Polarización

[EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS]No quiero llenar estas líneas con perogrulladas. Qué podría añadir al debate si dijese que el Perú termina el año con una lucha de poderes bárbara, que divide a quienes quieren cooptarlo de quienes defienden su independencia y equilibrio, aunque es posible que estos últimos también tengan sus propios intereses ocultos. La política siempre fue la guerra entre el bien común y el poder, la justicia y el interés subalterno, la honestidad y la corrupción. En cada país, la correlación entre estas fuerzas es distinta, en el Perú ganan los segundos por siglos de ventaja, porque en el Perú se trata de una cuestión histórica, compuesta por robustas raíces enrevesadas bajo tierra.

En el Perú el sistema no es el que creemos ver, no es el que nos dicen los medios, no es aquel por el cual votamos cada cinco años. En el Perú el sistema es el otro, es el que está debajo, no es la ley, es la costumbre y esa costumbre de la corrupción no separa a occidentales y andinos, fractura de la que tanto se habla, notable durante el proceso eleccionario de 2021. En el Perú, el sistema subterráneo es el lugar común que relaciona lo occidental y lo andino, principalmente si hablamos del Estado y las instancias del gobierno, pero también de las altas economías formal e informal.

El tema estuvo siempre allí, en la estructura como diría Carlos Marx, y yo no soy marxista, teóricamente me gusta ser ecléctico y utilizo las herramientas que me son útiles de acuerdo con el análisis. Algo tengo claro, no me voy a amilanar por usar categorías de Marx o algún toque de los libertarios, creo en la recuperación de la deliberación que hoy vemos con nostalgia, como algo que existía en el siglo XX y que ya no existe más.

¿De verdad es este el signo del siglo XXI? ¿la intolerancia, la eliminación del contrincante, la cancelación y la guerra cultural? ¿no hay más? En todo caso, y vuelvo a Marx -qué útil resulta a veces, será porque reducía la sociedad a esquemas bastante básicos- la polarización se produce en la superestructura, por ello, hoy más que nunca, la lucha es cultural, derechas e izquierdas se entretienen en una guerra sin cuartel que nos ciega del avistamiento de los grandes cambios y permanencias en el poder mundial.

Al terminar el 2023, sigue siendo una verdad de Perogrullo que somos el mundo de las transnacionales y que las grandes mayorías, inclusive las capas intelectuales, no lo entendemos del todo, o nos dejamos llevar por las referidas guerras culturales. Imagino a China, imagino su infraestructura industrial y tecnológica, y me da la impresión de que las guerras reales van por ahí, que estamos distraídos y dispersos. Luego viene la inteligencia artificial.

Este año nos ha dejado el chat GTP que responde con bastante acierto preguntas de desarrollo de exámenes universitarios y mucho más. Lo peor, o lo mejor, es que hablamos de su primera versión. Imaginemos los años setenta, esas computadoras que abarcaban salas completas, o pisos completos de edificios del gobierno norteamericano o de las grandes empresas pioneras de la cibernética. Luego, pensemos en los primeros ordenadores personales, sin internet y con programas limitadísimos. Reflexionemos sobre todo lo que se ha avanzado en 40 años, y ahora apliquemos la ecuación a la Inteligencia Artificial. Y preguntémonos también quiénes manejan y manejarán todo eso, porque dificulto que el mundo de mediados del siglo XXI sea un mundo socialista.

¿Qué es lo que debatimos entonces? ¿qué es lo que nos enfrenta? ¿cuáles son las causas o utopías por defender? ¿o acaso ya no existen, solo que no nos hemos dado cuenta? Este año me esforcé por comprender la guerra cultural, la de los extremos – una vez más – comprendí, a medias, las radicalidades libertaria, ultraconservadora y progresista radical. Como historiador tiendo a pensar que el extremismo de hoy será superado por una era de mayor consenso y diálogo. Sin embargo, me asalta también la sospecha de que el fanatismo se nos ha ido de las manos y que, de anularnos unos a otros, si seguimos así, podemos acabar en guerras, en grotescas guerras de esas que son de verdad y que matan a muchísima gente, sólo porque optamos por la intolerancia cuando la mesa de la democracia estuvo más servida que nunca cuando cayó el muro de Berlín en 1989.

