Pie Derecho

La izquierda va ganando la batalla ideológica

“Las izquierdas, que no han hecho nada bueno por el país en las últimas décadas, que no tienen si no modelos fracasados en el patio regional (Venezuela, Argentina y Nicaragua son los ejemplos más sonados), han logrado activar a su favor una narrativa”

Las derechas vienen perdiendo la batalla ideológica con las izquierdas de manera vergonzosa. Luego del desastre de Castillo, en materia económica, política y democrática, uno habría esperado que el sentido común se inclinase a favor de opciones de derecha, pero, al parecer, está ocurriendo lo contrario.

Según la última encuesta de CPI, el 56.1% está a favor de una Asamblea Constituyente y preguntada la ciudadanía respecto de qué modificaciones se deben realizar de manera prioritaria, la mayoría, el 24%, responde “sobre temas económicos”. Ha variado el orden de prioridades. En anteriores encuestas respondían que más prioridad le daban a la seguridad, salud o educación.

En resumen, quieren cambiar el capítulo económico, que es el que ha permitido que el país superase la catástrofe de los 80 y se enrumbase en la senda de desarrollo que nos ha permitido crecer casi ininterrumpidamente en las últimas décadas, reducir la pobreza de manera acelerada e, inclusive, aminorar las desigualdades. Lo que desde el extranjero se considera un milagro económico, desde adentro se ve como algo negativo que hay que cambiar.

Ello es resultado fortuito de la crisis política actual, sin duda. El desprestigio abrumador del Ejecutivo y el Congreso -identificados con la derecha- afecta todos aquellos temas vinculados a ese sector del espectro ideológico y le ha permitido resucitar a las izquierdas, cuya complicidad silente con el desastre castillista las conducía al merecido ostracismo político, ideológico y electoral. El suicido político de Castillo y el cambio de manos gubernativo les ha dado un nuevo aire que están aprovechando.

Pero la mayor responsabilidad radica en los poderes fácticos de la derecha, que han hecho poco o nada por convertir los éxitos del modelo en munición ideológica persistente que cale en la mentalidad de los pueblos. Salvo uno que otro think tank, algunos comunicadores, aislados gremios empresariales (con pésima estrategia comunicativa, por cierto) y pocos líderes políticos, el grueso de la derecha ha guardado silencio durante décadas, destruyéndose entre sí, sin capitalizar los activos que ha construido en los últimos años, apoyar iniciativas promercado o asentar valores y actitudes favorables al modelo económico.

Los resultados los estamos viendo. Las izquierdas, que no han hecho nada bueno por el país en las últimas décadas, que no tienen si no modelos fracasados en el patio regional (Venezuela, Argentina y Nicaragua son los ejemplos más sonados), han logrado activar a su favor una narrativa que, según las encuestas, ha adquirido predominio mayoritario.

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Izquierda, Política

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