Canciones que no me canso de escuchar

Canciones que no me canso de escuchar

“El agotamiento -cerebral y físico- me lo ocasionan las canciones que el chofer pone a todo volumen y que se funden, en insoportable contaminación sonora, con el distorsionado zumbido de varios celulares activados a la vez por pasajeros que, sin audífonos, nos obligan prepotentemente a sufrir el inagotable catálogo de éxitos del momento y estupideces que ven/escuchan, hipnotizados, en Tik Tok”.

[MÚSICA MAESTRO] Cada vez que uso el transporte público termino agotado. Y no por las acrobacias que uno debe ejecutar, a veces, para no caerse al subir con el vehículo en movimiento, las apreturas en asientos incómodos y micros reventando de gente o los repetitivos discursos de vendedores que, en todos los tonos, se ganan la vida contando sus historias -algunas graciosas, otras trágicas- y ofreciendo desde caramelos hasta fórmulas para ser feliz.

El agotamiento -cerebral y físico- me lo ocasionan las canciones que el chofer pone a todo volumen y que se funden, en insoportable contaminación sonora, con el distorsionado zumbido de varios celulares activados a la vez por pasajeros que, sin audífonos, nos obligan prepotentemente a sufrir el monocorde catálogo de éxitos del momento y las estupideces que ven/escuchan, hipnotizados, en Tik Tok.

Me pregunto, ¿acaso no se cansan nunca del repetitivo tundete reggaetonero (o, como diría el productor panameño Rodney Clark Donalds, alias «El Chombo», el tumpa-tumpa), la guitarrita chillona y la voz de pajarito de los intérpretes de bachatas, los gritos de cumbiamberos que van desde las irritantes notas agudas y artificialmente entonadas del Grupo 5 hasta los alaridos destemplados de Tony Rosado? La respuesta es obvia, ellos no se cansan. Nunca se cansan.

Entonces, comencé a preguntarme qué canciones no me canso yo de escuchar y, luego de una larga preselección, terminé con tres listados enormes. Uno de música en inglés -pop-rock clásico-, uno segundo de música en español -un batido de baladas, trovas, pop-rock, criolla, salsa y latinoamericana- y un tercero de música instrumental, clásica y jazz. Quiero empezar esta serie de indulgencias personales con esta primera selección arbitraria, dedicada a canciones en inglés (aquí mi Playlist de YouTube). Siendo una persona obsesionada con casi todas las formas musicales -excepto el reggaetón y todo el latin-pop de los últimos veinte años, géneros que me cuesta considerar “formas musicales” pues las veo más como productos armados con una multiplicidad de elementos, entre ellos, sonidos y ritmos tomados de aquí y allá- me fue difícil hacer estos recuentos. Literalmente, puedo escuchar estas veinte canciones una y otra vez sin cansarme. Allá les van:

ACES HIGH – IRON MAIDEN (Powerslave, 1984): Este vertiginoso tema abre, con palabras de Winston Churchill, el quinto disco de Iron Maiden y sirvió para empezar los conciertos reunidos en el portentoso doble en directo Live after death (1985). La letra, entonada por Bruce Dickinson y escrita por el bajista Steve Harris, evoca a la Royal Air Force durante la Segunda Guerra Mundial. Los solos de Adrian Smith y Dave Murray aun me escarapelan la piel. Y ese final, lento y dramático, es inolvidable (verla en vivo, aquí).

AND YOU AND I – YES (Close to the edge, 1972): De todas las suites que hizo el quinteto británico, esta es la que más emociones me suscita. Los armónicos acústicos de Steve Howe al inicio, misteriosos y tensos (que retornan a la mitad); el celestial solo liberador de Rick Wakeman en la segunda parte; el omnipresente bajo Rickenbacker de Chris Squire y las letras místicas, con cierta carga política, escritas y cantadas por Jon Anderson; redondean la quintaesencia de lo que fue Yes entre 1969 y 1974: impresionismo musical, destreza y mucha imaginación. Sus primeras versiones en vivo son espectaculares.

