Juan Carlos Tafur

Una derecha muy tonta

“Eso pasa cuando niñatos en política se meten a hacer cosas de mayores. La derecha ha jugado a la vacancia como si fuera una puesta en escena teatral, sin fundamento político ni sentido estratégico. Ese error le va a costar caro al país”

Ha sido una dura derrota política de la derecha congresal que no se haya admitido siquiera a debate la moción de vacancia presidencial presentada por la congresista Patricia Chirinos. Este sector tiene, en principio, 43 congresistas (sumando Renovación Popular, Fuerza Popular y Avanza País) y, al final, solo logró convencer a tres más para que se sumen a su pedido. Un fracaso por donde se le mire.

Hay muchas razones que explican lo sucedido. Primero, el Ejecutivo, increíblemente -dada la banal impericia del Presidente- les ganó por puesta de mano una ronda de diálogos con otras bancadas. La derecha, ensimismada en su propósito vacador, no atinó a realizar una labor de convencimiento de su causa, ni siquiera de la eventual conveniencia, ya no de vacar a Castillo, sino de obtener los votos suficientes para llevarlo al Congreso, que era un propósito loable y atendible por sí mismo.

Segundo, se precipitó en sus actos. No transitamos un “momento destituyente”. Según las encuestas del IEP y de Datum, la mayoría del país está en contra de una vacancia. Siendo como es, un proceso semejante, no solo un acto jurídico sino, sobre todo, político, la derecha debió medir mejor sus fuerzas.

Tercero, sin duda, el efecto anticlimático que produjo una inflada denuncia periodística que terminó por desvirtuar la gravedad de los hechos originalmente denunciados y que terminó dándole argumentos a quienes sostenían que estábamos ante una conspiración política y no ante una acción de control necesaria frente a un Primer Mandatario sordo a las exigencias ciudadanas de transparencia.

Se equivocaría rotundamente la derecha peruana si cree que igual habría sido un logro lo obtenido, ya que sería, según su antojadiza interpretación, la primera piedra de un proceso que se retomará en otro momento, que lo ocurrido habría debilitado al régimen, y que al poner el tema sobre el tapete habría roto el tabú que puede existir en nuestra clase política al respecto.

No solo ha fortalecido al Ejecutivo, sino que, eventualmente, puede haber logrado el efecto adverso de obligar a Castillo a recomponer una alianza con los sectores más radicales del cerronismo para sentirse a salvo. En lugar de atraerlo al centro, como era deseable, una vacancia precipitada y tontamente conducida, podría llevar al Presidente a sentir la necesidad de atrincherarse y transitar nuevamente los circuitos de la confrontación y el afán de refundación constitucional.

Eso pasa cuando niñatos en política se meten a hacer cosas de mayores. La derecha ha jugado a la vacancia como si fuera una puesta en escena teatral, sin fundamento político ni sentido estratégico. Ese error le va a costar caro al país.

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Derecha, vacancia presidencial

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