Luego, que hace unas semanas se conociera la decisión que la Comisión de Licencias de la Federación no le extendiera la licencia al Juan Aurich para jugar en la liga que le corresponde, el representante legal del club deportivo, acusó de intromisión del señor Agustín Lozano, presidente de la FPF. “No encontramos otra razón para justificar ese despojo, el único efecto que le puedo encontrar lógica es que de los nueve clubes de la Zona Norte en la Liga 2, grupo en el que también está el equipo del señor Agustín Lozano. Él ha dicho que es dueño del Juan Pablo II, y de pronto se beneficia porque tiene dos rivales menos y el club más tradicional de Lambayeque (Juan Aurich) queda fuera”, mencionó.
En nuestro país, el fútbol profesional se ha convertido en una maquinaria capaz de fabricar dineros (fácil) con tanta rapidez como el tráfico de drogas, la venta de oro extraído de manera ilegal y la tala de árboles de maderas finas.
Hace unos años, menos de cincuenta para tratar de ser precisos, las apuestas clandestinas, el “alquiler” de árbitros y los partidos arreglados configuraron el primer piso de un negocio que hoy se ha constituido en una fuente inagotable de dinero.
Para convertirse en potentados en un negocio que no conoce límites, los dueños de los clubes provincianos se juntaron para tomar el control de las federaciones nacionales, para, desde esa posición, decidir que clubes participaban en los diferentes campeonatos, quiénes elegían a las autoridades arbitrales y, por lo tanto, escogían a los que arbitrarían los partidos amañados.
Posteriormente, cuando las empresas de apuestas digitales y las cadenas de televisión iniciaron el manejo mafioso de ambos negocios, estar sentados en los sillones de los directorios convirtió a unos ciudadanos de a pie en individuos que se alojaban en habitaciones de hoteles de cinco estrellas, viajaban en las primeras clases de los aviones y gastaban como locos los dineros que producía el fútbol.
Según declaraciones del letrado, Agustín Lozano es el único presidente de una federación o asociación de fútbol, de los 210 países que integran la FIFA, que ha declarado suelto de huesos ser dueño de un equipo. Entonces, Lozano tiene injerencia directa sobre los órganos autónomos de la Federación, porque es el presidente ejecutivo de la misma; es decir, Lozano es juez y parte, jugador y árbitro, el que corta el jamón. Y puede ejercer ese poder para el bien y para el mal, y nosotros creemos que lo ha hecho para el mal.
Por esas y otras razones, controlar el quórum de las federaciones se convirtió en el único trabajo de esos zánganos.