Pulsiones autoritarias en la sociedad peruana

“Según Ipsos, el 33% estaba de acuerdo con autogolpe de Castillo y en el interior del país ese respaldo crece al 40%. Y en el IEP, 44% aprueba que el expresidente haya querido cerrar el Congreso”

Sorprende la coincidencia de las encuestas de Ipsos y del IEP respecto del respaldo popular al autogolpe promovido por Pedro Castillo. Según Ipsos, el 33% estaba de acuerdo y en el interior del país ese respaldo crece al 40%. Y en el IEP, 44% aprueba que Castillo haya querido cerrar el Congreso.

Si a ello le sumamos la pregunta, en la encuesta del IEP, respecto de si estaría de acuerdo con un golpe militar si el país enfrentase momentos difíciles, un 38% lo toleraría, la cosa da para preocuparse. No es casual que en la misma encuesta, solo un 3% diga sentirse muy satisfecho de la democracia, un 13% satisfecho, 50% insatisfecho y 30% muy insatisfecho.

Vamos a señalar responsables, sin tutías: han sido los gobiernos de la transición. Entre Toledo, García, Humala, Kuczynski, Vizcarra y Sagasti, se hizo muy poco o casi nada para construir, además del cuidado de las formas democráticas, un Estado inclusivo, que distribuyera las enormes riquezas fiscales amasadas en esos años de bonanza en beneficio de los más pobres.

La educación, la salud, la seguridad ciudadana, y la justicia han ido de mal en peor, a la par de cifras de crecimiento macroeconómico superiores a los de la región y que se exhibían con orgullo, sin percatarse que ese discurso era ofensivo para quienes no veían nada de esas cifras reflejadas en su nivel de vida.

Hubo una importante reducción de la pobreza y crecimiento de la clase media, pero, sobre todo, en sectores urbanos. Los sectores populares fuera de Lima y rurales no vieron nada de eso o lo vieron muy poco.

Eso explica el fenómeno electoral Castillo y nos da razones para entender por qué un porcentaje tan alto de la población respalda su intento de golpe (más allá del inmenso desprestigio del Congreso y la popularidad que despierta intentar cerrarlo, bajo cualquier circunstancia).

Los actores políticos que van a participar en la siguiente campaña electoral deben ser muy conscientes de aquél país al que se enfrentan y las pulsiones autoritarias que anidan en su seno. Y deben ser conscientes, sobre todo, que si esta vez la derecha o la centroderecha gana la elección, es imperativo que salga de su zona de confort, que no se congratule solo de las cifras macroeconómicas y entienda que es urgente, en plazos cortos, generar ciudadanía inclusiva en los sectores más desfavorecidos.

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