Más allá de la incapacidad política del presidente Castillo, sí cabe destacar un aspecto de su narrativa, que haría bien la clase política peruana tradicional en atender: la emergencia de un nuevo ciudadano, mestizo, pobre, rural, andino, con capacidad de decidir los destinos políticos del país.
Es la primera vez que ocurre algo así en el Perú. Los triunfos electorales de Fujimori o del propio Ollanta Humala no se comparan, sociológicamente hablando, con el resultado del 2021. Y no será la última vez. Ese escenario estructural, de un nuevo sujeto electoral emergente, vino para quedarse.
Lo lamentable es que la decadencia de las élites políticas tradicionales no está siendo acompañada por su sustitución paulatina por parte de élites mestizas o cholas, con capacidades políticas y administrativas. Lo trágico, en el caso de Castillo, es que existe sobrada masa crítica de ciudadanos surgidos de abajo, que no forman parte de las élites blancas o pitucas, pero que no ha sido tomada en cuenta por este gobierno, que ha preferido rodearse de pillos o incondicionales, sin ningún interés por desplegar políticas públicas nuevas o con romper el statu quo, que en muchos casos sí merece romperse.
Castillo está dilapidando una oportunidad histórica de favorecer una transición social imperativa en el Perú, de pasar a ser una República chola, sin ambages. Ya ese fenómeno es dominante en muchas esferas del quehacer cívico, inclusive el empresarial, y si bien los temas étnicos no deberían ser motivo ni valla para aspirar a gobernar el país, queda claro que sin la presencia preponderante de estos peruanos emergentes ya no se puede gobernar a cabalidad un país como el Perú.
Entre la reforma agraria velasquista y la descentralización toledista, por más que ambos hayan sido procesos sociales fallidos y mal manejados, han cambiado la estructura social del Perú, hacia una situación que corresponde más a la “realidad real” de nuestra nación. Kuczynski, en esa perspectiva, puede haber sido el canto del cisne de un sector social que difícilmente volverá a ejercer dominio político en el país, aun cuando algún candidato proveniente de ese sector social puede eventualmente lograr un triunfo electoral sin problemas (para ello, necesitará romper su propia construcción cultural, ser disruptivo respecto de su postura de clase y solo así lograr conquistar los afectos populares).
–La del estribo: a visitar el Museo de Arte Contemporáneo, MAC, en Barranco, y apreciar la exposición Los ríos pueden existir sin aguas, pero no sin orillas, que va desde el pasado 20 de octubre hasta el 30 de abril del 2023, y que reúne los trabajos de más de 60 artistas nacionales y extranjeros vinculados a la Amazonía. Curada por Giuliana Vidarte y Christian Bendayán.