Maria Andrea Hernandez

Resguardando la estabilidad macroeconómica, base de la competitividad

"La falta de definición de políticas públicas que promuevan el empleo formal y la inversión privada vienen afectando las expectativas de crecimiento económico."

La estabilidad macroeconómica se constituye como uno de los principales factores para impulsar la competitividad[1]. El concepto comprende tres dimensiones vinculadas con (i) la actividad económica y el empleo, (ii) la estabilidad de precios y (iii) la sostenibilidad de la balanza de pagos[2]. En la actualidad, la situación que enfrenta el Perú en esta materia no es favorable toda vez que diferentes circunstancias vienen afectando los fundamentos institucionales que sostienen las políticas macroeconómicas.

La falta de definición de políticas públicas que promuevan el empleo formal y la inversión privada vienen afectando las expectativas de crecimiento económico. Por ejemplo, las consecuencias de la Agenda 19 impulsada por el MTPE convergen hacia un mercado laboral más rígido y sobre regulado[3]. Esto aunado al ruido político por los nombramientos cuestionables, las tensiones entre el Legislativo y Ejecutivo y los conflictos sociales han generado un escenario carente de promoción de la inversión privada, la cual se espera que no crezca este año.

Asimismo, el Perú no es ajeno a los impactos en la economía global. El conflicto entre Rusia y Ucrania y los confinamientos en China por el COVID-19 han generado una tendencia alcista de los precios al consumidor, además de la reducción de las proyecciones de crecimiento global. Esto repercute en un incremento considerable de la inflación en el Perú, impulsada por el aumento de los precios locales de alimentos y combustibles[1]. En junio de 2022 la inflación interanual ascendió a 8,8%[2], por encima del rango meta de inflación del BCRP[3] y siendo la cifra más alta en 25 años[4].

En línea con ello, a nivel global las expectativas a mediano plazo vienen incrementándose. Si éstas no son controladas desembocarían en un “desanclaje”, que terminaría agravando aún más la situación al tornarse más complicado regresar a la meta de inflación. En este contexto, el rol de los bancos centrales resulta esencial toda vez que deben convencer a los agentes económicos de que se encuentran firmes en su función de reducción de la inflación[5].

En cuanto a la balanza de pagos, al primer trimestre de 2022 la cuenta corriente presentó un déficit equivalente al 3,2% del PBI. Se espera que al cierre de este año dicha cifra alcance el 3,4% del PBI, superior a la cifra presentada en 2021 (2,3% del PBI). Esto se debería principalmente al aumento de las importaciones, la ampliación del déficit por servicios y los mayores pagos de utilidades a empresas con inversión extranjera directa en el Perú[1].

Aunado a estos temas, resulta importante evaluar los aspectos institucionales de los actores involucrados en la política macroeconómica en aras de proponer medidas para fortalecer su institucionalidad política y gobernanza. Para tales efectos, resaltan propuestas como renovar el directorio del BCRP de manera escalonada para brindar una mayor autonomía a la institución. Esto permitiría (i) que los directores del BCRP asuman sus cargos sin presión política al evitar que sus nombramientos coincidan con un nuevo periodo presidencial, y (ii) garantizar un adecuado relevo al haber una transferencia de conocimientos apropiada entre los antiguos y nuevos directores[2]. Además, sofisticar el Marco Macroeconómico Multianual, que es una herramienta importante para generar credibilidad al MEF, de modo que presente proyecciones de gasto por funciones con el objetivo de mejorar su composición en el tiempo. Finalmente, asignar un pliego presupuestal al Consejo Fiscal para fortalecer su autonomía.

La lenta recuperación de los mercados laborales, la desaceleración económica y la mayor inflación aumentarán la pobreza y la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe en 2022[3]. En este contexto, se requiere resguardar y sostener los determinantes de nuestra estabilidad macroeconómica con el objetivo de evitar una reducción significativa de nuestros niveles de competitividad y productividad que afecten nuestro crecimiento de mediano y largo plazo.


[1] WEF. (2019). The Global Competitiveness Report 2019.

[2] Le Fort Varela, G., Gallardo, B. y Bustamante, F. (2020). Estabilidad macroeconómica y crecimiento económico: mitos y realidades. https://www.cepal.org/es/publicaciones/45956-estabilidad-macroeconomicacrecimiento-

economico-mitos-realidades

[3] Para mayor información ver columna “Un país sin brújula en la lucha contra la informalidad”. https://sudaca.pe/noticia/opinion/rocio-medina-polar-informalidad-consejo-privado-de-competitividad-un-pais-sin-brujula-en-la-lucha-contra-la-informalidad/

[4] BCRP. (2022). Reporte de inflación. Junio 2022. Panorama actual y proyecciones macroeconómicas 2022-2023.

[5] BCRP. (2022). Índice de precios Lima Metropolitana (var% 12 meses) – IPC.

[6] El rango meta de inflación del BCRP corresponde a 1%-3%.

[7] En julio de 1997 se presentó una cifra similar que ascendió a 8,9% durante el proceso de descenso de la hiperinflación de fines de la década de 1980.

[8] The Economist. (2022). People’s inflation expectations are rising and will be hard to bring down.

[9] BCRP. (2022). Reporte de inflación. Junio 2022. Panorama actual y proyecciones macroeconómicas 2022-2023.

[10] Proyecto de Ley 922/2016-CR

[11] CEPAL. (2022). Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?

Tags:

Macroeconómica, políticas públicas

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