Juan Carlos Tafur

AP no puede presidir el Congreso

“Lo que se necesita es un Parlamento proactivo en la oposición y eficaz en la labor propia congresal, ninguna de las cuales ha sido desplegada por la pobre gestión de Acción Popular al frente del Congreso”

El próximo periodo legislativo, a partir de fines de julio, la oposición en el Congreso debe recomponerse y nunca más elegir a un representante de Acción Popular para la presidencia de este poder del Estado. No se le puede otorgar ese beneficio político a un partido esquizoide, que oscila entre las ansias de vacancia del presidente Castillo -como es el caso de Maricarmen Alva- y las huestes oficialistas de la guardería acciopopulista.

No debería importar si con esa decisión colectiva se pierden los presuntos votos de AP para conformar la nueva mesa directiva, o quizás para animar un proceso de vacancia, si, dado el caso, se produjese un “momento destituyente” (que aún no se ha producido), porque con los votos de AP no se puede contar, y si estallase un escándalo mayúsculo que comprometiese al presidente en asuntos de corrupción, pues la presión ciudadana será difícilmente resistida por los parlamentarios de la lampa que hoy cobijan al régimen por evidentes cuitas económicas.

Lo que se necesita es un Parlamento proactivo en la oposición y eficaz en la labor propia congresal, ninguna de las cuales ha sido desplegada por la pobre gestión de Acción Popular al frente del Congreso.

Al respecto, resulta deseable que la derecha (integrada por Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País), esta vez no se dispare a los pies y no lance una candidatura aislada e intransigente, sino que sepa componer, sobre todo con Alianza para el Progreso, Morados, Somos Perú y Podemos, donde hay elementos políticos valiosos en una línea de vigilancia respecto del régimen castillista, y que la derecha haría bien en mirar con tolerancia democrática, sin satanizaciones absurdas ni etiquetas descalificadoras.

El Congreso debe hilar fino. Descartada por el momento la vacancia o que se le niegue la confianza a un gabinete (hasta que no ocurra algo en las calles que despercuda la obsecuencia congresal), lo que queda es prender las alarmas respecto de la solvencia individual de los impresentables ministros que Castillo nos pone en la bandeja. Por lo pronto, se espera que el inefable ministro de Salud, sea expectorado lo antes posible.

Pero, además, es necesario que se emprendan reformas estructurales relevantes que evidentemente este gobierno no va a llevar a cabo (porque no va a emprender ni una sola reforma, ya está más que visto): descentralización, salud pública, desmontaje de normas antimercado, etc. Esa es la cifra del destino político que por el momento le toca al Congreso.

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Congreso, Gobierno

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