Juan Carlos Tafur

¡No al nuevo golpe castillista!

“La izquierda fue un desastre absoluto, que además de mediocre y corrupta, fue autoritaria y antidemocrática. Esa impronta debería quedar marcada a sangre y fuego en la mentalidad colectiva del país”

La democracia no puede permitir que se produzca un nuevo golpe de Estado, perpetrado por las huestes castillistas apoyadas por el antaurismo. Las asonadas callejeras deben ser controladas e impedir que se pretenda un cierre inconstitucional del Congreso a punta del chantaje de la violencia y el caos.

Somos partícipes de la idea de que se produzca un adelanto de elecciones. Es el sentir ciudadano, y dada la crítica situación política que transitamos, se asoma como la única manera de aplacar los ánimos y borrar la ignominia política del golpista hoy detenido legítimamente, hoy por golpista, mañana por corrupto. La propia presidenta Boluarte así lo ha entendido y ha dado un mensaje anoche en ese sentido.

Pero eso tiene un protocolo legal y constitucional que hay que respetar y que pasa, primero, porque el Congreso apruebe una reforma constitucional que permita el recorte del mandato y se dé paso a una convocatoria general de elecciones (tanto presidenciales como congresales).

Ojalá no haya resistencia congresal y no esperen a que la turbamulta crezca y se produzca una interrupción del orden democrático, con la caída forzada de Dina Boluarte e inmediatamente la de ellos. Hay que mantener incólume, como hasta ahora, los procesos constitucionales vigentes (como se logró afrontando la asonada golpista de castillo, llevándola al fracaso inmediato).

Una solución práctica a la resistencia parlamentaria es que, previamente, se produzca una reforma electoral y política mínima, que, entre otras cosas, permita la reelección parlamentaria y que reestablezca la bicameralidad. Por supuesto, hay mucho más por cambiar (todo el diseño institucional político y electoral ha demostrado su desajuste a los nuevos tiempos donde ya no existen partidos políticos consolidados, tiempos que ya no volverán), pero en este caso, lo importante es enemigo de lo urgente.

Hay que avanzar en aquello que facilite el tránsito de los congresistas de su renuencia a recortar su mandato a su aceptación de que es la mejor salida política posible a la crisis permanente que sufrimos desde el 2016.

No le regalemos la narrativa política al castillismo derrotado y golpista y mucho menos al radicalismo destructivo de Antauro Humala. La izquierda fue un desastre absoluto, que además de mediocre y corrupta, fue autoritaria y antidemocrática. Esa impronta debería quedar marcada a sangre y fuego en la mentalidad colectiva de la ciudadanía, que le sirva de experiencia aleccionadora y que ese aprendizaje ayude a que en adelante el país aprenda a votar con un mayor sentido de razón y menos de emotividad antiestablishment o identitaria.

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Boluarte, golpe, golpe castillista

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