Hoy en día vivimos en una época llena de innovaciones, de grandes adelantos, de mucha tecnología y lo que realmente tendríamos que hacer es detenernos a reflexionar cuál es la condición en la que estamos viviendo y cuál es la situación de nuestros pares.
A través de la historia hemos apreciado los distintos roles que ha ocupado la mujer. Muchos de ellos bastante pasivos y sacrificados, pero a través de los años su papel también ha empezado a ser más dinámico y las mujeres han logrado ocupar espacios más públicos y a asentar una tradición intelectual sin precedentes.
Hace un mes recibí una invitación para participar en un par de conversaciones donde compartiría mi experiencia sobre la temática “El enfoque de géneros en las bibliotecas”. Mis charlas han sido dirigidas a responsables y gestores de bibliotecas públicas de los departamentos de Junín y de la Amazonía: Loreto, Amazonas, San Martín, Ucayali, Madre de Dios.
El diálogo ha sido muy interesante ya que se ha empezado con un programa de inclusión de todas las personas que estén interesadas en participar en actividades sociales, lúdicas, artísticas y culturales. Se está tratando de expandir algunos programas que incluyan más a ambos sexos y a todos los géneros y orientaciones a fin de profundizar en cualquier tema cultural, pasado o presente.
En la actualidad, las bibliotecas a través del mundo se han convertido en centros de aprendizaje social, donde se pueden llevar a cabo eventos de diverso tipo, ya que son espacios educativos, de encuentro y de creación social que existen con el propósito de ofrecer a toda la ciudadanía la posibilidad de disfrutar y recrear el patrimonio cultural propio y de otros, garantizando el derecho a la cultura, la educación, la recreación, la identidad y la memoria que tienen todas las personas.
Asimismo, es interesante detenerse y reconocer el verdadero significado de lo que se está tratando de incorporar. Sería bueno, por eso, hacernos esta pregunta: ¿qué se entiende por enfoque de género? Una de las respuestas más claras y directas sería la igualdad entre hombres y mujeres, el proceso de inclusión de ambos sexos para que puedan desempeñarse equitativamente. Se trata de un logro que cuando se vea practicado en su amplitud va a ser una de las grandes hazañas en la conquista de la civilidad. Todos nacemos personas y todos debemos tener los mismos derechos, incluidas las minorías sexuales. En Cuba, apenas hace dos semanas se aprobó por plebiscito el «Código de familias», que legaliza el matrimonio y la adopción igualitarios. También México y Argentina han recorrido antes ese liberador camino.
Sin embargo, aún hay muchos países que deben seguir recogiendo la experiencia acumulada en materia de enfoque de género y ponerla a disposición de todos sus ciudadanos con el fin de fortalecer y profundizar dicha incorporación a la sociedad civil en términos democráticos.
Naturalmente, esto tampoco debe ser una cortina de humo para desviar la atención sobre otras formas de discriminación, principalmente la económica, étnica, lingüística y racial. Pero paso a paso se va avanzando.
Lo que nos queda como tarea a todos los responsables que trabajamos directamente con las bibliotecas regionales es desarrollar programas donde se hagan actividades para empoderar a ambos géneros, actividades colaborativas que establezcan una conexión con la comunidad, donde se puedan hacer programas educativos o de refuerzo, e incluso ejercicios físicos para que haya un bienestar de salud completo.
Después de la pandemia, muchos han experimentado soledad y aislamiento, buscando las maneras de realizarse y socializar. Muchos se han reinventado. Es interesante también ver qué han hecho las bibliotecas.
Mientras hay un interés muy grande por el quehacer bibliotecario, los gestores tienen mucho miedo de que los nuevos alcaldes escogidos traigan sus propios equipos y todo lo que se ha hecho se pierda. Permanezcamos vigilantes, especialmente en Lima, donde han ganado las fuerzas más oscurantistas que hayamos visto en mucho tiempo.
Dios nos guarde.
