Esta nueva entrega de la versátil poeta y artista Vanessa Martínez Rivero nos ofrece una muestra significativa de su fructífera obra poética iniciada a comienzos del presente siglo. Definitivamente configurado por ese estilo vivaz, juguetón, lúdico y agresivo, la poeta nos invita a hacer un recorrido sobre su trayectoria y nos invita a abordar sus textos poéticos iniciales para luego notar la presencia de poemas inéditos que recogen un nuevo temple de ánimo, una actitud distinta frente a la vida, una genuina intensidad. Es así como ARTE-FACTA (Casa editorial Vallejo y Company, 2021) recopila textos de sus distintos poemarios, desde La hija del carnicero (2007), Coraza (2009), Carne (2012), Redondo (2015), Un tercer ojo para la tristeza (2019) para seguir con esa temática pero ahora también exponiendo nuevas propuestas: la inmediata, las traducciones de estos poemas a diversos idiomas: inglés, italiano, esloveno, canarés, entre otros.
Como el título lo menciona, ARTE-FACTA se presta para una multiplicidad de significados, pero a lo que yo me ciño es a esa enfermedad de piel, conocida como dermatitis artefacta que define como “cualquier patología dermatológica cuyas lesiones son provocadas por el propio paciente, quien reiteradamente niega su participación en ellas”. Es así como el título manifiesta esas heridas causadas inconscientemente y que salen a relucir para que desde esa condición se pueda enfrentar a otros retos, como lo demuestra esta última entrega.
La búsqueda de un yo firme, que se lamenta pero que a la vez, se nutre de lo cotidiano para ser finalmente una entidad que se rebela contra presupuestos es lo que nos ofrece Vanessa Martínez Rivero, una poeta cuyo temple de ánimo se interpone e impone para darnos una visión nueva de la realidad, cómo enfrentar las injusticias diarias, cómo tener una voz. La voz poética en el poema “Espina y credo” afirma: “Me dices/ yo soy la esposa de Dios/ ¿Qué sería yo?/ Que me mato sacando las espinas/ De las rosas robadas de mis supuradas manos,/ para llevárselas a mi madre”.
ARTE-FACTA, antologa poemas y abre en diálogo con grandes poetas contemporáneos, en “Canto desocupado” notamos un epígrafe que corresponde a la gran Gabriela Mistral cuyos versos son: “Y lleva vivos y lleva muertos/ el tambor/ indio de la tierra”. Por medio de estos versos notamos la importancia del ritmo, de la sonoridad que existe en la poesía de Vanessa, los latidos, los golpes, la voz, y los instrumentos musicales en sí, brindan a sus versos, cadencia y musicalidad propias de una música original cuyo bagaje es la experiencia misma de la autora quien también irrumpió en la escena musical como cantante.
Asimismo, encontramos que la poesía de Vanessa Martínez se configura a menudo por imágenes personificadas donde los objetos se sensibilizan y tienen su propia identidad. En “Tal vez la noche” encontramos los siguientes versos, “Parece que tu sol es tan cercano de mi luna/ que solo esperamos el rayo verde/ para contarle la niebla”.
Finalmente, la poesía de Vanessa Martínez ha sido traducida a importantes idiomas como el inglés e italiano, ya que su discurso propone nuevas lecturas y utiliza cierto tipo de lenguaje que un lector atento y ducho puede identificar las voces de poetas consagrados. Con gran ironía y perspicacia encontramos que la voz hablante afirma encabezando la lectura de su poemario, Un tercer ojo para el tiempo de la tristeza, “¡Oh padre César/ ¿por qué no me has abandonado”.
ARTE-FACTA nos lleva por distintos caminos y pone en tela de juicio ciertos temas canónicos para verlos bajo una nueva luz. Asimismo, ARTE-FACTA llevará a la poeta a visitar nuevos mundos europeos que sin duda alguna la conducirán a otros proyectos.
¡Grande, poeta!