La sospecha cotidiana entre los peruanos y peruanas y de ellos hacia los funcionarios públicos debe traducirse en corresponsabilidad. Varias encuestas nos afirman que el Perú en general está cansado de tanta inseguridad, de tanto canibalismo político y de tanto mercantilismo de varios integrantes de nuestra clase política. Es imperativo, para ello, que el Estado juegue un rol importante para devolver la política a la sociedad peruana, que no es otra cosa que involucramiento en los asuntos públicos.
Se necesita representatividad y gobernabilidad, como sostiene Carlos Meléndez en artículo del año 2015. De esa manera se otorga otro sentido al caos, a la falta de autoridad y al dinero sucio en política, que se afianzaron en el Perú – durante mucho tiempo- con la informalidad.
El eje del ejercicio político debe tener como prioridad un nuevo contrato social para superar las desigualdades sociales aún existentes en el país.