Nueve meses después de haber asumido la presidencia de la República, Castillo lanza la propuesta de un referéndum para consultar a los ciudadanos del país si están de acuerdo o no con la realización de una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución. ¿Por qué ahora? ¿Acaso para detener la caída de su aprobación o contentar a unos cientos de ciudadanos que se movilizan en pos de una nueva Constitución o agudizar la confrontación con el Legislativo o alinear a las escasas fuerzas de las izquierdas en torno a su “gran decisión”. Difícil saberlo.
Sin embargo, lo que sí se sabe es que su aprobación ha seguido disminuyendo de manera sostenida como constata la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). En enero, la misma fue de 29% y en abril 25%. Asimismo, el 65% de encuestados cree que el presidente “no terminará su gobierno” y no lo hará por su “incapacidad para gobernar” según el 63%. En tanto, solo un 27% estima que Pedro Castillo continuará como presidente hasta el 2026 y el 61% está convencido que lo más conveniente para el país sería que haya “Elecciones Generales y se elija nuevo presidente y nuevos congresistas”. Es más, un 68% está de acuerdo con el adelanto de elecciones.
En relación con la situación económica y política actual, los resultados de la encuesta son reveladores. Así, el 66% de encuestados afirma que su situación económica es peor que hace doce meses. Asimismo, que la situación económica les afecta más (57%) que la situación política (20%) y que esta última se encuentra peor (73%) en comparación al año pasado. En suma, un panorama complejo para el presidente, Perú Libre y sus aliados de Juntos por el Perú.
Según los especialistas en materia constitucional, lo presentado por Castillo no resiste el menor análisis. Es muy probable que el mismo sea archivado por la Comisión de Constitución y, por eso ende, no sea debatido en el pleno del Congreso. Hecho que sería explotado por el presidente y su entorno para señalar que quiénes se oponen a la Asamblea Constituyente “democrática y popular” son los congresistas, quienes van en contra del clamor del pueblo por una nueva Constitución. Agudizando así sus contradicciones con el Legislativo. Muchos, en particular los militantes de las izquierdas, esperarían que ante tal bloqueo disuelva el Congreso. Lo que no va a ocurrir. A lo más asistiremos, una vez más, a un intercambio de palabras altisonante. El presidente no se quiere tampoco los congresistas. Por eso, no es gratuito que en la propuesta del presidente Castillo se señale que no se recortara su mandato ni el de los congresistas. Es decir, ¡nos quedamos todos!