AND YOUR BIRD CAN SING – THE BEATLES (Revolver, 1966): Puedo decir que no me canso nunca de escuchar a los Beatles. Pero escogí esta canción porque ese brillante sonido de las guitarras de Harrison y Lennon la hacen especial en el repertorio que elaboraron para este álbum de transición hacia experimentaciones menos convencionales. Me imagino a Roger McGuinn y Tom Petty reproduciendo el intrincado riff de este clásico que ha tenido muchas interpretaciones, entre ellas un ataque mordaz a Frank Sinatra. De niño, fue uno de mis capítulos favoritos de la serie animada que pasaban en Canal 5.

BACHELORETTE/JÓGA – BJÖRK (Homogenic, 1997): Me permito esta pequeña trampa al poner dos canciones de “mi marciana favorita”, la cantante y compositora Björk. Las dos aparecen en su tercer álbum y comparten elementos sinfónicos de belleza surrealista y profundidad electrónica. Mientras que la islandesa elabora, en Bachelorette, un cuento sobre un personaje ficticio, Jóga está dedicada a una persona real, su mejor amiga. El uso combinado de cuerdas -violines, cellos-, sintetizadores y efectos de sonido son como un lienzo de sonidos cautivantes y adictivos (las dos juntas, en vivo, en este video).

BLACK HOLE SUN – SOUNDGARDEN (Superunknown, 1994): Una canción para estos tiempos de ladrones pistoleros, agresores de perros, congresistas/ministros impresentables, farándulas chabacanas y pederastas cibernéticos. Eso es esta pesada oda a la extinción humana que Chris Cornell escribió en 15 minutos e incluye un lacerante solo de Kim Thayil. El pesadillesco video es lo que quiero para mi país cada vez que veo un noticiero. Un dato aparte, el crooner canadiense Paul Anka la grabó en versión jazz para su disco Rock swings (2005).

BLASPHEMOUS RUMOURS – DEPECHE MODE (Some great reward, 1984): Los sonidos industriales -martillos sobre placas de metal- y cornos franceses simulados en sintetizadores del principio le dan el aura oscura que necesita este tema, un cuestionamiento muy serio a la divinidad a partir de la historia de una atribulada adolescente que intenta suicidarse. El “enfermizo sentido del humor que debe tener Dios” al que alude el coro -en medio de un luminoso tecnopop- casi le cuesta unas cuantas censuras a su autor, Martin Gore, incluso al interior de su propio grupo.

BOHEMIAN RHAPSODY – QUEEN (A night at the opera, 1975): La guitarra de Brian May hace, en apenas 28 segundos, uno de los solos más electrizantes de la historia del rock para después dar paso a una extravagancia sin precedentes en aquel entonces. Más de 180 pistas vocales grabadas por Freddie Mercury, Brian May y Roger Taylor fueron montadas para simular un coro grandioso y polifónico. El cuento trágico que empieza como balada, tiene intermedio operístico y termina con un poderoso hard-rock posee tantos detalles que necesitaría dedicarle una columna entera.

CAN´T FIGHT THIS FEELING – REO SPEEDWAGON (Wheels are turnin’, 1984): Por razones personalísimas, esta canción me viene acompañando desde hace tres décadas y lo seguirá haciendo hasta el día de mi muerte. Las armonías vocales que arman Bruce Hall (bajo) y Alan Gratzer (batería) le dan gran emotividad al coro principal. Gary Richrath, por su parte, le mete fuego a su Gibson Les Paul para hacer de esta una de las mejores power ballads de los años ochenta. Fue escrita por el vocalista/pianista Kevin Cronin (aquí, en Live Aid).