Pero después pienso en el poder real, estructural, en las multinacionales, las industrias y la tecnología, y me pregunto si esa idea de las olas históricas conservadoras y liberales pueden llegar a su fin ante el advenimiento de un planeta en el que a los hombres y mujeres se nos arrebate el derecho de tomar nuestras propias decisiones, esto es, de ser libres. Me pregunto si eso no está ocurriendo ya y que pronto colegiremos que tanto enfrentamiento cultural no fue más que un bluf, que una distracción, que una cortina cibernética que nos impidió ver lo que pasa al otro lado, lo que no podemos ver con nuestros propios ojos, aunque lo vivimos cotidianamente, todos los días, muchísimo más que la cortina de hierro que anunció al mundo Winston Churchill en 1946.

Tras esta reflexión ¿qué puedo decirles de Dina Boluarte a quien veo como quien ve al Planeta Tierra desde un confín muy en las periferias del Universo? ¿y qué decir de nuestra clase política que constituye la perversión de lo que una clase política debería ser? Esta reflexión busca la confusión, el completo caos. Porque lo más sensato que podría dejarnos el 2023 es el absoluto desconcierto, las absolutas incertidumbre y desolación. Solo cuando comprendamos que somos presas de un barullo incomprensible, que nos congracia en la conformidad con una superestructura engañosa, podremos comenzar a hacernos las preguntas que realmente valen la pena. A ver si hacemos posible lo imposible y, una vez más, tomamos al Mundo en nuestras manos, a través del conocimiento.

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A contrapelo de lo que suele suceder luego de una campaña electoral, cuando la sociedad descansa, por decirlo así, de la sobrecarga ideológica que implica una elección, en el Perú la polarización política viene aumentando.

El IEP suele preguntar por la autoidentificación ideológica de la ciudadanía. Pues bien, en su última medición de octubre, se aprecia que tanto la izquierda como la derecha crecen y el centro cae. En octubre del año pasado se definía de izquierda el 18% de la población, este año pasa a 19%; el 2022 el 16% se estimaba de derecha, este año lo hace el 21%. Mientras tanto, el centro cae de 37 a 34% (ya venía cayendo desde el 2021, cuando así se definía el 41% de la ciudadanía).

Aunque, sea dicho, solo un 65% de los encuestados sabe dar alguna definición respecto de su propia respuesta, en cuanto a lo que significa ser de derecha o de izquierda, sí llama la atención que el resultado más frecuente cuando se le pregunta a la gente qué significa ser de izquierda sea “algo malo/atraso/estancamiento” y cuando se le inquiere sobre la derecha, la respuesta predominante sea “algo bueno/progreso/avance”. Ojo con ello a los voceros de la derecha que andan usando tontamente el término “progre” para burlarse de la izquierda, cuando es una bandera que debería ser capturada por ella.

La quimérica paz social de la que habla Dina Boluarte en foros internacionales no existe. Una cosa es que no haya revueltas o marchas y otra que los peruanos de a pie estén tranquilos o sosegados. Todo lo contrario, la recesión económica, la inseguridad ciudadana y la crisis política vienen enervando los ánimos y ello se refleja claramente en la encuesta reseñada.

El Perú politizado está polarizado; el Perú apolítico ha decidido desafectarse como mecanismo de defensa, pero en líneas generales es evidente que las tendencias van perfilando un próximo escenario electoral aún más tenso que el del 2021.

Mensaje claro para los “políticamente correctos”. De ellos no será el reino presidencial. Se debe dar mensajes disruptivos que disientan del statu quo. Y se puede ser de izquierda, de centro o de derecha para poder hacerlo. Lo aguachento no tendrá visos de éxito para capturar al politizado y mucho menos al desafecto. Tarea menuda para los estrategas publicitarios y asesores políticos de los candidatos que al final queden en liza.

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[PAPELES VIRTUALES] 

UNO

Es muy perturbador para mí. Hemos hablado sobre las fuerzas disruptivas en este negocio y todos los desafíos que enfrentamos, la recuperación de COVID que está en curso, no ha regresado por completo. Este es el peor momento del mundo para aumentar esa interrupción…. Hay un nivel de expectativa que tienen, que simplemente no es realista.

Bob Iger – CEO de Disney

El ejecutivo, es judío, un setentón que se mantiene en buena forma. Desde sus inicios, los grandes magnates de la industria fueron judíos. Hace unos días, sus declaraciones fueron el punto de quiebre, en la huelga de actores y guionistas de Hollywood.

  • ¿Por qué?

 Porque es un Directivo que ganará 27 millones este 2023. Así de simple.

Mientras actrices como Kimiko Glenn mostró, hace unos días, el monto que recibió por regalías – actuó en la exitosa serie “Orange is the New Black, que se emite en Netflix – el ridículo de 27 dólares.

