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"Se me pidió hacer una lista de las que yo considerara las diez “mejores” novelas peruanas o las más relevantes en ese marco temporal: 1953-2023. Hablo por mí y digo que mi respuesta fue personal e intransferible, basada en mi conocimiento del tema y en mis preferencias, gustos y convicciones personales. Bajo esos criterios, confeccioné la siguiente lista".

Hace unos días, con motivo de cumplirse 70 años del suplemento El Dominical, de El Comercio, se me invitó a responder una encuesta en la que participé libre y voluntariamente. Se me pidió hacer una lista de las que yo considerara las diez “mejores” novelas peruanas o las más relevantes en ese marco temporal: 1953-2023. Hablo por mí y digo que mi respuesta fue personal e intransferible, basada en mi conocimiento del tema y en mis preferencias, gustos y convicciones personales. Bajo esos criterios, confeccioné la siguiente lista:

1.- Los ríos profundos, José María Arguedas

2.- Crónica de San Gabriel, Julio Ramón Ribeyro

3.- El zorro de arriba y el zorro de abajo, José María Arguedas

4.- Conversación en La Catedral, Mario Vargas Llosa

5.- Redoble por Rancas, Manuel Scorza

6.- En octubre no hay milagros, Oswaldo Reynoso

7.- Ximena de dos caminos, Laura Riesco

8.- País de Jauja, Edgardo Rivera Martínez

9.- La violencia del tiempo, Miguel Gutiérrez

10.- La voluntad del molle, Karina Pacheco

Siento sinceramente que no tengo que rendirle cuentas a nadie por esta lista y acepto, eso sí, cualquier desacuerdo sobre ella. No puedo ser culpable de que esta relación no coincida con otras opiniones o no esté alineada con las expectativas de otros lectores. Insisto: Esta lista habla única y exclusivamente por mí. Las insinuaciones de “listas pagadas”, de arreglos y enjuagues para hacer listas en un sentido o en otro me parecen irresponsables. Se habla también de “amiguismo”, que seguro puede haberlo y cada quién sabrá, pero en mi caso sería muy difícil ponerlo en práctica con ocho de diez autores muertos.

Elegí estas diez novelas entendiendo que ellas representaban, en distintos sentidos, los diversos problemas del Perú, desde la violencia hasta las cuestiones de género, pasando por la desigualdad, la corrupción, la discriminación y toda una serie de conflictos sociales y culturales que han marcado y siguen marcando el dramático derrotero de la vida peruana. Ahora bien, ¿por qué unas y no otras? ¿por qué tal autor y no este de acá? Muy simple. El filtro más poderoso es el gusto personal y allí no hay equívoco: el gusto, aunque nos haga rabiar, es autónomo y depende de factores invisibles a los ojos de los demás.

En segundo término, hay autores que desconozco por completo o no he leído. Eso, naturalmente, no me convierte en miembro de una cofradía que quiere beneficiar a alguien ni en parte de una novela nostra que se parece mucho más a una fantasía conspirativa que a una realidad patente. Es cierto que entre las muchas novelas que se mencionan pocas o ninguna vienen del interior del país, aunque esto es relativo: si vemos el origen de los autores, muchos no son limeños; si nos guiamos por los datos editoriales, claro, la mayoría son libros impresos en Lima. Me queda en claro que se deben mejorar, en todo caso, los mecanismos de distribución y circulación de textos. Y también procurar que los espacios de crítica, mayormente digitales hoy, se ocupen de ellos en la medida de lo posible.

Que si la encuesta fue cerrada, que miren la lista de los invitados a responder, que si la metodología es la correcta, etc. Todo eso se puede discutir y no hay por qué escaldarse. Pero de ahí a lanzar acusaciones de favorecimiento hay un salto un poco temerario. Que nueve de los diez libros que encabezan la lista sean de una misma casa editorial es una circunstancia fuera de mi control: recuerdo haber leído País de Jauja en la edición de La Voz; conservo aún mi vieja edición de Crónica de San Gabriel en Tawantinsuyu; Redoble por Rancas de Scorza en Monte Ávila; Ximena de dos caminos en Peisa, en fin. No se me hubiera ocurrido votar pensando en quién es el editor o el sello. Solo en cada novela y en su importancia, según yo, mis lentes de paciente astigmático y mi almohada. Nada más por ahora, lectores.

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Literatura peruana, Novelas, Perú

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