El Cancerbrero

¿Por qué tenemos políticos mediocres y cómo solucionarlo?

"Y en buena parte de los casos, lo peor no es su medianía, sino la intención de lucrar ilegalmente o proteger intereses mercantilistas a través de la posición que intentan obtener."

En 1978 el presidente de la asamblea constituyente era Victor Raul Haya de la Torre. Cuando Haya enfermó, lo reemplazo Luis Alberto Sanchez. Ambos líderes del partido Aprista e intelectuales de renombre internacional. En 1980, el presidente del Senado fue Oscar Trelles, neurólogo, científico, catedrático, fundador de la Universidad Cayetano Heredia. En 1982, Valentin Paniagua, abogado y líder de Acción Popular, fue presidente de la cámara de diputados. Años después fue presidente de la República.

La lista de políticos con perfil destacado de esa época es larga. Pero si comparamos a esas figuras con las que tenemos actualmente observaremos que la calidad de nuestros políticos se ha deteriorado sustancialmente, tanto a nivel profesional como intelectual.

Si evaluamos el nivel promedio de los lideres actuales, tanto en el ejecutivo, como en el congreso, gobiernos regionales, municipalidades y en general, observaremos que la mediocridad es la norma, siendo contadas las excepciones.

Los políticos que se candidatean no destacan ni intelectual ni profesionalmente. Y en buena parte de los casos, lo peor no es su medianía, sino la intención de lucrar ilegalmente o proteger intereses mercantilistas a través de la posición que intentan obtener.

Algunos explican la mediocridad en la política como un síntoma del mal funcionamiento de nuestro sistema electoral, el cual permite que actores sin mayor preparación accedan a posiciones de poder con la intención de obtener beneficios para ellos mismos en vez de privilegiar el interés nacional.

Sin duda el sistema electoral es un factor, pero en el hipotético caso que se corrijan las distorsiones e incorrecciones del sistema electoral, ¿tendríamos buenos candidatos?

Voy a argumentar que hay factores estructurales que van más allá del sistema electoral que están contribuyendo a que no tengamos actores de calidad en la política y que estos problemas no son exclusivos del Perú, tienen un carácter global.

Janan Ganesh, escribía recientemente en el Financial Times un artículo titulado “Las democracias occidentales tienen un problema de talento”. Ahí argumenta que las personas con capacidad no entran a la política en cantidades adecuadas. Y las razones para esto son bastante sencillas.

Primero, la brecha salarial entre las posiciones del sector privado y las del sector público. Un profesional de alto nivel puede obtener compensaciones mucho mayores en el sector privado que las que obtiene en el sector público, sobre todo en posiciones de liderazgo.

Segundo, la exposición personal de los políticos. Hace 40 años la prensa podía estar dispuesta a respetar los secretos personales de algunos políticos. Ahora el asedio de la prensa y los ataques a los políticos es más intenso que nunca, potenciado por las redes sociales y los teléfonos inteligentes.

A estas razones yo añadiría algunas más.

Tercero, las personas en cargos públicos asumen importantes riesgos legales, aunque no incurran en corrupción y hagan un esfuerzo especial por no infringir la ley. Se sabe que una mayoría de ministros, alcaldes y gobernadores frecuentemente salen con denuncias y juicios después de finalizar su cargo. En muchos casos fruto de eventos fuera de su control o de ataques políticos que utilizan la vía judicial.

Cuarto, un profesional haciendo carrera en la empresa privada tendría que interrumpirla mientras dure su mandato público. Esto implica un sacrificio importante para cualquiera que busque crecer profesionalmente en una empresa dado que cuando quiera regresar al ámbito privado su puesto ya no estará disponible y tendrá que buscar reengancharse en desventaja. Por otro lado, cualquier empresario elegido para un cargo público está obligado a distanciarse de sus actividades privadas, complicándose el manejo de sus negocios.

Dadas las desventajas de participar en política versus dedicarse al sector privado es lógico que las personas más talentosas no estén interesadas en participar en política.

¿Cuáles son los efectos de que un país envíe a sus personas más capaces al sector privado en detrimento del sector público? Pues la erosión de la democracia y el deterioro de las instituciones públicas, lo que a su vez pone en peligro a la economía y el bienestar del país.

¿Qué podemos hacer para solucionar este problema? Sin duda hay reformas que se deben hacer en el sistema electoral, pero si no corregimos los incentivos básicos para participar en política va a ser muy difícil modificar la tendencia descendiente.

Si participar en política tiene tantas desventajas, la manera más directa de solucionarlo es aumentando la compensación de los cargos públicos.

Estos deberían ser lo suficientemente altos para que se compensen los costos y riesgos que conlleva asumir un cargo público y que conviertan la opción pública en igual o más atractiva que la opción privada.

Lo que está sucediendo en este momento es que los candidatos que postulan son los que, no teniendo mayores méritos, ganan más en un cargo público que en el sector privado o los que no teniendo mayores méritos buscan obtener ingresos ilegales a través del cargo.

Por otro lado, los que si tienen méritos, pueden ganar mucho más en el sector privado y sin asumir ninguno de los costos y riesgos de un cargo público, razones por las cuales deciden no involucrarse en la política.

Con una compensación lo suficientemente elevada, la gente capaz y honrada se vería atraída a la cuestión pública.

Estamos aplicando una regla económica elemental, si quieres conseguir a alguien talentoso y honesto tienes que pagarle acorde a sus habilidades y a los riesgos inherentes del cargo. Y lo que se paga actualmente en los cargos públicos es insuficiente.

Es posible que muchos se escandalicen si se aprueban compensaciones muy elevadas para presidente, congresistas, alcaldes, ministros y gobernadores, pero si se toman en el contexto del presupuesto que manejan se darán cuenta que esta representa un porcentaje minúsculo y que lo que se pierde por corrupción y negligencia es muchísimo mayor.

Por ejemplo, si al presidente se le paga un millón de dólares anuales, equivaldrían a menos del 0.001% del presupuesto nacional.

¿Qué país tendríamos si logramos atraer a gente capaz y honesta a la política?

Uno mucho mejor sin duda.

Twitter: @rafaelletts

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Gobierno, Partidos políticos, política peruana

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