Alonso Rabí Do Carmo

Los 80 años de El mundo es ancho y ajeno

En 1941 se publicó la primera edición de El mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría. La novela fue escrita durante su destierro en Chile y ganó el concurso de novela latinoamericana convocado por la editorial neoyorquina Farrar&Rinehart, algo que sin duda contribuyó a un significativo éxito de ventas y de lectoría.

Ciro Alegría, para entonces, ya era un escritor consagrado y venía precedido del éxito de sus dos primeras novelas: La serpiente de oro (1935) y Los perros hambrientos (1939) le proveyeron renombre y prestigio. El mundo es ancho y ajeno se leyó en clave regional y dentro de los cánones del indigenismo.

Sin embargo, creo que, por su carácter épico y visionario, la novela ha sabido trascender esas etiquetas, porque con el indigenismo o sin él, El mundo es ancho y ajeno es, ante todo, una novela de la fractura nacional, algo que nos acompaña históricamente, a través del fracaso de sucesivos proyectos nacionales.

En términos novelescos, es una cumbre del realismo social, un clásico capaz de desbordar su horizonte e interpelarnos hoy mismo, en medio de una polarización entre dos modelos de comunidad: el occidental, “moderno” y el andino (sumar el amazónico), visto como “arcaico”, ignorado y peor comprendido desde la orilla hegemónica.

La novela narra la historia de la comunidad de Rumi, representada por su alcalde, Rosendo Maqui, oponente de Álvaro Amenábar y Roldán, un hacendado codicioso que por ampliar las fronteras de su hacienda despoja paulatinamente a Rumi de sus tierras.

El conflicto enfrenta dos cosmovisiones. Por un lado, la comunidad tradicional, enfocada en labores agrarias, en sus creencias, en su arraigo por la tierra; por otro, la economía feudal, que contaba con el aval del centralismo capitalino y su sistema de justicia, espacio en el que se daban las batallas legales entre campesinos y hacendados.

Este conflicto propone un cambio de perspectiva en relación con las dos novelas anteriores de Alegría. Tanto en La serpiente de oro como en Los perros hambrientos e, tiempo depende en parte de los ciclos naturales; en El mundo es ancho y ajeno, en cambio, predomina la causalidad histórica.

Y si en la base del conflicto está la idea antonómica “barbarie” (campo, comunidad agraria) y “civilización” (núcleos urbanos, latifundismo), Alegría la invierte: la barbarie no está en el campo, sino en el egoísmo y la incapacidad de los sectores dominantes de comprender los valores reinantes en las comunidades campesinas.

La rebelión de Benito Castro, aunque fracase, es paradigmática: la destrucción de Rumi ocurre en un horizonte de relaciones conflictivas y reclamos que incluso hoy no ha logrado ser resuelto. El mundo es ancho y ajeno sigue siendo un vasto fresco social cuyos latidos podemos sentir claramente en la actualidad.

Termino estas líneas recordando al propio Ciro Alegría: “Mi posición frente al indio no es la del patrón ni del turista. Claro que me convendría formar parte de esa vistosa colección de artistas y escritores regalados que todo lo resuelven con ponchos y faldas de colores y alguna historieta mas o menos curiosa o truculenta. Tienen éxito y forman una nueva clase de explotadores del indio. Pero tanto por experiencia e ideas cuanto porque entiendo que en una novela del pueblo deben entrar os conflictos del pueblo mismo, mi oposición personal frente al indio es de adhesión y como escritor asumo sus problemas básicos” (Novela de mis novelas, PUCP, 2004, p.206).

 

Testimonio de dos lectores

Alfredo Pita

“Mis impresiones sobre El mundo es ancho y ajeno son un tanto precoces. Fue la primera gran novela peruana que leí, hacia mis diez años, y fue un libro que, de algún modo, selló mi infancia, dándome a la vez conciencia del mundo y de nuestra sociedad, al tiempo que me confirmaba como lector de historias. La escena inicial, el encuentro de Rosendo Maqui con la serpiente, sigue viva en mi memoria, por su gran eficacia y plasticidad. Más tarde tuve conciencia de otra cosa: Alegría contaba el mundo serrano del norte y me había dejado la sensación, ya en aquel tiempo inicial, de que sus historias de algún modo me pertenecían. Este expresar el mundo de los otros, de contar el mundo de todos, es un claro signo de universalidad, me digo. Eso explica su fama temprana y merecida”.

 

Selenco Vega

Publicada en 1941, El mundo es ancho y ajeno consigue una verdadera proeza literaria: por un lado, plasma una historia conmovedora en la que los comuneros de Rumi, con Rosendo Maqui a la cabeza, se enfrentan al poder y la arbitrariedad del hacendado Álvaro Amenábar y Roldán, quien finalmente los despoja de sus tierras. Por el otro, el estilo y la estructura de la novela la dotan de ese valor artístico que sin duda, constituye el sello común de las grandes obras clásicas.

 

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Ciro Alegría, Literatura, Novelas

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