Danilo Martuccelli, en Lima y sus arenas. Poderes sociales y jerarquías culturales (Cauce Editores, 2016), plantea que desde 1985 a 1995 el Perú ha transitado por diversos tipos de interpretaciones sobre la ética limeña. Estos tipos de interpretaciones —a diferencia de Brasil y Chile, que analizan el rol del Estado social, y de Ecuador y Bolivia, que tocan el tema identitario— ahondan sobre un tema complejo, como es el rol reglamentador de la vida social.
En sus páginas, uno puede ver que el limeño está muy inmerso (y no) en la economía informal/formal (hasta ilegal), así como del Estado. Esto se debe a que —a diferencia de los países en que existen instituciones que modelan comportamientos— en el Perú está socialmente aceptado aprovechar, aceptar y transgredir en el momento que lo requiera el agente social para satisfacer sus necesidades más básicas.
El Perú ha crecido económicamente, pero su crecimiento no implicó afianzamiento de las instituciones que regulen la vida social. En ese sentido, podemos ver que se ha ampliado la clase media, pero de manera precaria, porque vive a salto de mata entre un trabajo por aquí y otro por allá, entre el trabajo formal e informal, entre respetar las condiciones que propone la estatalidad y sacarles la vuelta.
En esas condiciones es que ha habido —según Martuccelli— una revolución de la sociabilidad que cuestiona las jerarquías sociales y culturales. Vale decir, desde hace cinco décadas, entre las clases sociales, culturales, de edad, de género, entre otros, existe una expectativa de tratamiento más horizontal. Dicho tratamiento (que es una cuestión más de expectativa que de realización) se da en un contexto fuerte de desigualdad económica, aún no superada en nuestro país, que —en ocasiones— genera cierto tipo de fricciones, sin lograrse —a través de las instituciones— un trato más equitativo.
Son estas nuevas formas aspiracionales y las pragmáticas también que han venido formando parte de la ética del limeño actual. Ética que —en un horizonte de mediano o largo plazo (quién sabe)— encontrará un rumbo más o menos definido.
