Pie Derecho

Un Congreso deleznable

“Ojalá hoy el Congreso reconvenga. Que prorrogue la legislatura y dé pie a que se pueda recomponer un bloque parlamentario que contenga el número de firmas suficiente para replantear el adelanto”

Nuevamente ayer el Congreso mostró su deleznable entraña. Cuanto ya todo parecía inminente para la puesta en consideración del proyecto de adelanto de elecciones, la bancada del Bloque Magisterial retiró su firma y saboteó el proceso, bajo al mentiroso argumento de que no se consideraba el referéndum constitucional (la verdad, monda y lironda, es, simplemente, que se quieren quedar hasta el 2026 gozando de todos los privilegios que les otorga el cargo).

Hoy acaba la legislatura. Si no se prorroga y se da chance de lograr que se reconsidere el adelanto, se acabó la historia. Bastaban 66 votos para proceder a ello. Lo ideal, claro era que se consiguieran los 87 votos y ello se ratificara en la siguiente legislatura, pero con 66, nos íbamos a referéndum en mayo, que aplastantemente iba a ser favorable al adelanto, y de allí elecciones en 270 días. En enero del 2024 teníamos nuevo Presidente y se supone que nuevo Congreso (aunque hay voces parlamentarias que farisaicamente señalan que si se adelanta elecciones sería solo para Presidente).

Pocas veces hemos tenido un Parlamento como éste, tan desconectado de la realidad social. La protesta, a pesar del fracaso de la huelga convocada por la CGTP, sigue vigente e intensa en el sur altoandino, donde ya toma visos de rebelión quechua y aymara, y que de continuar o escalar, hará ingobernable la gestión de Dina Boluarte, quien inevitablemente se colocará en la tesitura de la renuncia para provocar el necesario adelanto de las elecciones.

A Boluarte le corresponde aguantar hasta donde sea posible porque, bajo cualquier circunstancia, una renuncia suya dará paso a un despelote que, lejos de aliviar la crisis política, la agravará y empoderará a la protesta, que seguramente crecerá con pedidos cada vez más maximalistas. Pero hay un límite de rebelión social que ningún régimen democrático puede tolerar y podemos llegar a ese límite, entre otras cosas, gracias a la mediocridad del Congreso que tenemos, que ha negado la mejor salida posible, ordenada y perfectamente constitucional, que seguramente, además, hubiera servido para aplacar las voces radicales de la protesta.

Ojalá hoy el Congreso reconvenga. Que prorrogue la legislatura –para empezar, lo necesita para procesar las denuncias constitucionales contra Pedro Castillo- y dé pie a que se pueda recomponer un bloque parlamentario que contenga el número de firmas suficiente para replantear el adelanto. Es, de lejos, la mejor opción de salida de la crisis política que transitamos.

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Congreso de la República, Pedro Castillo

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