El siglo XX no fue el siglo de los partidos políticos porque fue el siglo de las dictaduras militares Jorge, las pro-oligárquicas, las antioligárquicas y la de Fujimori; por eso aquí nunca se fundó una democracia formal de partidos gobernando y alternándose el poder. Lo único que hemos tenido en doscientos años de política peruana republicana ha sido, en el siglo XIX, caudillos con Congreso, en el siglo XX dictadores militares, y en el siglo XXI, de nuevo caudillos con Congreso. Nos estamos reencontrando con una vieja historia, aquí nadie está inventando la pólvora.
El telón de fondo de 200 años de república sin democracia -a ver quién desata el nudo de este oxímoron- es la execrable corrupción de casi todo aquel que se acerca al Estado. Desde Francisco Pizarro, Jorge, ese siempre fue el rol del Estado en el Perú. Los tratados y leviatanes son para otras latitudes. Aquí nada ha cambiado, Jorge, aquí al joven Haya no lo dejaron hacer su revolución y después ya no quiso hacerla; cuando Mariátegui se nos fue no se había decidido a realizarla, y la de Velasco demostró cuanto sabe nuestra sociedad eso de transformarse mucho para no cambiar nada. ¿Por eso la anomia? ¿ha triunfado finalmente el roba pero hace obra?
En cada lectura de El Quijote, en la misma página, nuestro romántico caballero la emprende contra los molinos de viento y es derrotado, pero vendrán nuevas y nuevas lecturas de la misma novela, Jorge.