Sin ir muy lejos, al año pasado, los actores de Pedro el Escamoso y Escobar el Patrón del Mal, indicaban que no recibían ni un dólar por la retransmisión –de las mencionadas telenovelas– en las plataformas. Claro, esta parte del mundo no es Hollywood.

Volviendo al país del norte, El reclamo de los guionistas y actores es por el aumento de los pagos residuales (regalía por retrasmisiones). Antaño, las series se extendían toda la temporada. Ahora son cortas. Lo que repercuten en salarios. Ambos sindicatos reúnen un total de 171.500 miembros.

Es fachero, negro y con un bigote a lo Tom Selleck. Talento joven. Es uno de los guionistas, de una de las mejores series de la actualidad.

  • The Bear.

Dio a conocer la situación de muchos colegas. Y la suya.

  • Los guionistas como yo, especialmente los jóvenes, los guionistas negros, nativos, los guionistas de color, hemos aportado una nueva ola de creatividad al proceso. Pero nos encontramos incapaces de sobrevivir en lugares como Nueva York y Los Ángeles, donde necesitamos estar para asistir a las salas de los guionistas. No clasificaría a todos los guionistas como pobres o arruinados, pero puedo decir que tengo $6 en mi cuenta bancaria

      Alexander O’Keefe

Un dato, por demás revelador: las Plataformas se han negado a la mayoría de ajustes propuestos, debido a que –el acuerdo– las obligaría a hacer más transparentes sus números de audiencia. Algo, que dichas empresas guardan con excesivo celo.

Lo interesante de la huelga, es que lo encabezan los intérpretes más renombrados.

  • ¿Qué sucede si se logra un acuerdo?, ¿Quiénes serán los más beneficiados?

Pues la mayoría de actores, ignotos, para el gran público.

  • ¿Que dirán los de WIllax ahora con respecto al tema?
  • ¿Utilizarán con Matt Demon, Meryl Streep, Tom Cruise y demás, también el termino caviar?
  • ¿La llamaran terruca a Fran Drescher?

 

DOS

Los líderes empresariales peruanos han abrazado a la presidenta Dina Boluarte, incluso cuando sus índices de aprobación caen en picada entre una población enfadada por la debilidad de la economía y las protestas mortales que siguieron a la destitución de su predecesor hace siete meses.

Marcelo Rochabrun – Bloomberg

Un sondeo indica que el 71% de los CEO aprueba la gestión de Dina Boluarte. Increíble. La Oligarquía –como siempre– buena para hacer negocios y dinero. A pesar de ello, inepta para leer la realidad social de un país.

  • ¿Siempre fue así?

Sí, lamentablemente. Para muestra un botón.

En los noventa, la misma Oligarquía que apoyó a MVLL; al perder éste, se alió sin tapujos con Fujimori. Estuvieron de su lado, incondicionalmente.

  • ¿Qué dijeron con respecto a los abusos y muertes de parte de la dictadura?

Miraron para otro lado. Sino apoyaron lo dicho por el abyecto hombre de Dios.

  • Los derechos humanos son una cojudez.

Entonces, consulto.

  • ¿Porque deberíamos esperar otra cosa, de las clases privilegiadas?

Cuando en su columna semanal, Piedra de Toque, Vargas Llosa se pregunta, perplejo, por qué los países del continente se esfuerzan en elegir candidatos de izquierda como Presidentes. Debería replantearse la pregunta.

  • ¿Porque los gobiernos de derecha son tan ineficientes?

Para mayor inri, se cayó el modelo de Chile.

  • Tiene que venir una especie de Dictador de Derechas – luego viene la contradicción – que no viole los derechos humanos, pero que tome decisiones, que las haga.

Declaró –hace un tiempito– la oligofrénica de Adriana García-Belaunde.

Ese es el pensamiento retrogrado de la extrema derecha. Nunca cambio. Sostuvo a Odría, Fujimori y ahora lo hace con Dina.

  • ¿Porque lo hace?

Por conveniencia.

 

TRES

El día de la Toma de Lima ha ahondado en el cisma político y social. No nos soportamos. No tenemos políticos capaces. Y los pocos rescatables son vilipendiados por la oposición. Olvidamos que un político es aquel que logra acuerdos, no es aquella persona que insulta o grita más fuerte.

Se extraña a un Barrantes, Fernando Belaunde, Francisco Belaunde, Henry Pease, Javier Diez Canseco, entre otros. Eran gente leída, culta; enseñaban en Universidades. Quienes, en tiempos de crisis, en plena coyuntura, ponían paños fríos.

