasajeros que viajen en transporte público usen doble mascarilla (una quirúrgica y otra de tela), además del protector facial. Estos implementos no deben quitarse en ningún momento.
*Este informe ha sido elaborado con la colaboración de Luisa García Téllez.