COSMIK DEBRIS – FRANK ZAPPA (Apostrophe, 1974): Este blues encuentra a Zappa -otro de quien no me canso de escuchar nada de lo que dejó grabado- al frente de la que quizás fue su mejor banda que incluyó, entre otros, a George Duke (teclados), Ruth Underwood (vibráfono) y Chester Thompson (futuro baterista de Genesis). Es una mofa a los “vendedores de sebo de culebra”, falsos gurúes y charlatanes de toda laya. En los coros, las Ikettes, coristas de Ike y Tina. La versión en vivo, publicada en el boxset The Roxy Performances, es imperdible por la atmósfera relajada de los músicos.

GOODBYE STRANGER – SUPERTRAMP (Breakfast in America, 1979): Aunque su imagen es bastante hippie -túnicas, pelos y barbas largas- la elegancia de su sonido es indiscutible. En Goodbye stranger, escrita y cantada por Rick Davies, al piano Wurlitzer, se condensan todos los elementos que hicieron única a este quinteto inglés. Los falsetes, silbidos, panderetas y ese solo de guitarra de Roger Hodgson en el minuto final, apoyado por la apretada base rítmica de Dougie Thompson (bajo) y Bob Siebenberg (batería), son una maravilla.

LA VILLA STRANGIATO – RUSH (Hemispheres, 1978): La primera vez que oí este instrumental, en un recopilatorio doble llamado Chronicles, lo que más llamó mi atención fue reconocer una melodía que había escuchado de niño, en un capítulo de Looney Tunes. Powerhouse (Raymond Scott, 1937) es incluida en la sección denominada Monsters/Monsters reprise. Por supuesto que el tema, con el que el trío cerró la década de los setenta, muestra las extraordinarias habilidades de sus integrantes, Geddy Lee (bajo), Neil Peart (batería) y Alex Lifeson (guitarra).

MASTER OF PUPPETS – METALLICA (Master of puppets, 1986): El tema-título del tercer LP de Metallica -la canción que más han tocado en sus cuatro décadas de carrera- es un torbellino de ocho minutos y medio con un oasis de paz al medio, creado por las guitarras de Kirk Hammett y James Hetfield. La críptica metáfora sobre cómo las drogas pueden destruir tu vida no aburre nunca por sus cambios, solos y ese bajo de Cliff Burton que se aprecia mejor en versiones remasterizadas (aquí, en vivo en el 2019).

MORNING DEW – GRATEFUL DEAD (The Grateful Dead, 1967): “Despiértame en el rocío de la mañana” dice el primer verso de esta tonada canadiense de los años treinta, situada en un contexto post-apocalipsis. Jerry García y su corte de gitanos psicodélicos la grabaron en su disco debut. Pero es la versión en vivo de 1974, en el legendario auditorio de Winterland, la que me obsesionó. El sentimiento en la voz y guitarra de García es conmovedor. Casi a los seis minutos, el tema despega y su Gibson SG hace magia pura.

STARLESS – KING CRIMSON (Red, 1974): La pieza de casi trece minutos que cierra el último LP de la primera etapa de King Crimson es de una intensidad melancólica y oscura. El mellotrón y guitarra iniciales de Robert Fripp, los saxos de Ian McDonald y Mel Collins y la letra etérea son quebradas con un interludio en que guitarras y percusiones dispersas siembran la incertidumbre mientras el bajo de John Wetton va creciendo, junto con la batería de Bill Bruford, hasta explotar en un aquelarre de turbulento y ácido jazz-rock.

SUPPER’S READY – GENESIS (Foxtrot, 1972): Con sus casi 23 minutos de duración, esta historia en la que Peter Gabriel juguetea con conceptos bíblicos, fantasmagóricos y románticos/filosóficos, junta varias canciones en una sola, pieza central de su cuarto LP y de sus conciertos hasta 1974. A lo largo del cuento, Gabriel adopta varias caracterizaciones vocales mientras la banda realiza complejos pasajes de alto nivel. En la versión original de Foxtrot, Supper’s ready ocupa prácticamente todo el Lado B, precedida por una corta viñeta acústica de Steve Hackett, Horizons.