El Perú, creo yo, nunca ha estado en una situación tan áspera. Y sí, todo esto es consecuencia de una política dictatorial. Es la consecuencia lógica.

Uno no puede ser uno catalogado por terrorista por ir a una marcha. Es inadmisible. Las dicotomías solo pueden ser aceptadas por extremistas. Tampoco es plausible que alguien amenace de muerte, y las autoridades digan.

  • No hay delito.

Cuando marcha La Pestilencia es un derecho democrático; sin embargo, cuando protestan los demás es inconstitucional.

  • El que no está conmigo, está en contra mío.

Ridiculeces.

O la supina ignorancia de otros.

  • Puno, es la segunda capital de Sendero Luminoso.

Así se construye una narrativa falsa.

Las redes sociales y la prensa adicta, están sirviendo para ahondar en los extremos. No para clarificar las ideas.

Si piensan que con esta marcha termina todo, pues están equivocados. Vendrán muchas más.

Si ahora no cae este gobierno nefasto, lo intentaremos una y otra vez.

Una y otra vez.

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UNO

Pelado, con un buzo de marca y el ceño fruncido; ante la consulta, Daniel Córdova, sigue con la obtusa narrativa de fraude. Aburre ya. Pasaron más de seis meses y sigue con lo mismo. No presenta pruebas. Está a punto de convertirse en un meme, como Acuña, de quien es amigo. Es así nomás. 

 “Nunca se dio a conocer un suplantado” indica el periodista

“Eso no es factor relevante para determinar la existencia de fraude” responde sin sonrojarse el pelado.

O sea, yo puedo tener una hipótesis. 

  • ¿Y tienes las pruebas? 
  • No, no las tengo

¿Entonces de que estamos hablando?

“¿Pedir perdón por defender la democracia? Es propio del Stalinismo, me hace recordar el caso Padilla”.

Este personaje orondo, incluso no sabe nada de Stalin. Si hubiera estado en la URSS, de los años cuarenta, el hombre del Kremlin, lo hubiera mandado fusilar, no le hubiera pedido que se disculpe. Y por el caso Padilla, el Barbón lo metía preso, mínimo.

Defender la Democracia no significa socavar las Instituciones Democráticas. Pensar que todas ellas estaban coludidas con el Hombre del Lápiz, pues es delirante. 

No va a pedir perdón, jamás. Y Keiko, López Aliaga y demás conservadores recalcitrantes, mucho menos.

DOS

“Un héroe nacional que se acerque al chotano de mierda y le meta un balazo, a lo J.F.Kennedy” – Tuit de Dave Jimmy Hernández

El periodista, apócrifo, Dave Jimmy solicitó en su Twitter, matar al Presidente. Aunque parezca mentira, esta es, una de las secuelas de la polarización que sufre el país, desde abril de 2220. Nada es gratuito. 

Umberto Eco tenía una reflexión muy interesante con respecto a esto.

“Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar, después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas».

Lo interesante de esto, es que el personaje de marras, es periodista de un diarucho que pertenece al Grupo “El Comercio”. Deberían despedirlo como primera medida, y luego que la Fiscalía le abra un expediente por sus dichos. 

Pero no fue el único caso de periodistas incitando a la violencia.

“¿Si fuera legal matar a alguien, por media horita, a quien matarías tú?” Hace un mes atrás, Phillip Butters le hizo esta pregunta al Congresista Bellido, quien, lógicamente, rechazó responder.

¿Y recuerdan cuando Beto Ortiz, exhibió un arma y se dirigió amenazadoramente a un Ministro?

“Es mi cultura, yo me siento identificado con este objeto folclórico, con este objeto típico; entonces no se asuste si yo entro a su casa o su ministerio, con este objeto, que es tan querido para mí”.

¿En esto se ha convertido el Periodismo? ¿Puede ser que haya gente que los justifique?

En una encuesta del año pasado, Ortiz salió como el segundo periodista más influyente. 

Y pensar que antes teníamos a Alfonso Tealdo y a Cesar Hildebrandt, en la caja boba.

TRES

Las artes, muchas veces, dan respuestas a nuestras dudas o cuitas.

“La Purga”, es una película de cuarta, que habla de un gobierno totalitario (¿El Nazismo?) que declara un día libre para delinquir o matar a quien se crea prescindible. Del cual, son fanáticos –seguramente- los tres personajes mencionados en el párrafo anterior.

