Juan Carlos Tafur

Sagasti y el centro liberal

“La propuesta de recolección de firmas debería hacerse de todas maneras y no buscar tan solo 75 mil firmas sino millones, que expresen el rechazo al statu quo, al tinglado armado por la dupla Ejecutivo-Congreso”

La sugerencia del expresidente Francisco Sagasti, de reconvenir al gobierno y a la oposición a ponerse de acuerdo para corregir los entuertos que desde ambas orillas se vienen cometiendo, y que, en caso de no lograrse ello, se active una iniciativa ciudadana, mediante firmas, para proponer una reforma constitucional que permita el recorte del mandato presidencial y legislativo, se asoma, hasta el momento, como la única salida racional a la crisis política que transitamos.

¿Cuánto hubiera ganado el país, si frente a una crisis similar, aunque de menor envergadura, como la que se produjo durante el gobierno de Vizcarra, el Congreso hubiese aceptado su propuesta de adelanto general de elecciones? El Parlamento se negó y al final terminó disuelto y, al poco tiempo, el presidente vacado, generando una turbulencia tal que favoreció la aparición de un improvisado outsider como Pedro Castillo.

No se ve en el horizonte la posibilidad de enmienda que Sagasti invoca. Por el contrario, todo hace pensar que las trapacerías ejecutivas y congresales se mantendrán y en algunos casos, con acuerdo entre ambos poderes bajo la mesa. No se quiere ir ninguno, esa es la verdad. Y harán hasta lo imposible para evitarlo (si nuestra mediocre derecha congresal ve que, prestándole votos a Castillo, evitará que éste los empotre con una iniciativa de adelanto de elecciones, se los darán, solícitos y prestos).

Es probable, en consecuencia, que si prosperase la iniciativa de Sagasti de recolección de firmas, éstas, una vez que lleguen al Legislativo, sean desechadas sin discusión alguna. El Congreso no está en la obligación de hacerle caso.

No obstante, la propuesta de recolección de firmas debería hacerse de todas maneras y no buscar tan solo 75 mil firmas sino millones, que expresen no solo rechazo al statu quo, al tinglado armado por la dupla Ejecutivo-Congreso, sino que, de paso, sirva para activar a ese gran sector de centro liberal que hoy no encuentra representación, ni en el gobierno ni en el Parlamento.

El propio Sagasti no debería limitarse a lanzar la idea y guardarse en sus cuarteles de invierno. Puede convocar a un equipo grande de personalidades que impulsen esta iniciativa y que a partir de ello germine, ojalá, una alternativa política más potable que la que hoy representan la izquierda radical, la mediocre izquierda moderada, la derecha mercantilista del fujimorismo y la derecha conservadora.

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Congreso, Francisco Sagasti, Vacancia

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