Liz Meléndez - Sudaca.Pe

El candidato que odia a las mujeres

Es tiempo de visibilizar aquellas candidaturas que aprovechando un contexto de dolor traen consigo propuestas, personajes y una ideología de odio revestida de “superioridad moral” que amenaza con hacer daño, poniendo la palabra de “Dios” como justificación para retroceder décadas en materia de derechos de las mujeres e igualdad y profundizar un modelo económico deshumanizante que – en gran parte- es responsable del drama que se vive.

 

Concretamente me refiero a Rafael López Aliaga y su entorno plagado de personajes peligrosos, fanáticos y fundamentalistas, con pensamientos trasnochados y discriminatorios. No sólo su candidata a la Vicepresidencia Neldy Mendoza (que renuncia fuera de tiempo), sino además una de sus candidatas al congreso, la señora Milagros Aguayo; cada una de forma diferenciada ha señalado que las mujeres somos seres sin derechos, sancionando moralmente el uso de anticonceptivos, afianzando roles tradicionales de género e incluso una de ellas se ha atrevido a afirmar que somos menos inteligentes que los hombres por lo que no debemos cuestionar su autoridad.

 

En pleno siglo XXI estas dignas representantes del patriarcado nos devuelven a la edad media. Son ellas las guardianas del orden de género, ese que debe mantenerse para que el mundo de privilegios masculinos siga funcionando.

 

Pero acaso ¿son sólo ellas o es toda una organización política ideologizada y con propuestas peligrosas para las mujeres, empezando por su líder? El partido Renovación Popular trae consigo el pañuelo y color celeste, utilizado muchas veces por representantes de “Con mis hijos no te metas” en oposición al pañuelo verde de las feministas que defienden el derecho a decidir por años. Pero, además, el candidato, muy al estilo de los antiderechos ha tenido afirmaciones falsas sobre los contenidos de las guías de educación, señalando que estas quieren “homosexualizar a los niños.” Cuestión que es claramente errada y tendenciosa, pero que además pone en evidencia un trasfondo homofóbico.

 

De otro lado, las propuestas de este partido en materia de derechos de las mujeres son mínimas y nada ubicadas en la realidad. Primero, propone la reducción de Ministerios, lo que indicaría una intencionalidad de eliminar el Ministerio de la Mujer, así como una propuesta basadas en la meritrocaria, lo que desconoce por completo las desigualdades preexistentes y que hoy más que nunca son evidentes. Nada en relación a la violencia que mata y viola todos los días a las mujeres y niñas, ni a la educación, justicia o salud. Ver propuestas aquí: https://bit.ly/3dlrRIq

 

Este candidato al que no le importan las mujeres, las niñas ni las personas LGBTIQ+, ni ninguna población vulnerable; difunde un discurso peligroso y estratégico. Muchos/as han afirmado que, si Lopez Aliaga señala que se flagela para estar más cerca a Dios, si difunde que practica el celibato y afirma sin problema que si ve un “mujeron” piensa en la Virgen María, porque está enomorado de ella, es parte de su vida privada y no debe importarnos. Pienso todo lo contrario. Estas afirmaciones bastante desequilibradas, son parte de una estrategia para situarse desde una “superioridad moral”, construirse como un santo, una persona por encima de lo terrenal que guiará los destinos del país. No es su vida privada, es un mensaje de un candidato a la presidencia, por lo tanto, ni simple ni inocente. Hay una ruta trazada.

 

Sumado a todo ello, en los últimos días se han publicado evidencias de deudas con la SUNAT. Es decir, el candidato de la “moralidad” no estaría pagando sus impuestos, pero además en una reciente entrevista dejó claro que incurre en “pitufeo”, aunque luego intentó desdecirse con un descaro consternante, burlándose así de la justicia.

 

Lopez Aliaga no es un mal candidato, es el peor candidato que he visto en mucho tiempo, trae una propuesta peligrosa, quiere afianzar un modelo económico para enriquece a los que más tienen y empobrecer a la mayoría, es ultraconservador, fundamentalista, misógino, machista, antiderechos, fanático religioso y que ha decidido que colocarse como “superior moral” es un buen disfraz.

 

El Bolsonaro peruano al parecer odia a las mujeres, no defiende ninguno de nuestros derechos; por el contrario, afianza el sistema de dominación que nos ha relegado por siglos. Un posible presidente con este perfil fascista generaría retrocesos inimaginables, mayor violencia, discriminación, pobreza, desigualdad y corrupción. Un representante así jamás defenderá derechos básicos como la salud, la educación, el empleo digno, eso es lo que tenemos que entender, si se opone a la igualdad se opone a todo lo bueno en el mundo.

 

Bloquear su avance es una obligación ética con los derechos de las mujeres, con la igualdad, con la democracia y con el sentido común.

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