En 1948 Hitchcook hizo una peli excepcional: “La Soga”. Que trata de 2 jóvenes aristócratas (Brandon y Phillip) que asesinan a un compañero, por puro placer. 

“Los conceptos morales del bien y del mal, de los justo o de lo injusto, no son válidos para los seres intelectualmente superiores…” exclama Brandon ante Rupert Cadell, su profesor universitario, para justificar su crimen

Su profesor le replica. “Que derecho tienes para atreverte a decir que eres superior a la mayor parte de los seres humanos? Quien te dio el derecho para decidir que ese pobre muchacho que está ahí, era un ser inferior y debía ser eliminado. ¿Creíste que eras Dios Brandon? Pero sé lo que eres: Un asesino.

Y Hitchcook, hizo “La Soga” tres años después de Hitler.

Otra película es “The Fischer King” (del genial Terry Gilliam) con Jeff Bridges y Robin Williams. Jack Lucas (Bridges) es un locutor radial grandilocuente con mucho éxito. Misógino irredento. Uno de sus radioescuchas lo llama a diario para contarle sus cuitas de amor. Harto, Jack le replica.

“Te enamoras de chicas que solo buscan placer y que no conocen el amor, ni les interesa”

A la noche, mientras mira televisión, se entera que el tipo en cuestión, había matado a 7 mujeres por las palabras de Lucas. 

La vida de Jack Lucas vira en 180 grados. Pierde su trabajo, casa y empleo.

Conoce a un homeless llamado Parry (Robin Williams) que justo perdió a su novia por culpa del radioescucha. Ahí empieza un largo camino de redención del personaje de Jeff Bridges.

Me parece, que no hace añadir más, ¿no?

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Polarización

Todos hemos sido testigos de cómo esta segunda vuelta, más que llevarnos a estar atentos, involucrados y vigilantes, dio origen a un fanatismo político que los jóvenes no hemos visto antes.

Al tener a dos candidatos en segunda vuelta que son de extremos opuestos, pocos han mantenido la cordura y la sensatez al manifestar su apoyo o dar opiniones. El país está fragmentado en dos bandos que parecen odiarse entre sí. Esto ha inundado, no solo la prensa, sino también las redes sociales, de agresividad, insultos, “fake news” y racismo.

Hoy, el sensato es “tibio”, el que no piensa como uno es terruco, caviar, fascista o DBA, y todos buscan culpables para esta situación, y los ataques al bando opuesto son incesables. Pero, ¿qué nos llevó a esta polarización?

Por un lado, tenemos a las clases acomodadas del país que consideran que sus privilegios están en riesgo, y culpan de ello al comunismo, a sus amigos que viajaron y no votaron, a quienes votaron viciado, nulo o blanco, pero no son conscientes de que este resultado tiene mucho más por detrás. Han sido muchos años en los que la clase política no ha representado a sus votantes, hemos estado plagados de escándalos de corrupción y de gobiernos regionales ineficientes, y nuestro crecimiento económico no ha estado acompañado de políticas sociales.

Por eso mismo es que surge el otro bando, el que pide un cambio a gritos, sin importar las consecuencias que este cambio pueda traer. Decir que son ignorantes es el peor error. Ignorante es el que ignora lo que pasa fuera de su burbuja y el que ignora que es necesario involucrarnos todos, derecha, izquierda y todas las clases socioeconómicas, y priorizar el bien común, no el bien individual. Y por bien común no me refiero a un modelo económico específico y menos a una ideología política, sino empatía. Qué fácil es criticar y buscar culpables, pero qué difícil es entender a quien piensa diferente a uno.

Mientras uno se involucre solo cuando sus privilegios o el status quo estén en riesgo, seguiremos teniendo opciones de extremos que vayan ganando mayor terreno en la política peruana. En primera vuelta vimos el mayor ausentismo de los últimos 20 años, 30% de la población no fue a votar (vs 18% del 2016), y año a año vemos cómo esta cifra aumenta. El ausentismo refleja la desafección de la población hacia la política peruana, y en distritos limeños como La Molina, Surco, San Borja, Jesús María y Miraflores, la tasa de ausentismo superó el 30% (San Isidro tuvo 28%). Coincidentemente, los votantes de estos distritos representan a la clase acomodada limeña, quienes hoy son los principales protagonistas de las marchas contra el comunismo.

Lo que se puede destacar de estos nuevos fanatismos políticos, es que hoy vemos a toda la población atenta. Así cada uno tenga motivos diferentes para involucrarse, ojalá esta situación nos lleve a ser conscientes de que es necesario tomar un rol más activo siempre. Dejemos de ser fanáticos cuando el status quo está en riesgo, seamos fanáticos del Perú.