THAT’S THE WAY OF THE WORLD – EARTH WIND & FIRE (That’s the way of the world, 1975): Si hay un tema que resume la filosofía que movía a la formación original de este sensacional combo de soul, R&B y funk es este, que le da título a su sexto álbum. El solo de guitarra de Johnny Graham le da un toque distintivo a esta canción que sirve, en los actuales conciertos de EWF, para recordar la figura de su líder espiritual, motor creativo y fundador, el cantante y percusionista Maurice White, fallecido en el año 2016.

TOMMY THE CAT – PRIMUS (Sailing the seas of cheese, 1991): Para muchos entusiastas del rock de los noventa, el bajista definitivo de esa década fue Flea (Michael Balzary) de los Red Hot Chili Peppers. Probablemente no conocieron a Les Claypool. En este tema participa el genial Tom Waits, poniéndole voz aguardentosa al protagonista de la historia, Tommy, un gato callejero (en vivo Les alterna su narración en megáfono con la de su personaje gatuno). Los solos disonantes de Larry Lalonde y la batería funky de Tim “Herb” Alexander hacen del trío una versión pasada de vueltas de Rush.

TRUE FAITH – NEW ORDER (Substance, 1987): Este tema, estrenado en una recopilación doble de singles y lados B, se convirtió en un clásico inmediato, no solo por la letra que resulta retorcidamente positiva y el ritmo intenso marcado por Peter Hook (bajo) y Stephen Morris (batería), enmarcado en los envolventes teclados de Gillian Gilbert y la intermitente guitarra de Bernard Sumner. El video, una especie de sueño/videojuego, colorido y dinámico, hace contraste con las imágenes sugeridas del grupo en vivo, bañados en una melancólica y fascinante luz azul oscuro.

VOICES – CHEAP TRICK (Dream police, 1979): A este cuarteto de Illinois se les conoció en el Japón como “los Beatles americanos” por el impacto que tuvieron desde sus inicios en la tierra del sol naciente. Esta canción, escrita por el excéntrico guitarrista Rick Nielsen, decorada por voces superpuestas de Robin Zander y el rotundo bajo de doce cuerdas de Tom Petersson, parece una versión lenta de I want to hold your hand. El afilado solo de guitarra lo toca un invitado, Steve Lukather de Toto.

WHY DON’T YOU LIKE ME? – FRANK ZAPPA (Broadway the hard way, 1988): Sobre la base de una composición suya de 1970, Zappa construye esta burla sobre Michael Jackson, sus excentricidades y la psiquiátrica relación con su raza y familia –“I hate my mother… I hate my father… I am my sister… and Jermaine is a negro!”. En la última parte, la banda toca una versión acelerada del riff de Billie Jean, para luego retomar el tema original. La parodia del fallecido “Rey del Pop” la ejecuta el cantante/tecladista/saxofonista Bobby Martin. Previamente, esta adaptación de Tell me you love me (del álbum Chunga’s revenge) se llamó Don’t be a lawyer, un ataque feroz a políticos y abogados de la administración Reagan, con la cual cerraba sus conciertos en 1984.

BONUS TRACK:

IN BETWEEN DAYS – THE CURE (The head on the door, 1985): Varias cosas fascinantes en este clásico de la formación definitiva de The Cure -Robert Smith, Porl Thompson, Lawrence Tolhurst, Simon Gallup y Boris Williams-: el video con esa cámara que vuela y los colores surreales, la brillantez de guitarras y teclados y la letra, que deja espacio a múltiples lecturas (¿es un triángulo amoroso, es una fantasía, es una relación abierta?). así la tocaron en Lima hace diez años.

Para el próximo sábado, veinte canciones en español que no me canso nunca de escuchar. Hasta entonces.

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#Rock, canciones, Música, rock clásico

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