Renzo Pariasca

Un jalón que dice más de mil palabras

"Y es que estamos ciertamente en pañales de una democracia, o mejor dicho, estamos bajo una cacocracia (y en esto incluyen los grupos de poderes quienes son quienes realmente tienen las riendas del teatro político) en un ensayo risible de república bananera. En una cacofonía sistemática, con gobernantes y congresistas que enaltecen nuestra poca noción y compromiso ante la sociedad y el devenir. Y ahora cubiertos por las cortinas de humo ante los hechos de corrupción que envuelven a este gobierno. Estrategia tan conocida y reiterativa como las infidelidades de Cristian Domínguez. Y es que pareciera que un gobierno digno y revolucionario sería solo uno donde los más altos puestos no estén manchados con este cáncer. Pero eso, está tan lejos de ser real, por lo menos eso nos cuenta la historia"

Esta casita de cartón abre sus puertas viendo una vez más el peculiar recibimiento que le dieron a la máxima mandataria en la ciudad de Ayacucho hace unos días, por parte de Ruth Bárcena Loayza, unas de las viudas de aquella masacre perpetuada por las ‘fuerzas del orden’, el sangriento 15 de diciembre del 2022. «Mataron a mi esposo y… ¿creen que voy a estar tranquila yo? Soy Ruth Bárcena Loayza, viuda de Leonardo Hancco Chacca’. Fueron las palabras de una indignada mujer que burló con facilidad el cerco policial para atestar sus manos en la cabellera de la presidenta, vociferando: ‘asesina’. Y es que atemoriza y causa tanta pena hasta ahora la impunidad como ha sido rehuida esas muertes y como parte de la prensa ha sido gran responsable de eso, haciéndose de la vista gorda y continuar con el circo de su andar selectivo. Y es que estamos ciertamente en pañales de una democracia, o mejor dicho, estamos bajo una cacocracia (y en esto incluyen los grupos de poderes quienes son quienes realmente tienen las riendas del teatro político) en un ensayo risible de república bananera. En una cacofonía sistemática, con gobernantes y congresistas que ensalzan nuestra poca noción y compromiso ante la sociedad y el devenir. Y de todo esto, desde luego, la policía no podía estar al margen. Y es que su actuar ante el incidente mencionado, es el fiel reflejo de cómo realmente actúan ante la inseguridad ciudadana que campea a raudales. Y para la indignación mayor, muchas veces son parte de agrupaciones delincuenciales, como recibiendo buenas coimas. 

Ahora la misma policía afirma que denunciará al caricaturista ‘Carlín’ de La República, por un dibujo controversial, pero que dentro de la semiótica colectiva no tiene nada que deslindar de la realidad con la que se le percibe. Y es que desde hace mucho, dado la corrupción como los hechos de violación de derechos humanos en las protestas recientes, solo han incrementado la imagen pobre y penosa que venían arrastrando.  

Y es que la población está cada vez más cansada de su ineficiencia y de esta vorágine perezosa e incongruente, a la par de una recesión que cada vez pega más el bolsillo de uno. Con bandas delincuenciales que como narcos ocupan zonas importantes de la capital para sus turbulentos negocios provocando muertes a la luz del día. Y de eso, la sempiterna política y su actuar nulo y lucrativo a sus fines. Sin importarles los miles de emprendedores que a diario son extorsionados u obligados a retirar su negocio por estos malhechores. Y eso también demuestra la última encuesta sobre la desaprobación altísima a la gestión del actual alcalde que haría de Lima ‘potencia mundial’, y que demuestra una vez más como nos ‘comemos’ el verso con facilidad. Esta pobrísima gestión hace extrañar a algunos nostálgicos al ‘fantasma’ de Muñoz, quien brilló por su ausencia en el mismo puesto, increíblemente. 

Esta casita de cartón cierra sus puertas, por último, vislumbrando las asombrosas cortinas de humo que imperan estos días para tapar los onerosos hechos de corrupción que rodean a la misma Dina Boluarte, o como las reuniones siniestras del hermano, Nicanor Boluarte, y otra vez los hechos de corrupción entrelazados por familiares. Y es que pareciera que un gobierno digno y revolucionario sería solo uno donde los más altos puestos no estén manchados con este vil cáncer. Pero eso, está tan lejos de ser real, por lo menos eso nos cuenta la historia. 

 

Mas artículos del autor:

"La educación pública no se negocia"
"Dos artistas peruanos que hicieron patria en Argentina"
"El adiós al cantante de los muertos y los entierros"
x