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Elecciones 2021, Fanatismo, Polarización

UNO

Han sido semanas agitadas. Como nunca en el pais. Ha habido una polarización tremenda. Imposible evitar el símil, con las elecciones bolivianas de 2006, donde Evo Morales salió electo. Creo que los peruanos debemos entender que el modelo debe retocarse. Pedro Castillo no salió de la nada. Es la secuela natural de los vacíos del programa político-económico que se ha tenido en las últimas décadas. Uno de los centros mineros más importantes está a 48 km de Cajamarca, la tierra del actual Presidente. Esa es una señal ineludible.

“Estas ganando carajo”…gritaron sus seguidores. Y una sensación de temor invadió inmediatamente su rostro cobrizo. Por un instante, su cuerpo tembló. Las arrugas de antes, y las de ahora se tensaron. Unos ojos que delataban el miedo cerval, ante una situación inédita: ser Presidente del Perú.

Creo que nunca se le cruzó por su cabeza que podía ser electo, menos a Cerrón; cuando le ofreció la candidatura. Se adhirió a un plan, que no era propio (Vladimir lo elucubró en Cuba, como si aún fueran los años sesenta). No es un animal político. De ahí, sus debilidades, que quedaron en evidencia en diversas ocasiones, y más aún en los debates.

Si sale electo, le tocará gobernar y pactar. Sin mayoría en el Congreso, debe aprender a actuar como político. Y ahí, posiblemente, reside el temor. Incluso a los legisladores, de su propio partido, él no los eligió. Considero, que Verónika Mendoza cumpliría un papel clave en el Congreso. En especial, para formar coaliciones, tan indispensables para la aprobación de leyes.

Chirinos Soto indicó, en cierta ocasión, que el poder Ejecutivo es inferior al Legislativo. Y bien que lo demostró la bancada de Fuerza Popular, en el gobierno de PPK.

DOS

Pelo negro mezclado con canas, con barba tupida y mirada tranquilizadora: Pedro Francke (60 años), Magister en Economía y ex funcionario del BM, es la cabeza de su equipo económico. Declaró, si salen elegidos, se mantendrá la economía de mercado. Eso sí, es indispensable: aumentar los impuestos a las empresas mineras del país, y contar con un sistema de pensiones más equitativo.

El economista, que ha dado cierta tranquilidad a los inversores, fue nombrado hace poco por Pedro.

El otro caballito de batalla es lo de una Nueva Constitución. Según los entendidos, debería darse para el año 2022; otros, recomiendan incluso en su último año.

Considero que la urgencia mayor es la vacunación masiva, y levantar la alicaída economía.

Se vienen tiempos difíciles.

TRES

Keiko, en conferencia de prensa, señaló que va impugnar más de 800 mesas de sufragio. El peligro de todo esto es la inestabilidad política.

Usó un maniqueísmo tóxico y el miedo como herramienta. El apoyo de los medios y de una derecha recalcitrante les jugó, al final, en contra. Tal como sucedió en las elecciones de 1990, y que favoreció a su padre.

También se llenó de demagogia, ofreciendo de todo.

Seamos justos, ambos candidatos carecieron de ideas originales. Y para peor, Castillo no tenía un equipo de trabajo definido. La improvisación es su característica intrínseca. Mientras la candidata de Fuerza Popular, recicló personajes funestos de los 90. Eso tampoco la ayudó.

Lo que es cierto es que el país ha sido el perjudicado, ante la crisis política. No hemos podido dar el salto cualitativo hacia el progreso. La pandemia nos sorprendió. Desnudó nuestras falencias en el sector salud y la informalidad de la economía.

Como nunca salieron, a flor de piel, el racismo y la intolerancia, tanto de unos como de otros. Creo que el hecho de no reconocer como connacionales, a los peruanos que viven una fragilidad económica  (en distintas regiones) es un grave error.

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Pedro Castillo, Pedro Francke, Polarización

Mientras duró la campaña electoral, el debate político se apoderó de todos los círculos de conversación de las personas afectando negativamente los ambientes familiares y laborales que, bajo el contexto de la pandemia, se encuentran estrechamente vinculados.

Según Marleny Fabián, psicóloga organizacional y docente de Psicología de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), siempre van a existir diferencias políticas, pero en este proceso se sintieron más por la intensidad de las emociones.

