mentiras gubernamentales

Mentiras gubernamentales

“Un gobierno que miente de manera sistemática socava las bases de la democracia. Además, erosiona la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas y en quienes las conducen”.

[LA COLUMNA DECA(N)DENTE] La expresión «Miente, miente, que algo queda» es atribuida al político alemán Joseph Goebbels, quien fuera ministro de Propaganda de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. La frase hace referencia a la idea de que aunque una mentira sea descubierta como tal, siempre habrá algo que quede en la mente de las personas que la hayan escuchado. Es decir, puede haber personas que crean algo de ella o que se queden con una impresión equivocada acerca de un hecho determinado. Razón por la cual, los gobiernos de derechas o de izquierdas la usan a discreción y la dictadura constitucional de Dina Boluarte no es la excepción.

Desde hace poco más de cuatro meses, la presidenta y sus ministros han mentido sobre la responsabilidad de los responsables del asesinato de 50 personas en el marco de las protestas contra el gobierno. Primero, se la atribuyeron a los manifestantes, luego a algunos integrantes de la organización boliviana conocida como “ponchos rojos” y, finalmente, a una “avalancha humana”. Sin embargo, numerosos reportajes de medios de comunicación como IDL-Reporteros, Ojo Público, La República, New York Times y AP comprobaron con numerosas evidencias que las muertes fueron ocasionadas por proyectiles de armas de fuego de uso reglamentario de la policía y el ejército.

En ese sentido, un gobierno que miente de manera sistemática socava las bases de la democracia. Además, erosiona la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas y en quienes las conducen. Esto contribuye a la apatía política y a una disminución de la participación ciudadana. Un gobierno que miente de manera sistemática polariza. Los que hoy detentan el gobierno han usado la mentira para demonizar a todos aquellos que se han manifestado en su contra llamándolos “terrucos”, creando así un discurso que trata de justificar las violaciones de sus más elementales derechos humanos a manos de las fuerzas del orden. Un gobierno que miente de manera sistemática deslegitima los procesos democráticos, lo cual puede exacerbar la polarización política y disminuir la estabilidad política.

Cabe preguntarse si la presidenta y sus ministros son conscientes de que con cada mentira van perdiendo la confianza de los ciudadanos y fortalecen la percepción de que están más interesados en su propio interés que en el bienestar del país. No por nada la aprobación presidencial es de un 15% según la última encuesta realizada por el Instituto de Estudios Peruanos. Además, con cada una de ellas van socavando valores democráticos fundamentales y haciendo que pierdan credibilidad las instituciones democráticas. Suena utópico, pero toca seguir demandando a los gobernantes de turno un compromiso mayor con la verdad, la transparencia y la rendición de cuentas para proteger y fortalecer nuestra debilitada democracia.

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Dina Boluarte, Gobierno peruano, Perú

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