Pie Derecho

Mirada pro establishment de la protesta

“El propio reclamo de la Constituyente puede estar escondiendo que detrás no hay un deseo de volver al redil populista estatista, como la izquierda que la promueve anhela, sino un desplazamiento geológico a favor de la inclusión en el establishment”

¿Cómo va a haber acabado el ciclo neoliberal de nuestra historia republicana –inaugurado parcialmente en los 90-, si nunca llegó a plasmarse a plenitud, ni durante el fujimorato y mucho menos luego, en la transición democrática?

Lo que hemos tenido ha sido un proceso de liberalización de la economía, hasta antes dominada por enclaves estatistas que nos condujeron a la peor crisis social, económica y política de nuestra historia republicana. En ese proceso a medias, lo hecho ha sido suficiente para romper la espiral de deterioro y para aportar cuotas de crecimiento económico, reducción de la pobreza y de las desigualdades, como nunca antes se había visto en el Perú.

Solo una mirada premeditadamente ideologizada o abiertamente mentirosa, puede negar lo que las cifras macroeconómicas indican. El Perú ha prosperado y ha dejado de ser un país inviable para convertirse en uno que tiene, de seguirse el camino correcto, la senda del desarrollo al alcance.

La crisis por la que pasamos hoy en día tiene como punta de lanza un pedido político, pero no puede dejar de verse, entre otras varias miradas, como un proceso de emergencia de las burguesías informales que quieren entrar al sistema, no petardearlo, y que incorporan un potente componente étnico, lo que le da mayor sostenibilidad a su causa.

Si las elites empresariales y políticas del país lo leyeran así, otro sería el cantar no solo de la reacción frente a la protesta, sino que otra hubiera sido la política gubernativa desplegada en las últimas décadas, sorda a las nuevas realidades emergentes y que aún hasta hoy actúa bajo la lógica del guetto, fuera del cual no existen ciudadanos sino pobladores antisistema.

El país cruje por falta de integración al capitalismo democrático, no por su culpa. Y, claro, encuentra en el devenir de su flujo, anclas que eventualmente pueden no coincidir con su matriz de origen. El propio reclamo de la Constituyente puede estar escondiendo que detrás no hay un deseo de volver al redil populista estatista, como la izquierda que la promueve anhela, sino un desplazamiento geológico a favor de la inclusión en el establishment.

Lo cierto es que, aún bajo esta perspectiva, corresponde dar una batalla ideológica y no permitir que un movimiento que puede estar de la mano con la anhelada integración ciudadana liberal del país, devenga en una asonada colectivista que traicione parte del sentir profundo de su origen.

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ideología, política peruana

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