“Lo que hay que aprender es a reconocer cuál es esa emoción que está siendo muy intensa y que está impidiendo que logre el equilibrio con mi familia y mi trabajo. Estoy dejando que mi emoción gobierne. La emoción es muy importante para estar alerta y disfrutar, pero si está perjudicando nuestra relación, debemos darnos cuenta y ponerle un alto”, explica.

Considera que, en ese insulto, ofensa o ataque hacia otra persona, lo que está detrás es un descontento, ira o fastidio que cada persona debe ser responsable en gestionar. “Es importante que primero nos encontremos nosotros y nuestro espacio de equilibrio personal. Este ha sido un momento electoral muy importante, sí, pero que no debe ir sobre la relación personal o la convivencia que se pueda tener con los amigos que siempre van a estar”, estima.

Acercarse al otro

En principio, la forma correcta de convivir con quien tenemos alguna discrepancia es respetando su opinión. “Si no las comparto, no quiere decir que lo voy a amar menos o apreciar menos”, precisa. “Todas las personas tienen una verdad y un sentir, y es por eso que se mueven sus emociones. Hay que comprender que tiene una perspectiva distinta a la tuya y respetar su proceso de maduración y perspectiva”, agrega.

Al igual que con los deportes, indicó que es válido vivir el juego desde la tribuna con mucha intensidad, pero siempre hay que respetar las reglas y que la emoción no nos distancie del otro.

Advirtió que aquellos con más tiempo en el hogar también están siendo vistos por niños, que van a tomar como regla esta conducta. “Si el abuelo pelea con el tío, en realidad, lo que ellos están viendo es cómo se maneja una situación de conflicto”, indica.

Reconoció que la situación política también se involucró en el ambiente laboral con el temor de que los negocios pudieran paralizarse, lo que ocasionó más estrés y ansiedad entre los colaboradores. Sin embargo, confió en que poco a poco bajarán los ánimos.

“Se ha polarizado muy fuerte sí, pero va a pasar. Va a llegar un momento en que baje la intensidad y todo va a volver a como estaba”, asegura.

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Polarización, polarizados, polarizar

No hay fraude, lo que tenemos es el resultado de un proceso electoral extremadamente polarizado y agresivo que ha dejado graves heridas y afianzado temores en la población.

Estas elecciones serán recordadas no sólo por lo ajustado de los resultados, sino  fundamentalmente- por haber escindido mucho más a un país fuertemente afectado por el racismo y el clasismo, por haber mostrado esas taras sociales profundas y coloniales que – 200 años después de la “independencia”- se encuentran en nuestros imaginarios guiando no sólo el voto sino las narrativas de una parte importante de la población, que ha demostrado tener la capacidad de justificar prácticas corruptas y nocivas si se trata de bloquear, impedir y silenciar a esos otros/as que considera una amenaza.

Contradictoriamente, en nombre de la “la democracia”, se viene vulnerando sus principios fundamentales. Prácticas como: los insultos o descalificaciones racistas, la coacción del voto, el control de medios y la vulneración a la libertad de expresión, el despido de periodistas, la confluencia de poderes económicos hacia una misma candidata, la estigmatización de quienes comulgan con el pensamiento del opositor, el terruqueo impune y la invención de un supuesto fraude; nos colocan en un escenario de riesgo. Los intentos por deslegitimar el sistema electoral deben generar una alerta. Hay límites que no se pueden pasar.

A más del 98% de las actas contabilizadas sigue siendo el ganador Pedro Castillo, quién al parecer será el próximo presidente del Bicentenario, en un contexto preocupante de polarización y odios que afectará la gobernabilidad democrática. Es necesario que los diversos actores sociales y políticos – con responsabilidad- reconozcan el triunfo cuando este se haga oficial, bloqueando los intentos de poner en entredicho el trabajo de la ONPE y del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), rechazando narrativas como “el fraude en mesa”, que solo generan violencia, avivan los miedos y resentimientos que escinden mucho más al país.

Es muy irresponsable avivar las voces de un fraude electoral; si realmente los sectores opositores son coherentes con sus discursos de defensa de la democracia e interés por el país, deberán reconocer el trabajo realizado por las instituciones que son parte del sistema electoral y brindar la legitimidad que corresponde al ganador (elegido por voto popular y en el marco de elecciones libres).

Un presidente no puede gobernar solo, para garantizar la estabilidad democrática, para vigilar, para que este país siga adelante será necesaria la confluencia de actores con espíritu democrático de lo contrario asistiremos a nuevos periodos de crisis (como los vividos los últimos 5 años, gracias a la imposibilidad de un sector de la política de aceptar la derrota), pero esta vez en medio de una las peores crisis sanitarias, políticas y éticas de nuestra historia, lo cual agrava el escenario.

No hay fraude, lo que hay es preocupación e inconformidad de casi la mitad de la población, lo cual deberá ser tomado en cuenta por el próximo gobierno, para generar puentes de diálogo y encuentro. Sin embargo, también tenemos una gran “pataleta” del partido y la candidata opositora, actitud que ya se conoce y que debe ser rechazada. Si realmente la clase política quiere sumar esfuerzos a la reconstrucción de un país fuertemente golpeado por la tragedia, esta es su oportunidad.

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Elecciones 2021, Fraude, Polarización

La polarización política en la que nos ha sumido la pandemia, nuestro pasado cercano y la reacción electoral propia de la segunda vuelta parece haber sacado a la luz que buena parte de nuestra sociedad está regida por una despectiva y egoísta actitud que busca controlar todo lo distinto que le conviene tener sometido: el idioma que no habla, el cuerpo ajeno, la mano de obra civil y rural.

El discurso de Pedro Castillo parece concretizar el anhelo del resto de nuestra sociedad, (aquella que no tiene casi nada de buena parte) que está decidida a alterar ese orden, a transformarlo, así sea mediante una vieja y moderada ilusión planificadora y estatista. Sin embargo, no basta el simple hecho que plantee cambiar las cosas, sino que resucita un recuerdo: el intento ni capitalista ni comunista del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada de 1968, que quiso hacer del Estado un medio ya no al servicio de la oligarquía peruana, sino uno de liberación y desarrollo de cerca de la mitad de peruanas y peruanos sometidos a niveles de vida denigrantes. Y que para ello, tuvo que tomar Palacio de Gobierno, cerrar el Congreso de la República y legislar por decreto durante seis años.

En este marco, dos aspectos son capitales para comprender el temor implicado en ese recuerdo: uno, que el ensayo de que el Estado se hiciera cargo de los medios de producción derivó en el enorme crecimiento de la deuda externa y en el también desafiante crecimiento de una burocracia corrupta e ineficaz en las empresas estatales, y dos, que las hijas, los hijos de aquella población que hablaba otro idioma, que vive y trabaja en las zonas del país “a la espalda” de Lima, que sufrió el terrorismo de Sendero y del Estado, pues gracias a la escuela y la democracia, tiene este año por primera vez una opción institucional para ponerle un freno a ese sistema de sometimiento reflejado con absoluta claridad en el impacto del virus en las familias que apenas si pueden acceder a la mascarilla y que han visto mermado su acceso a la educación.

El riesgo principal de este temor es que al tener que defender un orden injusto sólo puede reaccionar de manera autoritaria y amenazante. Y aquí el discurso de Keiko Fujimori y la reapropiación de los medios de comunicación y publicidad masiva son el hito de una imposición violenta en tanto nos limita el acceso a la información necesaria justamente para poder disipar el miedo, alimentado por paneles y campañas disfrazadas de patriotismo. En este caso, el recuerdo asociado a la dictadura de Alberto Fujimori (1992-2000) es el de tantos actos escalofriantes que nos remiten no a un temor económico sino a uno más básico de supervivencia, ese que surge cuando los cuerpos de miles de mujeres sufren la intervención quirúrgica forzada para esterilizarlas y truncar sus vidas, cuando la persecución y la desaparición de quienes denunciaban las atrocidades del gobierno era cosa de todos los días, y cuando la muerte y desaparición indiscriminada provenía también del Estado durante la guerra contra Sendero.

Es muy difícil que Perú, en un marco democrático, pueda ser como Venezuela. No sólo porque se necesitaría de un respaldo militar hoy inconcebible en nuestro país, sino porque nuestra economía no depende de un solo producto de exportación, que, por cierto, es la razón de fondo de la crisis que el país caribeño vive actualmente. Pero es muy sencillo, con camiseta de fútbol, reactivar una mafia de corrupción y un sistema amenazante de muerte y desaparición. Los indicios surgen en la impávida negación de las esterilizaciones forzadas al punto de haber intervenido y falseado la información sobre Giulia Tamayo en Wikipedia, son indiscutibles en las amenazas y despidos a periodistas, en el control de la información en casi todos los medios. Pero como se cantó en las calles el año 2000, con la marcha de este sábado quedará en claro que para la mitad y más de peruanas y peruanos, aquí y allá, el miedo se acabó.

19 de mayo de 2021

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Elecciones 2021, Pedro Castillo, Polarización
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